¿Qué daño te ha hecho Cuba? Simplemente ha decidido vivir a su manera. Foto: JIT.


Loredana Macchietti Minà

Cubadebate

Querida América,

tu presidente Dwight D. Eisenhower colaboró con la dictadura de Fulgencio Batista para impedir el triunfo de la revolución castrista, y cuando su victoria era inminente en el 59, acogiste a todos los torturadores y asesinos del dictador cubano que huyó de su país con más de 400 millones de dólares de fondos públicos cubanos. Tú empezaste una agresión económica mediante la suspensión de la cuota de azúcar cubana para tu mercado y interrumpiste las relaciones diplomáticas. Tus compañías Texaco, Esso y Shell, tradicionales suministradoras de petróleo a Cuba, interrumpieron sus suministros negándose a procesar el crudo procedente de la URSS. Ya en el 61 interrumpieron las relaciones diplomáticas y los ciudadanos que deseaban viajar a Cuba tenían que obtener pasaportes específicamente aprobados por el Departamento de Estado. ¿Cuántas familias desgarraron así?

Querida América,

el muy amado John Fitzgerald Kennedy firmó la orden ejecutiva imponiendo el bloqueo a Cuba el 7/2/1962 dando inicio a toda una estructura de decisiones ejecutivas para lograr la consolidación de la política de bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla, y, además de la asfixia económica, exacerbó su aislamiento político regional e internacional, desencadenando así una de las más graves crisis mundiales.

“América te lo he dado todo y ahora no soy nada. (...)

No puedo soportar mi propia mente.

América ¿cuándo acabaremos la guerra humana?

Que se burlen de ti con tu bomba atómica.

No me siento bien, no me molestes

No escribiré el poema hasta que mi mente esté bien.

América ¿cuándo serás angelical?”

Querida América,

te he amado tanto a través de los poemas de tu Allen Ginsberg que me acompañan en esta oración -más que un llamado- te he amado tanto a través de los relatos de mi esposo, periodista de la RAI, Gianni Miná, que te ha recorrido y cantado (más que Latinoamérica) a través de la desesperación de tus boxeadores, la belleza conmovedora de las notas de tu jazz y de tus blues, la energía de tu rock y  pop, a través de tus poetas de la generación beat que salvaron tu alma, y ahora, en cambio, me golpeaste en el corazón. De la mano de otro de tus presidentes, Trump (que casi con seguridad, debido a un ataque, volverá a serlo otra vez) en momentos en que el mundo se había paralizado por una terrible plaga, has promulgado una minuciosa persecución contra este pequeño pueblo, insertando más de 240 sanciones que recrudecen el bloqueo económico contra Cuba, aplicando así una política hiper agresiva que castiga, en primer lugar, al pueblo indefenso, a los niños, a los ancianos, a las mujeres que viven un sufrimiento atroz al límite de sus fuerzas.

Además, era de esperarse cuando expresaste tu miseria humana a través de un documento de la CIA de la década de los noventa, desclasificado y publicado en el 2001 pero que sigue vigente hoy en día, en el que se reflejan tus intenciones de herir casi hasta la muerte a la población para que “los incidentes violentos se extiendan debido a la creciente frustración por los cortes de electricidad, los problemas de transporte y de alimentación”. Utilizas el sufrimiento de la población como una estrategia y esto podemos afirmarlo con certeza gracias a tu gran gesto de apertura democrática. De hecho, a través de tu presidente Lyndon Johnson promulgaste en 1966 la Ley de Libertad de Información, que permitió el acceso a los archivos de la Administración Nacional de Archivos y Registros y a muchos documentos confidenciales y protegidos por secretos de Estado. No como nosotros aquí en Italia, que tenemos una larga lista de masacres de once páginas, de las que todavía no conocemos ni a los autores, ni a los responsables.

“¿Cuándo serás merecedora de tu millón de trotskistas?

¿América por qué tus bibliotecas están llenas de lágrimas?

(...) Estoy harto por tus insanas demandas”.

Querida América,

ahora mismo tú tampoco lo estás pasando muy bien, por tus calles transitan demasiados pobres que no tienen voz, ni dignidad, ni hogar, forzados a vagar en la noche como zombis con sus cajas de cartón y sus hijos, buscando un portal para dormir, sin cultura, sin medicinas, porque allí cuestan, y mucho. Ahora mismo eres un país inquieto: desde abril -cuando la policía detuvo a más de 100 estudiantes en la Universidad Columbia en Nueva York- hasta mayo, el ACLED (Armed Conflict Location & Event Data Project, un sitio inglés que recopila información sobre las fechas, actores, lugares, víctimas y tipos de todos los eventos de violencia política y protesta reportados en todo el mundo) ha registrado más de 550 manifestaciones en defensa y apoyo del pueblo palestino que tuvieron lugar en universidades de más de 450 ciudades en al menos 35 estados y en Washington[4], en las que se produjeron incidentes violentos entre grupos opuestos de manifestantes en las universidades.

Querida América, comprendo que para ti es un doble shock: tus hijos se están rebelando contra tu amistad de siempre con el pueblo de Israel; son sólo ustedes dos, de hecho, los que votan en las Naciones Unidas desde el ‘92 en contra de la resolución sobre el bloqueo económico contra Cuba, cuando el mundo entero, desde hace años, la apoya (Ucrania, sorprendentemente, se abstiene desde 2018, pero será una coincidencia). Ahora, ante los ojos de todos, está aconteciendo un genocidio contra el pueblo palestino, han arrasado su futuro, han convertido lo que les queda de vida en una pesadilla interminable y las nuevas generaciones no miran para otro lado, como está haciendo el mundo entero. Cada día espero con ansias las voces que desde la tierra de Israel griten: “No en mi nombre”. ¿Cuándo se detendrán? Tiemblo por ellos, no tanto por la justicia terrenal, sino por la Justicia de su Dios.

Sin embargo, últimamente, de nuevo en mayo, te confundiste: tu Secretario de Estado presentó al Congreso una lista de cuatro países que supuestamente “no cooperaron plenamente con los esfuerzos antiterroristas de EE.UU. en el 2023” y Cuba no fue nombrada. Pero -y aquí está tu cortocircuito- el mismo Departamento mantiene a Cuba en la lista de países que supuestamente “patrocinan” el terrorismo. Decídete: o patrocinan o no patrocinan.

En realidad, lo sabes perfectamente que Cuba no genera violencia, Cuba es víctima de ella, aunque insistan en narrarla, o más bien difamarla, tachándola de “dictadura feroz” o arrinconándola, representando tus estereotipos habituales. Esta imagen irreal de Cuba forma parte de tu doctrina de guerra no convencional, expresada claramente por Carl Meacham, director del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), quien confirmó: “El Departamento de Estado ha estado formando periodistas en varios países para aumentar su capacidad de difundir rápidamente información precisa sobre acontecimientos y cuestiones importantes. En Cuba se han hecho grandes esfuerzos (...)”.

“¿Eres tú el que está siendo siniestro o se trata de una broma pesada? (…)

No he leído los diarios durante meses, todos los días alguien va a juicio por asesinato.

América yo era comunista de chico y no lo lamento.

Fumaba marihuana siempre que podía. (…)

Deberías haberme visto cuando leí a Marx.

El psicoanalista dice que estoy perfectamente bien”

Querida América,

¿qué daño te ha hecho Cuba? No cuenta para nada desde el punto de vista geopolítico, no te acusa, ni te ataca, ni te ofende. Simplemente ha decidido vivir a su manera. A menos que haya decidido hacer la guerra a todos los pobres del mundo. Al fin y al cabo, estamos en pleno neoliberalismo y la consigna es la “modernización”, donde si antes se hablaba de marginalización para tener una pequeña esperanza de volver a poner al hombre en el centro, hoy se habla sin ambigüedad de exclusión. La frase más cínica, pero también la más cierta, la dijo uno de tus periodistas y economistas, Samuelson, que escribió en Newsweek: "La guerra contra la pobreza ha terminado y los pobres han perdido".

Cuba no quiere dar clases a nadie, pero no acepta que nadie le imponga sus modelos. Tu siempre has afirmado que las sanciones a Cuba se han impuesto porque no respeta los derechos humanos, pero también para que “progrese” hacia la democracia en lugar de estar en la “más feroz dictadura”. No tener nada que comer, ni medicinas para curarse a pesar de tener un sistema de salud que hasta tu propio pueblo envidia no es precisamente un buen ejemplo de método para lograr el “respeto a los derechos humanos”, tal y como yo lo veo.

“A ti me estoy dirigiendo. (...)

Está siempre hablándome sobre la responsabilidad. Los negociantes son serios. Los productores de cine son serios. Todo el mundo es serio excepto yo.

Me ocurre que yo soy América.

Me estoy hablando a mí mismo otra vez”.

Querida América,

Cuba no tiene nada, su único recurso es su pueblo con su historia, su ética, su dignidad. Hace tiempo que clama por ser respetada. Es decir, si todavía existe la autodeterminación de los pueblos o si todavía se aplica el derecho internacional. Ahora este pequeño país atraviesa momentos muy duros y amargos, está al límite de sus fuerzas, pero avanza. No puede compararse con otros países, sino que tiene que compararse con su propio paradigma, y su paradigma es muy exigente, aunque deba asumir compromisos necesarios, pues son muchos e insuperables los problemas de esta isla caribeña. No es posible predecir el futuro de Cuba, pero su futuro es nuestro futuro, si cae, caemos todos, porque su futuro es de la humanidad.

Querida América, no caigas también en este pecado, tu pueblo no podrá soportarlo, todos no podemos permitírnoslo.

“América libera a Tom Mooney

América salva a los leales españoles

América Sacco y Vanzetti no deben morir (...)

América realmente tú no quieres ir a la guerra”.

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