El Bloqueo es también un Virus. Foto: Yamil Lage / AFP. Video: RT.


David Adler - The Guardian / Traducción Cubadebate

"Aquí no hay embargo a Cuba”. Esta afirmación audaz, hecha por el senador de Florida Marco Rubio en el Senado de los EE. UU. en julio pasado, se ha convertido rápidamente en sabiduría convencional en los pasillos del Congreso de los EE. UU. y entre la base de apoyo de Rubio en la diáspora cubana. El bloqueo norteamericano es un mito, un coco para el Partido Comunista de Cuba. “Cuba no está aislada”, dijo Rubio . Los que dicen lo contrario o “no saben de lo que hablan… o son mentirosos. Esas son las únicas dos opciones”.

Aquí en La Habana, sin embargo, los efectos aislantes del embargo estadounidense son imposibles de ignorar. Los muelles están medio vacíos: EE. UU. ha prohibido todos los cruceros, el intercambio cultural y las delegaciones educativas que alguna vez impulsaron la industria más grande de la isla. Las sucursales de Western Union están cerradas: Estados Unidos ha prohibido todas las remesas a través de empresas cubanas y sus afiliados a millones de familias cubanas que dependen de la ayuda del exterior. Los hospitales están desabastecidos: el embargo estadounidense ha prohibido la exportación de tecnología médica con componentes estadounidenses, lo que ha provocado una escasez crónica de medicamentos de venta libre. Incluso Internet es una zona de aislamiento: el embargo estadounidense significa que los cubanos no pueden usar Zoom, Skype o Microsoft Teams para comunicarse con el mundo exterior.

En resumen, el embargo estadounidense afecta todos los aspectos de la vida en la isla, y ese es precisamente el punto. En este día, hace sesenta años, el presidente John F. Kennedy introdujo la Proclamación 3447, Embargo a todo comercio con Cuba, diseñada para aislar a Cuba y detener la propagación del llamado comunismo chino-soviético “Deben emprenderse todos los medios posibles con prontitud para debilitar la economía vida de Cuba”, escribió el subsecretario de Estado, Lester D Mallory, en un memorando de abril de 1960 . El objetivo de la administración Kennedy era claro: “Provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Hoy, Joe Biden está a la altura del legado de Kennedy y las ambiciones de su embargo cubano. El presidente no solo se ha negado a deshacer las sanciones extraordinarias impuestas por la administración Trump, incumpliendo su promesa de campaña de restablecer las relaciones diplomáticas y dejando a Cuba en la lista de “estados patrocinadores del terrorismo”. También ha redoblado el embargo, endureciendo las restricciones e imponiendo una serie de nuevas sanciones contra el gobierno cubano.

Tanto la administración Biden como su oposición republicana afirman que estas medidas están dirigidas al régimen y no al pueblo cubano. Pero la evidencia de lo contrario no es sólo anecdótica. La ONU estima que el embargo le ha costado a Cuba más de 130.000 millones de dólares en daños, costos que se ven agravados por las sanciones impuestas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de EE. UU. a los aliados e inversionistas de Cuba. Solo entre abril de 2019 y marzo de 2020, las sanciones de la OFAC ascendieron a más de 2400 millones de dólares y se dirigieron por igual a bancos, compañías de seguros, empresas de energía y agencias de viajes.

El efecto del embargo es, por lo tanto, tanto local como global: paraliza la economía cubana y socava el sistema multilateral que Estados Unidos dice liderar.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) informa que el embargo ha tenido un “ impacto directo ” en sus operaciones en Cuba, citando costos, pérdidas y daños que han resultado en una reducción drástica de la producción agrícola en la isla, a pesar de que la FAO está “oficialmente exenta” del embargo.

El programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) cita sus propios desafíos en la implementación de proyectos como su Fondo Mundial para la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria en Cuba, en particular, cuando Toyota Gibraltar Stockholdings se vio obligada a cancelar el suministro de vehículos a la oficina del PNUD. como resultado del endurecimiento de las restricciones estadounidenses en 2018.

Y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) destaca las formas en que el embargo estadounidense “no solo afecta a ese país caribeño sino también a la subregión y al propio Estados Unidos”. Según el PNUMA, el embargo “elimina” la posibilidad de cooperación regional en temas ambientales e impide la difusión de tecnología crítica para impulsar una transición verde en la isla.

Los críticos del embargo a menudo se basan en afirmaciones morales para presentar su caso. Sin duda, es un caso sólido: según su propia admisión, Estados Unidos pretende “ matar de hambre ” a la isla de Cuba, y lo está logrando. La guardia costera de EE . UU. informa que 586 cubanos han intentado cruzar el océano solo en el primer trimestre fiscal de 2022, pero el gobierno de EE. UU., a pesar de su clara intención de inflamar la migración hacia el exterior, se niega a darles la bienvenida. “Permítanme ser claro”, dijo el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, a los migrantes cubanos, “si se hacen a la mar, no vendrán a Estados Unidos”.

Pero se ofrece un abanico mucho más amplio de argumentos para desafiar el embargo cubano con motivo de su 60 aniversario. Uno es legal: Biden ha llamado a “defender el orden internacional liberal”, pero su embargo viola claramente la carta de la ONU y el derecho internacional que consagra. Otro es geopolítico: por vigésimo noveno año consecutivo, los miembros de la asamblea general de la ONU votaron a favor de poner fin al embargo por una abrumadora votación de 184 a dos; con la hegemonía estadounidense en decadencia, poco puede permitirse una exhibición tan flagrante de fuerza unilateral. Y otro argumento más es democrático: el 57 % de los votantes estadounidenses apoya el levantamiento del embargo, mientras que solo el 29 % se opone; al hacer cumplir el embargo, Joe Biden ha permitido que una minoría de desertores envejecidos en el sur de Florida dicte la política exterior de toda una administración.

Sobre todo, el embargo no pasa la prueba de su propia lógica. En sus comentarios a la asamblea general de la ONU el año pasado, la administración Biden argumentó que el embargo tiene como objetivo “apoyar al pueblo cubano en su búsqueda para determinar su propio futuro”. Pero la administración Biden no se atreve a explicar cómo empobrecer, enfermar y aislar a Cuba apoya su búsqueda de la autodeterminación. Es una piedra angular de la política exterior de Estados Unidos que el crecimiento, la riqueza y la integración internacional son caminos hacia la libertad. “Matar de hambre” a la isla de Cuba, entonces, suena más como administrar tortura que allanar el camino hacia la libertad.

En su discurso en el pleno del Senado, Marco Rubio argumentó que el embargo estadounidense es solo un chivo expiatorio para los comunistas de Cuba, un “tema de conversación” para el régimen. Si ese es el caso, entonces, ¿por qué no levantar el embargo y eliminar el tema de conversación? Si el comunismo es un sistema fallido, ¿por qué no dejar que fracase en sus propios términos y dejar que los cubanos vean por sí mismos el verdadero rostro de su revolución? ¿A qué le tiene tanto miedo Marco Rubio? Si estamos comprometidos a apoyar la “búsqueda de los cubanos para determinar su propio futuro”, entonces solo hay un camino a seguir: poner fin al embargo y dejar que Cuba finalmente viva.

Opinión
Bruselas, 24 abr (Prensa Latina) Cuba y la Unión Europea (UE) sostuvieron hoy aquí su cuarto Diálogo sobre Medidas Coercitivas Unilaterales, encuentro en el que la isla denunció el recrudecimiento del bloqueo que le impone...
Cubana de Aviación bloqueada en Argentina Cubana de Aviación debió cancelar vuelos en Buenos Aires ante la negativa de las petroleras de venderle combustible Por Alejo Marcigliano Cuba en Resumen “Ante la abrupta neg...
Lo último
La Columna
La Revista