Miguel Ángel Santos Genero* - Cubainformación.- ¿Cómo llamar si no a quienes incorporan unilateralmente a Cuba en una llamada lista de países patrocinadores de terrorismo, acusándola de proteger, como exigen los tratados internacionales, a la delegación del Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) que se encontraba en La Habana negociando un acuerdo de paz con el Gobierno de Colombia, cuando este último decidió romper con las negociaciones?


No sólo se desprecia su esfuerzo por facilitar y contribuir a la Paz definitiva en Colombia poniendo todos sus recursos a disposición de ambos equipos negociadores, tal y como anteriormente hizo con resultado exitoso con las FARC-EP, sino que la incluye en esa execrable lista que conlleva sanciones y nuevas medidas comerciales, económicas y financieras que castigan injustamente al digno pueblo cubano. Tampoco parece ser suficiente para el imperio que Gustavo Petro, actual presidente colombiano, haya pedido expresamente la exclusión de Cuba de esa lista, o que de nuevo el territorio cubano sea el lugar en el que se retomarán las negociaciones entre el grupo guerrillero y el gobierno colombiano en la búsqueda de una paz necesaria, justa y duradera.

¿Cómo llamar si no a quienes en el peor momento de la pandemia negaron e impidieron la llegada a Cuba del oxígeno necesario para atender a pacientes críticos afectados por la Covid?

A un país que por sus propios medios fue capaz de elaborar tres vacunas y dos candidatos vacunales más contra la enfermedad, que logró vacunar a su población, incluido a menores a partir de los dos años, y que consiguió, a pesar de los obstáculos y zancadillas recibidas, unos índices de mortalidad muy por debajo de los países del llamado primer mundo.

¿Cómo llamar si no a quienes acusan a Cuba de trata de blanca y explotación laboral por facilitar sus ricos conocimientos y experiencia enviando brigadas médicas a países con escasos recursos y deficientes sistemas de Salud que expresamente se lo solicitaron?

Un monumento merecería este pequeño país en extensión territorial, pero inmensamente grande en humanismo, por mantener desde hace años brigadas de profesionales de la salud en 59 países con 28.000 efectivos, y que durante la pandemia prestó su apoyo en 42 países con 58 brigadas médicas.

¿Cómo llamar si no a quienes llevan más de 60 años bloqueando comercial, económica y financieramente a Cuba, haciendo sufrir dificultades y escasez a su pueblo?

Todo ello, a pesar de los reiterados pronunciamientos de la inmensa mayoría de los países del mundo que durante 29 años llevan exigiendo su levantamiento en la Asamblea General de Naciones Unidas. Lejos de ello, el “energúmeno” anterior presidente del imperio aprobó otras 243 medidas crueles para tratar de ahogar al pueblo cubano, y que lamentablemente mantiene en su integridad el “suavón” actual inquilino de la Casa Blanca.

¿Cómo llamar si no a quienes llevan décadas atentando contra la seguridad de este país, amparando, financiando y planificando actos de terrorismo que han dejado cerca de 3.500 muertos y más de 2.000 incapacitados, así como una intensa guerra biológica que atenta directamente contra personas, animales y cultivos?

Conocidos por su envergadura y gravedad, fueron al inicio de la Revolución, el atentado terrorista contra el buque de La Coubre, anclado en el puerto de La Habana, en el que fallecieron cerca de un centenar de personas y más de 200 heridos, o el ocurrido años después contra el vuelo de Cubana de Aviación en Barbados, en el que fallecieron las 73 personas a bordo. Pero han sido muchos otros, contra el personal de las embajadas de Cuba en el exterior, e incluso contra instalaciones hoteleras en la isla como el que acabó con la vida del joven italiano Fabio Di Celmo provocada por una bomba activada en el hotel habanero en el que se alojaba.

También por la gravedad del daño causado a través del bioterrorismo, en el que si bien se haría interminable habría que destacar, en cumplimiento de la Tarea 33 de la conocida Operación Mangosta, la introducción de virus y otros agentes patógenos que a lo largo de años han destruido cultivos de todo tipo y obligado a sacrificar animales.

Mención aparte merece recordar, por todo lo que supuso, la introducción en Cuba del Dengue Hemorrágico que provocó la muerte de 158 personas, de ellos 101 niños, así como la Conjuntivitis Hemorrágica que golpeó con saña y que pudieron ser superadas gracias al potente sistema de salud cubano.

Puede comprenderse que gran parte de la humanidad desconozca las atrocidades aquí señaladas, el manto de silencio y la manipulación de las matrices de opinión generadas por quienes las han provocado resulta evidente. Sólo invito a las personas de buena fe que indaguen sobre ello; hoy es posible hacerlo con mayor facilidad que antaño.

Mientras tanto, en la actualidad, este bello país continúa resistiendo las acometidas, con nuevos y más sofisticados medios ligados al ciberterrorismo de quienes tienen que ser calificados como miserables canallas.

* Secretario General de FACUA (1982-2007) y Secretario de Relaciones Institucionales de CCOO de Sevilla (2008-2017).

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