El presidente Joe Biden junto a su vicepresidenta Kamala Harris. Foto EFE / Tomada de CubaSí


Arnaldo Musa - CubaSí

No es la primera vez que cito la respuesta de Kamala Harris cuando le preguntaron si levantaría el bloqueo a Cuba: “Sólo si lo acepta la comunidad cubana de Miami (léase gusanera empoderada) y Cuba deje de ser una amenaza para la seguridad de Estados Unidos”, de ahí a mantener a la Isla como país que exporta la Revolución y alienta el terrorismo.

Pero, bueno, esto es ya algo consustancial a los que ostentan el poder en Estados Unidos, que se trae a colación por la esperada decisión del presidente Joe Biden a abandonar la candidatura del Partido Demócrata para  las elecciones de noviembre próximo, y decantarse el mandatario para que la vicepresidenta Kamala Harris sea la persona que lo sustituya.

Ya ello cuenta con el aval de los Clinton, principalmente de Hillary, la peor del matrimonio, pero aún queda algún tiempo para que los demócratas debatan sobre el candidato presidencial y su acompañante en la fórmula.

Para el rival republicano Donald Trump, Harris será mucho más fácil de vencer que Biden y más ahora, cuando es acompañado por un hombre joven, como Vance, y de cierta cultura y aparentemente no tan ultraderechista como el colorado expresidente.

La renuncia de Biden “por el bien del Partido y el país”, según él, fue acompañada de grandes elogios de los aliviados demócratas, pero que no explican como el reconocimiento de la evidente pérdida de facultades no obstaculiza también su desempeño como presidente.

Harris fue un blanco constante la semana pasada en la Convención Nacional Republicana. En los paneles y en el escenario, los oradores la vincularon a una administración que, según dicen, ha llevado a aumentos en el crimen y la inflación. La presentan como una facilitadora de un presidente envejecido e ineficaz. La culparon por los niveles récord de cruces de migrantes en la frontera, etiquetándola repetidamente como la "zar fronteriza" de Biden.

Atacar a Harris cumplió varias funciones, dijeron estrategas republicanos y demócratas. Los republicanos ya la veían como una posible alternativa para liderar la candidatura demócrata en caso de que Biden se hiciera a un lado. Y Harris ha sido vista durante mucho tiempo como una figura importante con el potencial de energizar a las partes de la coalición que se consideran en juego: mujeres, jóvenes y votantes de color.

Harris, exfiscal de distrito de San Francisco, fue elegida en el 2010 como la primera mujer negra en ocupar el cargo de fiscal general de California. Su elección al Senado de los Estados Unidos en el 2016 la convirtió en la segunda mujer negra en la historia de la cámara.

Hija de madre india y padre jamaicano, se convirtió en una elección para la vicepresidencia en un momento en que muchos votantes exigían cambio e igualdad para los negros, mientras las protestas por los derechos civiles sacudían a la nación después del asesinato de George Floyd. Pero su extenso historial en la aplicación de la ley, formado durante la década de 1990, fue visto como una desventaja para ella entre los demócratas que presionaban por reformas agresivas de la justicia penal.

DE CAL Y ARENA

Aunque las críticas de Trump no sorprenden, a pesar de su éxito como primera mujer, primera afroamericana y primera asiático-americana en ocupar el cargo de vicepresidenta, muchos demócratas también han expresado importantes críticas a su capacidad para asumir la presidencia. 
¿Qué se le reprocha a Harris? Van desde su falta de experiencia y liderazgo hasta su escasa capacidad de comunicación, pasando por su lentitud a la hora de afrontar las crisis. 

Para muchos demócratas, no es "suficientemente de izquierda", porque no ha impulsado con más fuerza el Nuevo Pacto Verde y la sanidad para todos, ni una reforma policial más dura tras la muerte de George Floyd. Hay que señalar que los republicanos, por las mismas cuestiones, la critican por "extremista".

La primera nota, de todas, se refiere a la cuestión de la inmigración en la frontera entre Estados Unidos y México. Famosa fue la salida utilizada para convencer a los migrantes de que se detuvieran, en junio del 2021: "No vengan a Estados Unidos. Los que vengan serán devueltos. Seguiremos reforzando nuestras leyes y asegurando nuestra frontera', criticada entonces desde todos los frentes. 

En cuanto fue nombrada responsable de ese complicado capítulo, Harris no se desplazó entonces con prontitud a la frontera para conocer de cerca lo que ocurría, por lo que muchos la juzgaron de falta de iniciativa. Las diversas reuniones con los líderes de países centroamericanos, como Guatemala, El Salvador y Honduras, para abordar las causas profundas de la migración, tampoco produjeron resultados.

Incluso durante la retirada de Afganistán en el verano del 2021, muchos notaron su ausencia de la escena pública. Quizá porque en la campaña de las primarias había defendido la retirada de las tropas, pero también que quería "proteger los logros conseguidos para las mujeres afganas".

Muchos han criticado también la tendencia de Harris a evitar las preguntas difíciles y a dar respuestas que a menudo se consideran vagas o evasivas. Aunque es cierto que, según algunos observadores, el hecho de que siempre vaya "un paso por detrás" se debe al sexismo presente en la administración estadounidense, que sí ha elevado a una mujer al cargo de vicepresidenta, pero luego la ha "silenciado".

Cuando uno va a ver cuáles han sido los puntos álgidos de la vicepresidencia de Harris hasta el momento, suele citar la pandemia de Covid-19. Al principio de su mandato, Harris dedicó la mayor parte de su tiempo a promover la campaña de vacunación e intentó reducir la brecha digital en el país, en un momento en el que el acceso a la Red era crucial para la escolarización y el trabajo a distancia. 

En marzo del 2021, también apoyó el Plan de Rescate estadounidense, que incluía medidas (una maniobra de unos 1 900 millones de dólares, el mayor paquete de ayuda financiera desde la Depresión) para apoyar a las mujeres trabajadoras afectadas por la pandemia, ofreciéndoles guarderías y permisos parentales remunerados. 

Siempre ha estado comprometida con las mujeres: ha apoyado iniciativas para garantizar la igualdad salarial, combatir la violencia de género y mejorar el acceso a los servicios de salud reproductiva.

Desde la muerte de George Floyd y las protestas del movimiento Black Lives Matter, ha apoyado la George Floyd Justice in Policing Act, una ley que reforma las fuerzas del orden para prevenir la mala conducta y combatir el racismo, aunque la legislación aún no ha sido aprobada por el Congreso.

Kamala Harris también se ha mostrado sensible a las cuestiones medioambientales y del cambio climático, apoyando la propuesta del Plan "Reconstruir mejor", que incluía importantes inversiones en energías renovables, eficiencia energética e infraestructuras sostenibles. 

Posteriormente, asistió personalmente a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), celebrada en Glasgow en noviembre de 2021, para subrayar el compromiso de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático.

Por supuesto, aún no hay nada decidido y siempre hay que conocer que detrás de todo están los lobbies dominantes en Estados Unidos, comprometidos en aumentar ganancias en el sector armamentístico, en la matanza y destrucción que incoaron en Ucrania y su complicidad en el genocidio sionista de la población palestina en Gaza, de la que Biden y Harris han sido las marionetas visibles del establishment.

Opinión
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Max Lesnik - Radio Miami Today.
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