En la foto, tomada de las redes, Emilio Estefan, Gente de Zona y Yotuel en los Premios Juventud.
Randy Alonso Falcón - Cubadebate
"Mercado: Lugar donde se fija el precio de la gente y otras mercancías." Eduardo Galeano
En estos tiempos de poder casi absoluto del mercado, hay para quienes todo tiene un valor de compraventa; hasta la Patria misma. Sus valores se expresan en dinero que cuenta y suena. Y por eso no hay ideales, sino acciones.
Para ellos la Patria es una buena operación de mercadeo, que les sirve para vender una música (por mediocre que sea) o una imagen (por kitch y ridícula que resulte). Pero también les sirve para comprar favores (aunque sean del diablo mismo) o hasta un premio (Grammy Latino claro), aunque para eso necesiten el manicheo del Capo di tutti capi de la mafia musical de Miami: don Emilio Estefan.
Los nuevos adalides de la Patria hablan del sufrimiento de su pueblo mientras apoyan y se hacen cómplices del bloqueo que lo hace sufrir hasta lo indecible; pregonan un cambio para la gente mientras cuentan el monto que necesitan para comprarse el Latinoamericano; lloran compungidos de pesar en la escena mientras después despliegan a todo trapo la sonrisa con trasfondo de limosina.
Si algo diferente dije antes, ya no me acuerdo, es su práctica de vida. Lo suyo son los billetes, no los principios.
Con su música panfletaria envuelta en aires urbanos (todavía me recuerdo del fallido intento de plagiar el Ojalá de Silvio) no van a tumbar Revolución alguna; aunque sí van a tumbar billetes como loco en Miami y filiales adyacentes de la industria anticubana. Eso es lo que cuenta.
Y también van a vender la marca, que Patria y Vida no es para ellos ni consigna ni pasión. Es una fundación para recaudar dinero de los generosos anticomunistas frustrados o una posibilidad, para otro pillo de Miami, de vender cervezas conmemorativas para hacer bussines de ocasión.
Cerveza Patria y Vida, producida en el sur de Miami por Veza Sur Brewing Co. El mercado en su más procaz expresión
Tan irrespetuosas del concepto de Patria las bebidas como la ridícula capa a lo Lady Gaga, con la bandera cubana, que se echó arriba el cantante de los pronombres, arrastrando por el suelo la enseña patria que muchos levantaron en los campos de batalla, a costa incluso de su muerte.
Hay otros que la "lucha" por la Patria la trastocan por un billete de avión, si del lado de allá va a haber más dinero y menos riesgos. No pudieron bajar para su publicitada marcha, pero sí para marcharse. No importa que deje colgados de la escalera a la cohorte que le sirvió en sus planes. Ella es desechable como los pañales. Él también lo es, aunque finja no saberlo.
Tras el primario instinto de buscar fortuna, se mueve la maquinaria de trastocar valores, subvertir símbolos, desmovilizar a los jóvenes, lanzar fueguitos para incautos.
Vuelvo al Eduardo Galeano que me sigue susurrando desde lejos: El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar…