Por Stella Calloni en CAPAC.- Ante la difícil y dramática situación que está viviendo Cuba en estos momentos por la escalada de agresión imperial, hoy como nunca antes se necesita crear nuevas y creativas metodologías para demandar ante el mundo
Ante la difícil y dramática situación que está viviendo Cuba en estos momentos por la escalada de agresión imperial, hoy como nunca antes se necesita crear nuevas y creativas metodologías para demandar ante el mundo una respuesta destinada a detener el genocidio que está ejecutando Estados Unidos mediante el bloqueo mantenido desde hace más de 60 años contra Cuba, desconociendo la voluntad de la mayoría de países que desde hace 32 años votan en la Asamblea General de Naciones Unidos,(ONU) exigiendo su fin, y denunciando las consecuencias de muerte, destrucción y violencia que el mismo significa.
Los apagones de luz que afectaron en la segunda semana de octubre a toda la población cubana, en medio de huracanes temibles, son una de esas consecuencias del más feroz y extenso sitio de guerra que haya conocido la humanidad, agravado porque se trata de una isla en el Caribe, con un territorio de 109 mil 884 Km2, una población de 11 millones de habitantes, que está bajo el permanente ataque de la potencia imperial. Estados Unidos tiene una población de 330.3 millones de habitantes y su territorio suma 9 millones 834 mil Km2.
Es necesario que nuestros pueblos puedan conocer en cifras la increíble y cruel cobardía que significa que esa potencia imperial mantenga durante tanto tiempo su poder de fuego sobre un país tan pequeño a sólo 90 millas de distancia de sus costas.
En estos momentos ese poder que permite a Estados Unidos tomar decisiones unilaterales, sometiendo a los países europeos, después de la Segunda Guerra Mundial (1945) -lo que logró con la creación de la OTAN en 1949 a instancias de sus servicios de inteligencia y los de Gran Bretaña- está en crisis y en decadencia, e intenta lograr rendir por hambre, por sed, por desesperación, utilizando un vergonzoso y salvaje chantaje que debería avergonzar al mundo cuando impide a cualquier país que se le venda nada a Cuba. ¿Hasta dónde llega el sometimiento de los “civilizados”?
Es necesario recordar también que el bloqueo impone severos castigos a empresas y gobiernos de terceros países que comercien con Cuba y a gobiernos que ayudan a ese país. ¿Cómo es posible que Estados Unidos no tenga ningún límite y tenga la potestad de cobrar millonarias multas a empresas y bancos de cualquier país que comercien o hagan transacciones con Cuba, en pleno siglo XXI? ¿De qué moral y democracia hablan cuando poderosos gobiernos, empresas y bancos, se someten a la injusticia mundial?
¿Qué sucede con las otras consecuencias del bloqueo, que afectan a un conjunto de leyes migratorias, con “listas negras” y políticas de “cambio de régimen” que se ponen en marcha para desestabilizar a países grandes y pequeños, castigados sólo por ayudar o comerciar con Cuba, o “a la lista del mal” en la que también está el país caribeño junto a Venezuela, Nicaragua y otros, a lo que hay que agregar que la mira está puesta también en otras naciones que mantienen una política exterior independiente.
Desde 1992 se reúne la Asamblea General de la ONU y se pone a votación el tema del bloqueo contra Cuba, lo que es condenado por la mayoría de los países del mundo. En los años 2022 y 2023, en el texto final de la Asamblea se llamó a respetar “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”.
Se exhortó a todos los Estados a abstenerse de promulgar y aplicar leyes y medidas que contravengan estos principios, demandando derogarlas, poniendo como ejemplo la profundización del bloqueo con la imposición de Estados Unidos el 12 de marzo de 1996 de la “Ley Helms-Burton”, afectando no sólo a Cuba, sino también, mediante sus efectos extraterritoriales, la soberanía de otros Estados y los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación.
En la Asamblea de la ONU la norma establece que los representantes de cada país deben explicar su voto y en todos los casos la mayoría de países ha votado contra el bloqueo, además de establecer que es una violación flagrante a la Carta de esa institución destacando los daños “injustificables” que provoca al pueblo cubano, privado de recibir ingresos indispensables e insumos tan esenciales como alimentos y medicamentos.
El bloqueo más largo de la historia se mantiene desde 1962, y más aún desde 1959 -cuando triunfaron los revolucionarios cubanos terminando con una dictadura brutal y con el colonialismo- los gobiernos estadounidenses aplicaron medidas intervencionistas contra Cuba, intentando, entre otras, una invasión que fue derrotada en tres días en 1961, el primer triunfo militar en el siglo XX contra el poder infinito del imperio (David contra Goliat) en Nuestra América.
Hay un tema que no se puede olvidar, porque en el marco de la Asamblea se destacó lo realizado por Cuba durante la pandemia del Covid-19 a pesar del bloqueo. Fue el único país en América Latina que en una situación tan difícil logró desarrollar vacunas propias, con lo que no sólo protegió a toda su población, sino que, ayudó a otros países. La ayuda solidaria de Cuba se expresó también durante la pandemia con el envío de la Brigada Médica Especializada Henry Reeve a diversos países entre ellos Italia, lo que demostró la solidaridad y también la confianza en la medicina cubana.
En la Asamblea de 2022 el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba Bruno Rodríguez Parrilla sostuvo que el bloqueo es “un acto deliberado de guerra económica con el propósito de impedir los ingresos financieros al país, destruir la capacidad del gobierno para atender las necesidades de la población, hacer colapsar la economía y crear una situación de ingobernabilidad”.
También denunció que desde 2019, Estados Unidos aumentó el cerco contra su país “a una dimensión extrema, más cruel e inhumana, para infligir deliberadamente el mayor daño posible a las familias cubanas”, y que en los primeros 14 meses del presidente Joe Biden, “los perjuicios ocasionados por el bloqueo alcanzaron los 6364 millones de dólares, más de 15 millones de dólares diarios.”
Al final del debate fueron 185 países los que votaron por demandar el fin del bloqueo contra Cuba, pero Estados Unidos e Israel vetaron esta resolución, violando nuevamente toda norma democrática, irrespetando la voluntad de la mayoría y demostrando la inexistencia de la tan citada “democracia” internacional.
El 3 de noviembre de 2023 la Asamblea de la ONU aprobó con 187 votos “la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba», lo que significó una derrota moral para el imperio. Como siempre Estados Unidos e Israel vetaron esta resolución.
Durante la Asamblea General de septiembre de 2024 que abarcaba otras temáticas, como los derechos humanos en la región, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Padilla, denunció que el bloqueo de EE.UU “ha sido concebido como una de sus armas principales de agresión para destruir la economía cubana “con lo que intenta impedir los ingresos financieros para provocar el colapso de la economía y generar una situación de inestabilidad política y social”.
Advirtió asimismo que estas sanciones cuentan con el respaldo de lo que denominó “la más feroz campaña de desinformación y calumnias y del perenne intento de injerencia en nuestros asuntos internos”, recordando además que a esto se agrega que Cuba fue incluida en la lista de países que patrocinan el terrorismo.
De acuerdo a la estimación oficial, el impacto del bloqueo entre marzo de 2023 y febrero de 2024 fue superior en 189,8 millones de dólares al que supuso en los doce meses previos y en los más de 60 años del bloqueo y asciende a más de 164.141 millones de dólares a precios corrientes.
ALGO PARA RECORDAR
Desde junio de 2017, a casi seis meses de asumir la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump decidió aumentar las sanciones económicas a niveles sin precedentes en términos de la “extraterritorialidad”, a partir de la entrada en vigor del título III de la ley Helms Burton, lo que implicaba una injerencia más directa en las relaciones comerciales de Cuba con terceros países.
El endurecimiento de las sanciones económicas por parte de la administración Trump tenía como objetivo afectar las finanzas del Estado cubano, apuntando a las áreas de fortaleza de la economía como el turismo y la exportación de servicios profesionales, e impedir la llegada de inversiones extranjeras directas. Esto produjo un mayor impacto, agravando todo y afectando a límites increíbles el nivel de vida del pueblo cubano, como registró la agencia Prensa Latina.
Enmascarando la situación funcionarios estadounidenses anunciaron que se autorizaba la venta de medicamentos y equipos médicos a Cuba, por decisión del Departamento del Tesoro del gobierno, lo cual era falso porque los mayores fabricantes de medicamentos de ese país, siguieron sin poder exportar por la cantidad de regulaciones y requisitos, que se imponía y nunca se llegaban a aprobar las licencias para hacerlo.
Más de 200 nuevas sanciones se aprobaron, utilizando la denuncia que un año antes había hecho Estados Unidos de que sus diplomáticos en La Habana eran víctimas de un “ataque sónico” que les habría provocado serio daño en la audición, lo que luego sería considerado como una de las tantas operaciones realizadas en los tiempos de la guerra fría.
De hecho, Trump anunció su nueva política hacia Cuba en “la pequeña Habana” (Lilttle Habana) de Miami el 16 de junio 2017, ante veteranos mercenarios del intento de invasión de 1961 y los que lideran el llamado “Lobby cubano” de siniestra trayectoria en apoyo de todas las acciones terroristas contra el pueblo de Cuba.
Entre ellos el Senador por Florida el cubano-americano Marco Rubio, y otros que conformaban nada menos que el equipo de “asesores” del presidente para América Latina. Desde ese lugar intervinieron en los últimos años en todos los golpes de estado de diversas a características que se registraron en nuestra región, la mayoría fracasados y en la “guerra sucia” para desestabilizar gobiernos que enfrentan al poder imperial y destruir a los líderes populares ya sea mediante la guerra psicológica de Baja Intensidad y la guerra de Cuarta Generación, para denigrar, degradar, mentir y “matar moralmente sin disparar un bala”, como dice el primer “mandamiento” de esta última.
LA LISTA QUE PROFUNDIZA EL BLOQUEO
El gobierno demócrata del presidente Joe Biden mantuvo las temibles sanciones de su antecesor y profundizó más aún la situación hasta intentar la asfixia de la población en un verdadero plan de exterminio, porque el pequeño país del Caribe es un ejemplo, un símbolo de la dignidad y de resistencia, lo que no pueden tolerar los que intentan dominar al mundo, cuando se están derrumbando día a día.
En Julio de 2024 tres relatores de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Alena Douhan, Cecilia M. Baillet, y George Katrougalos, advirtieron que las restricciones del bloqueo contra Cuba se agudizaron al volver a colocar a ese país en la lista de patrocinadores del terrorismo, considerando que esto impide la capacidad de satisfacer las necesidades de la población.
Además contraviene “los principios fundamentales del derecho internacional, incluido el referente a la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en los asuntos internos y la solución pacífica de las disputas” y solicitaron a Estados Unidos eliminar definitivamente a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo elaborada por el Departamento de Estado, considerando que es una acción “apremiante en el actual contexto de desafíos económicos y humanitarios” que enfrentaba ese país.
De acuerdo a su informe al incluir a Cuba en esa lista se ampliaban las restricciones y se profundizaba el aislamiento internacional del país, lo que supone una serie de prohibiciones económicas y financieras adicionales, con efectos adversos agravados sobre la capacidad del país para satisfacer las necesidades de su población en un momento crítico en el que Cuba enfrenta serios desafíos económicos.
Los relatores explicaron que esas restricciones comerciales adicionales ampliaron la lista de artículos prohibidos e implicaron la suspensión de la asistencia financiera y técnica estadounidense; la oposición activa de Estados Unidos al otorgamiento de préstamos a Cuba por parte de instituciones financieras internacionales; y las posibles amenazas de interrupción de la asistencia a otros países que brindaran ayuda a Cuba.
También estimaron que “dicha reasignación (de Cuba en la lista negra) se han sumado a los desafíos que ya ha enfrentado el pueblo cubano durante los últimos tres o cuatro años y a las perturbaciones debidas a la pandemia de COVID-19, los desastres naturales y los acontecimientos económicos y financieros que han afectado a las cadenas de suministro mundiales y los precios de los productos básicos y la energía”.
De acuerdo a los relatores que investigaron esta situación , se aumenta “ la incertidumbre y el miedo entre los países, las empresas y otras partes interesadas en mantener o desarrollar el comercio u otras relaciones con Cuba, forzando así el cumplimiento de las restricciones” y añaden que “esta coerción ha tenido un impacto humanitario grave que abarca la asistencia humanitaria y para el desarrollo, y la disponibilidad de bienes esenciales, como alimentos y medicamentos” complicando los ya complejos procedimientos de concesión de licencias para la exportación de medicamentos y equipos médicos al país, provocando una escasez que afecta a todos los sectores de la salud prioritarios, entre ellos las enfermedades cardiovasculares, la oncología pediátrica, la oncología, la obstetricia y la ginecología.
“El gobierno de Estados Unidos debe poner fin a las restricciones impuestas a Cuba instando que se cumplan plenamente con todas sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, incluso extraterritorialmente, y a que adopte medidas rápidas para poner fin a dichas medidas”.
Es una demanda a mantener la solidaridad día a día porque los daños que afectaron y afectan gravemente la vida del pueblo cubano a lo que se agrega los ataques terroristas de todo tipo que han costado miles de vida destrucción y transformaron el bloqueo, en un lento genocidio.
Esta es la hora de la verdad y Cuba somos todos.