Aurelio Alonso - La Ventana - Tomado de Cubaperiodistas.- Hermanas y hermanos de la Casa de las Américas, quería hacerles llegar estas reflexiones en un momento tan delicado como el que vive el país. Durante el primer año de su mandato presidencial, el señor Biden ha mostrado su disposición a echar por tierra las posibilidades que todavía podría albergar una izquierda, una verdadera izquierda demócrata en Estados Unidos, de darle a ese Partido la tarea, la misión de reencauzar su sistema y su liderazgo mundial, dado su enorme poder y su enorme caudal económico, un liderazgo más digno, un camino digno para la humanidad, para salvar la humanidad, esto parece que ha caído por tierra ya en lo que ha demostrado en este primer año en la presidencia el señor Biden.


Esto incluye, por supuesto, la posición más agresiva contra los sistemas socioeconómicos que buscan una verdadera soberanía y que rechazan someterse indiscriminadamente al mandato imperial, y por supuesto el primero de estos es Cuba, que es el más emblemático y el más antiguo de estos sistemas. Y ahora en su ofensiva –que ha demostrado ser la continuidad de la ofensiva más derechista del sistema de las que implantó su antecesor, de triste recordación–, el presidente Biden centra su campaña en la idea de que Cuba es un Estado fallido y refuerza su apoyo a las acciones puntuales en contra del Estado cubano y de la sociedad cubana y del pueblo cubano, en la amenaza de establecer, de implantar nuevas sanciones. Cuba no le teme a nuevas sanciones, Cuba está viviendo sanciones de Estados Unidos desde hace sesenta años y ha seguido subsistiendo, y su resistencia ha mostrado la capacidad precisamente de Cuba de resistir y de enfrentar sanciones norteamericanas, así que no nos asustan las nuevas sanciones, ni a nuestro Presidente, ni a nuestro Estado cubano, ni a nuestra política, ni a nuestro pueblo, habituado a las sanciones. La idea del Estado fallido muy bien trabajada y muy bien elaborada evidentemente por los tanques pensantes puede admitirse que es válida.

Sí, ciertamente Cuba es un Estado fallido; Cuba es un Estado fallido para las transnacionales que son capaces de hacer ganancias multimillonarias en medio de un año en que la economía mundial se depaupera totalmente debido a los efectos de una pandemia como la que está viviendo. Para esas transnacionales, para ese sistema de transnacionales que es capaz de volver a hacer crecer sus ganancias en cientos de millones de dólares en situaciones en que el resto de la economía mundial lo que crea es pobreza, miseria, hambre, es un Estado fallido; Cuba sería un Estado fallido para esas transnacionales, sería un Estado fallido para las desigualdades crecientes que se producen en el sistema norteamericano, un Estado fallido para los que tratan de hacer mercado y soborno a través del monopolio de las vacunas, es un Estado fallido para todo eso. Es un Estado fallido para toda esa miseria, de abuso de poder que se ejerce desde el imperio. Para ellos Cuba, el ejemplo cubano, es el ejemplo de un Estado fallido, cuando en el fondo el Estado fallido para el mundo, para la posibilidad de salir a flote de la humanidad es precisamente el que ellos están preconizando. Que tengan éxito en imponer sus posiciones depende incluso de aquello que advirtió nuestro Comandante en Jefe en Brasil en 1992, cuando dijo que una especie estaba en peligro de extinción, que era la especie humana. No era una metáfora, era un pronóstico real, era una previsión real.

Es muy difícil que imponiendo, que acabando con Estados fallidos como pretenden que es el Estado cubano e imponiendo su Estado, sus concepciones del sistema como la única viable para el mundo (que es la concepción de la acumulación de capital, sin mirar al lado, sin mirar lo que queda detrás, sin mirar lo que van dejando como estela de miseria, y destrucción y de pobreza), seguramente la humanidad no va a poder ver el nacimiento del siglo que viene, es decir, es posible que si se les deja, si el mundo deja que tengan éxito, es posible que conviertan este siglo en el último siglo de existencia para la humanidad. Y la humanidad de hoy entiende esto porque lo demuestra cada vez que vota unánimemente casi contra el bloqueo a Cuba en las Naciones Unidas, pero también demuestra su incapacidad, sus limitaciones de poder para hacer que esta estructura mundial de relaciones cambie.

Es que es muy difícil, es prácticamente imposible que cambie si no se cambia fuertemente desde los países que lideran el mundo, y Cuba va a seguir resistiendo y llama a seguir resistiendo a los países que han avanzado aquí en nuestro Continente y en el resto del mundo subdesarrollado, a los países que han avanzado en imponer su soberanía y en defender su soberanía porque son la esperanza de un mundo posible, de un mundo mejor posible, no porque sea un mundo más rico sino mejor porque sea un mundo donde puedan subsistir con equidad la población humana, la especie humana. Cuba es ejemplo de eso y precisamente lo que tratan de imponer al mundo es lo contrario. Por lo tanto, Cuba de siente decidida a resistir a cualquier programa de sanciones que se establezca desde el imperio, y se siente también decidida a resistir porque Cuba ha sabido mantener, ha sabido respaldar su liderazgo revolucionario con el que nació este sistema, su socialismo tan limitado y tan atacado y lo ha sabido mantener, lo ha sabido mantener con líderes como Fidel que lo creó, como Raúl que lo siguió, que lo supo continuar y que siguió tan cercano a su hermano y dirigente, y por Díaz Canel que ha sido fruto de esta sociedad y que ha demostrado hasta hoy que es nuestro nuevo líder y que él tiene todas las capacidades y las virtudes para conducirnos en estas acciones, en esta proyección de Estado fallido contra los que quieren acabar precisamente con la humanidad en función de sus cochinos intereses privados, propios del enriquecimiento sin fronteras.

Esto es lo que yo quería trasmitirles como mensaje. Me siento aliado, es verdad que morir por la patria, morir por el mundo vale mil veces que vivir sometidos a una nueva e implacable victoria imperial. Hay que seguir luchando, tenemos que seguir haciendo lo que hemos hecho hasta ahora, en estos sesenta años y darle la cara al imperio con todo el valor al lado de nuestros dirigentes, que no nos defraudarán.

Un abrazo para todos y les saludo con cariño, con afecto, con solidaridad, con espíritu combativo, con la disposición siempre de hacer, hasta dar la última gota de lo que tenga a mi alcance, de sangre, de vida, de pensamiento si me queda, de todo eso. Muchas gracias, hermanos y hermanas, quiero decirles que me siento orgulloso de ser parte de ese colectivo (de la Casa de las Américas) que tanta felicidad me ha dado siempre, desde que me uní a él. Muchas gracias.

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