Marco Velázquez Cristo - Razones de Cuba.- La injerencia en los asuntos internos de otras naciones constituye un rasgo tradicional de la política exterior estadounidense.
En estos días estamos asistiendo a la mayor muestra de cinismo, hipocresía y vasallaje colectivo jamás visto en el mundo.
EE.UU. y sus aliados, mejor vasallos, a la vanguardia de los cuales marchan los países europeos, a raíz de la operación militar que desarrolla Rusia en Ucrania, se han manifestado “horrorizados” ante ella. Aplican sanciones, envían armas y proveen de ayuda financiera al gobierno de su títere Volodímir Zelenski , mientras prometen castigar al “agresor” por un acto que, califican de inhumano. Dicen estar abiertos a recibir a los desplazados sea cual sea su número, porque ellos según su dicho, “son uno de nosotros”.
Sí EE.UU. , líder de esta cruzada por el “respeto” a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, no tuviera tan negros y vergonzosos antecedentes de irrespeto a lo que ahora pide respetar; sí sus aliados no hubieran sido cómplices de esas deleznables acciones, sí no fueran los responsables de lo que está ocurriendo, sí los “sensibles” europeos no hubiesen dejado morir en el mediterráneo sin permitirles entrar a su territorio a cientos de desplazados entre ellos niños, que huían de las guerras fratricidas que ha desatado su líder y en las que han participado o apoyado, sí este no hubiese construido un muro para evitar la entrada de emigrantes, separado de sus padres y enjaulado niños, si no fueran culpables de la muerte de tantos miles de inocentes en el mundo, entonces, se les pudiera dar algún crédito a sus exaltadas posturas.
La historia no los defiende
Es repugnante la desfachatez con la cual mienten sobre las causas del conflicto y exigen su pronta terminación, mientras lo atizan. También es vergonzosa la genuflexión de algunos que han sido víctimas de las políticas imperiales de EE.UU. y hoy le hacen un guiño cargando contra Rusia.
Y en este contexto, los medios estadunidenses y occidentales se quitan las máscaras de “objetivos”, “imparciales” e “independientes”, y dejan ver su subordinación a los intereses de las oligarquías belicistas que representan, publicando sin pudor falsas noticias sobre el desarrollo de los acontecimientos y la actuación de los bandos implicados en la contienda. No faltan los que le sirven de alabarderos replicando sus desinformaciones.
¿A dónde estaban estos medios y su sentido de justicia y humanismo cuando EE.UU. bombardeaba Afganistán, Yugoeslavia, Irak, Yemen, Panamá, Granada, Siria y Libia entre otras naciones?
A ellos les recuerdo que, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial a 2016, EE.UU. a bombardeado 33 países.
Es cierto que las guerras deben evitarse a toda costa, sus costos en vidas y los sufrimientos que causan en los pueblos de los países que las experimentan son un precio muy elevado para pasarlo por alto y mirar para otro lado cuando se desatan. Pero, a la hora de juzgar a los implicados hay que tomar en cuenta quien o quienes fueron sus responsables, a quien no le quedo más remedio que ir a ella, cuáles son las motivaciones de las partes, etc. Es la única forma de ser justos.
Algunos del patio se rasgan las vestiduras y la emprenden contra Rusia, no por mal informados, sino por mal intencionados.
En el conflicto de Ucrania, no es Rusia la responsable. EE.UU. sabía que el país euroasiático si no podía obtener las garantías de seguridad que con justeza reclamaba, tendría que ir a la guerra, pues como dijera su presidente se trata de un problema existencial para su pueblo.
Por eso fingieron negociar, mientras aseveraban que Rusia atacaría a su vecino, sabían que ese sería el desenlace obligado de toda la situación. Además era el que deseaban. Cuando entendieron que estaban creadas las condiciones para infligirle el mayor daño económico y político a Rusia pusieron fin a las “negociaciones” en las cuales nunca estuvieron verdaderamente interesados. Su objetivo estratégico, contener el desarrollo económico del país euroasiático y aislarlo. Es lo que están haciendo.
En un artículo publicado en el sitio digital de telesur titulado, “Intervenciones de EE.UU. en América Latina, 69 años de lucha” aparecen reseñadas algunas de las más importantes vilezas imperiales contra los pueblos de Latinoamérica y los miles de vidas que han costado.
Algunos datos: 1954 invasión a Guatemala; costo en vidas, 200 mil personas asesinadas. 1989 invasión a Panamá, 3500 muertos.
¿Guatemala y Panamá juntos alcanzarían el poderío militar de Ucrania?, ni siquiera se acercarían a una tercera parte, entonces, ¿tiene moral EE.UU. un abusador empedernido de acusar a Rusia de serlo?, no.
Según el sitio, “Resumen Latinoamericano” Estados Unidos ha matado a más de 20 millones de personas en 37 naciones desde la Segunda Guerra Mundial hasta el 2016.
En la Demanda del pueblo de Cuba al gobierno de Estados Unidos por daños humanos se especifica que, 3.478 personas han muerto a causa de las acciones perpetradas contra Cuba por ese país.
Siria: UNICEF marzo de 2019, alerta que, 1106 niños murieron durante los combates en Siria en 2018 y que 2,6 millones de infantes de ese país se encuentran en campamentos de refugiados. Según otras fuentes hasta ese año habrían muerto 100.000 civiles y 6 millones de personas fueron desplazadas.
¿Cuántos más habrán muerto hasta hoy?, ¿Quién es el responsable de esas vidas truncadas?, EE.UU.
Libia: UNICEF advierte que, existen más de 378.000 niños en riesgo de muerte en ese país sumido en el caos y la guerra civil desde que en 2011, EE.UU. decidió invadirlo convirtiéndolo en un paraíso para las mafias que trafican con armas, combustible y personas.
Irak: En la invasión desatada por EE.UU. so pretexto de que el gobierno de ese país tenía armas de destrucción masiva que, nunca fueron encontradas. El uso de armas químicas por parte de sus tropas ocasionó un aumento drástico en la cantidad de menores nacidos con mutaciones y diferentes tipos de enfermedades como cáncer y leucemia.
¿Cuántos niños murieron y cuantos nacieron y aun nacen con las crueles marcas de esa guerra?, es difícil de saber, lo que si se conoce es que en solo 4 años llevó a la malnutrición al 28% de los iraquíes.
Junio de 2018 el entonces Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Zeid Raad al-Husein, instó a Estados Unidos a dejar de separar a los niños migrantes de sus padres en la frontera con México. Según una fuente del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. (DHS, por sus siglas en inglés), en apenas un mes de ese año unos 2000 niños fueron separados de sus familiares adultos. Posteriormente se conoció que los retenían en locales enrejados o enmallados en pésimas condiciones de salubridad.
Hay que recordar, además, los criminales bombardeos con armas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki que, le costaron al Japón que hoy apoya al verdugo de su pueblo, según estimados conservadores 260 mil vidas. Eso sin contar los que posteriormente murieron por enfermedades o nacieron con malformaciones causadas por la radiación.
En el sitio WarDiaries.Wikileaks.org existen miles de documentos filtrados por Wikileaks que, revelan sin censura las atrocidades de los que se piensan los dueños del mundo. Por eso les duele y odian a Julian Assange.
Sí EE.UU. es un “humanista”, que no lo es, ¿Por qué ha ignorado y no contribuye con alimentos, medicinas y recursos financieros, a eliminar la crisis humanitaria que existe en Yemen catalogada como la más grave del planeta, en la cual 24 millones de personas (el 80% de la población del país), según la organización Oxfam Internacional necesitan ayuda humanitaria urgente?
En 2002 el imperio bombardeo este país.
Con su espeluznante historial de crímenes cometidos contra la humanidad, la “miopía” selectiva que padece y su deleznable conducta actual, EE.UU. no tiene moral para pretender ser abanderado del humanismo en la tierra.
EE.UU. y todos los que lo han apoyado y apoyan en sus desmanes son asesinos en serie disfrazados de humanistas.