Aline Pérez Neri, corresponsal de Cubainformación en México.- Mientras el profe Carlos Lazo construye con los cubanos residentes en Estados Unidos Puentes de amor exigiendo el fin del bloqueo, los mercenarios de moda convocaron hace un par de días una caravana en la que una de sus atracciones principales fue arrastrar la bandera cubana atada a un automóvil.


¿Ese es el tipo de proyecto alternativo que quieren para Cuba?

Arrastrar tu bandera, símbolo de tu Patria, de tus raíces, de tu sangre y la de tus padres, no tiene relación alguna con estar en contra de un sistema político (que además, fue elegido y ratificado democráticamente por la inmensa mayoría del pueblo).

Va mucho más allá.

Arrastrar la bandera del país donde naciste es la clara descripción de lo que han aspirado siempre los que mueven los hilos de las marionetas sietemesinas, tener a Cuba sometida, sobajada, indefensa.

Pero en su ofensa está escrita su derrota.

Porque en su actuar cobarde reconocen que la Revolución, el pueblo, el gobierno, son partes indisolubles de Cuba, de la Cuba socialista.

La Cuba socialista que ha soportado por más de medio siglo de un bloqueo que poco a poco van recrudeciendo aquellos que les pagan por mancillar su bandera.

La que es reconocida en el mundo por su sistema educativo, por su seguridad social, por sus avances en la ciencia y la biotecnología. La que ha sido capaz de que millones en el mundo digamos por ella todos los días como La Colmenita: “¿y ahora, qué otra cosa podemos hacer?”.

A la que la Organización Mundial de Salud le pidió en 2014 que viajara a África a combatir el ébola.

La que en los últimos 16 años ha brindado más de cuatro millones de cirugías gratuitas tratar glaucoma y cataratas a pacientes de América Latina, el Caribe y África.

La que ha alfabetizado a más de 10 millones 600 mil personas en todo el mundo.

La que inmunizará a toda su población en el primer trimestre de este 2021, la que cuenta con cuatro candidatos vacunales.

El imperio sabe que estos mercenarios no dan para más que para montar el show mediático, los saben inútiles para tener pensamientos lógicos, para poder elaborar frases coherentes. Ellos les sirven para hacer lo más bajo y vil que un ser humano es capaz, traicionar a tu pueblo.

En cada acto, como decimos en México, “les sale el tiro por la culata”…

 

Soberana

La imagen de la bandera arrastrada por un auto, tomada de la caravana del odio del rancio Miami, ha recorrido las redes. Entre quienes han denunciado tal infamia no encuentro a ninguno de los que día tras día coordinan nuevas provocaciones y asedios y shows, por el «bien de los cubanos»

Teresa Melo

Granma

 

Esto dije en reciente entrevista: "Para mí un cubano no lo es solo porque su documento de identidad aluda al sitio donde nació. Lo es por la elección de su defensa, de los símbolos vivos que emanan de ese sitio. Puedes pensar como quieras, tener disímiles criterios, puedes discrepar en mucho y con mucho, pero hay una esencia de sentido que es lo que te dice que tú tienes patria".
Sitios emblemáticos de Italia, Canadá, Colombia, se han iluminado con los colores de la bandera cubana. Manos de todas las edades y de todas las naciones la sostienen junto a la suya, para dar gracias por las vidas salvadas y protegidas.

Ondea en edificios y parques y avenidas, y se muestra en hogares, entre nuestros libros y propósitos de bien común. La levantan los jóvenes y cubanos de toda edad que dedican sus días a ser y hacer Cuba, para vencer esta pandemia a pesar de las terribles circunstancias en que está obligada a hacerlo.

La imagen de la bandera arrastrada por un auto, tomada de la caravana del odio del rancio Miami, ha recorrido las redes. Entre quienes han denunciado tal infamia no encuentro a ninguno de los que día tras día coordinan nuevas provocaciones y asedios y shows, por el "bien de los cubanos". El anuncio de la probable revisión de las políticas contra Cuba de la nueva administración Usa, ha puesto a temblar a los que viven de ello. Los carteles de esa caravana pedían que se mantuviera el bloqueo y se arreciara, que tal vez sea pedir que nos quiten el aire que respiramos. Tampoco he leído ninguna condena al bloqueo de los "aspirantes" a ideólogos, todólogos, torcidos sin historia, egos, candidatos a "reyes" que sí logramos ver en su desnudez. La poesía no vive del rencor.

Este es mi derecho a réplica. Como el que tiene que ejercer Cuba todos los días con sus medios de prensa, denigrados y perseguidos en sus profesionales, ante un sistema millonario de medios que amplifican todas las falsedades, y donde yo, y los que piensan como yo, no podemos siquiera asomar un criterio que diverja.
Existen otras caravanas, de gente de bien, que alza su bandera cubana con orgullo y respeto, como existe una caravana que el odio no puede vencer: millones de cubanos y cubanas trabajando para todos, por esa bandera SOBERANA.

 

Por Cuba, sin pueril ni romántico alarde

La bandera cubana es la bandera de la Revolución, es la bandera del socialismo cubano. Los comunistas la ponemos siempre al frente, con el rojo fundido que resalta la estrella, esa que brilla erguida sobre el yugo

Raúl Antonio Capote

Granma

Cuántas veces han «acusado» a los revolucionarios cubanos de confundir patria y nación con revolución y socialismo…, teóricos no han faltado que emborronen cuartillas tratando de demostrar tal afirmación.

Una y otra vez se han levantado columnas con la tesis de que «la bandera es de todos» … y no les falta razón, es de todos los cubanos, ¿pero merece llamarse así quien pisotea los símbolos sagrados de su tierra? ¿quien, a la hora de la dignidad y del combate, se alinea al lado de los enemigos profanándola? ¿quien, sin dudar un instante, aplaude decretos y festeja leyes que buscan rendir por hambre a sus compatriotas, mientras ellos alimentan así sus billeteras?

Nunca una medida de la Revolución, desde su misma gestación, ha diferenciado a unos de otros; nunca una ley o un decreto han sido elaborados para una parte del pueblo; nunca un derecho conquistado ha beneficiado a un sector en detrimento de otros; el principio ha sido la mayoría y no una clase, partido o grupo, se legisla desde el sentido de la justicia social para todos los cubanos. A nadie se le pregunta en Cuba cuál es su afiliación política para hacer uso de un derecho conquistado por la Revolución.

En el proceso de forja de la nacionalidad, señala Cintio Vitier, «se denotan un fundamento y una continuidad de raíz ética, es decir, una creciente, dramática y dialéctica toma de conciencia. En el punto focal de ese proceso… se sitúa la figura de José Martí».

En el discurso de Fidel por el vigésimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada, dijo del Apóstol: «En su prédica revolucionaria estaba el fundamento moral y la legitimidad histórica de nuestra acción armada».

La Revolución es fruto del devenir histórico de la nación, es fruto de evolución de la cultura y de las ideas, con sus antecedentes en Varela, José de la Luz y tantos otros…, es fruto del pensamiento radical cubano, la raíz de donde somos, que nos hizo antimperialistas, que convirtió la lucha por conquistar toda la justicia, en nuestra razón de ser.

La bandera de la independencia, esa que orgullosa encabezó las cargas al machete, la que fue y es «honroso sudario de nuestros guerreros difuntos», es la bandera de la Revolución.

Los traidores de siempre han intentado mancillarla, sin más resultado que verla crecerse sobre cualquier ignominia. Trataron de humillarla en el Morro de La Habana, colocando sobre ella una bandera extranjera, pero orgullosa lució siempre en la pelea, fue escudo y corazón de los estudiantes y los obreros que la llevaron a las manifestaciones, fue estandarte rebelde de la Sierra y el llano, del triunfo de enero del 59 y de las misiones internacionalistas

Es la bandera de la Revolución, es la bandera del socialismo cubano. Los comunistas la ponemos siempre al frente, con el rojo fundido que resalta la estrella, esa que brilla erguida sobre el yugo.

Cuando una marcha contra el comunismo elige la bandera cubana como objeto de su odio, están reconociendo por un lado el valor legítimo que le damos los revolucionarios y por el otro reconocen la verdadera afiliación anexionista y plattista de quienes intentan, otra vez, lo imposible: denigrarla.
Intentar escarnecer a José Martí y a la bandera los desnuda, los muestra como lo que son. Allá quien aún les crea dignos de auditorio.

Un comandante mambí escribía en uno de sus libros: «¡Oh, vergüenza, guerrillero hubo, criollo, muy criollo que prometía a la dueña de sus pensamientos, contoneándose marcialmente para lucir mejor el uniforme azul de rayadillo, imitando el acento español, traerle las orejas del primer mambí con que se tropezase!». Guajiros que vestían orgullosos el uniforme de los guías de Weyler.

No tienen necesidad de sincerarse quienes viven del lodo y la apostasía. La verdad, una y otra vez, se empina sobre la farsa y la mentira. Las acciones cometidas, las palabras, las poses, los hechos denigrantes acaecidos recientemente, tanto en la oprobiosa marcha de Miami, como por sus seguidores de bolsillo en La Habana, hacen que cobre mayor vigencia el viejo adagio de «nuestros actos nos revelan».

 

Cuba no es «de todos»

Definitivamente, prefiero a mis «necios imperfectos» que alzan la bandera con estoicismo, y la elevan como estandarte del amor patrio, de la solidaridad y la vergüenza nacional

Arnaldo Rodríguez

Granma

¡Qué denigrante escena! ¿Este tipo de tendencia apátrida es la que pretende «liberar» a Cuba? La bandera nada tiene que ver con ningún «ismo» político-ideológico (comunismo, capitalismo, liberalismo, etc.).

Si los que insisten en traer a esta nación las «mejorías» que dicen, piensan hacerlo con la misma desvergüenza con que arrastraron nuestro símbolo patrio, ¿con quién contarán? Conmigo no.

Es mi elección acompañar a lo que llaman, con odio, «régimen castrista», «dictadura represora». Vaya «régimen y dictadura» que salva niños, crea vacunas para todos ante esta epidemia grave, y educa a artistas, deportistas, científicos, a los hombres del mañana. Cada día se suman expresiones que demuestran quiénes son los dispuestos a construir el futuro de la nación, y quiénes los que se ponen a sí mismos en oferta, a merced del mejor postor, bajo el pretexto de una causa política o una supuesta «salvación económica».

Definitivamente, prefiero a mis «necios imperfectos» que alzan la bandera con estoicismo, y la elevan como estandarte del amor patrio, de la solidaridad y la vergüenza nacional.

De eso se trata. Plantar escudo ante la ofensa. Aquí nuestra canción a la bandera:

Azul en la ventana de la patria,

brillando el mar que canta desde adentro.

Celeste corazón en la montaña

lluvia del amor en cada puerto.

Rojo es la razón que no descansa

Púrpura el fusil del guerrillero

Isla de los sueños escarlata

Sangre del empeño hasta el anhelo.

Blanco es el amor que te rescata

Latiendo desde un claro sentimiento

Lúcido el color de la esperanza

Coraje y libertad en cada verso.

Tierra (Cuba), bendito el sol que abraza tus arenas. Colores de arrecifes que se prestan, para plantar escudo ante la ofensa.

Esa es mi tierra, sublimes son las calles que te pueblan. No son los laberintos que encadenan. Es el amor alzando en vuelo a mi bandera.

Yo soy cubano... esta es mi bandera.

Opinión
Foto: Roberto Suárez. Fotos obtenidas de Juventud Rebelde....
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