James C. McKinley Jr - Publicado en el New York Times el 5 de agosto de 2007.- En Cuba, los llaman “los cinco.” Sus caras se ven en las paredes y en los carteles por todas partes. Simplemente por ser un familiar   de los cinco de tienen un status de fama. Incluso los niños los conocen por sus nombres - Gerardo, René, Ramón, Fernando y Antonio.

No hay un muchacho que no los conozca.

Son hombres de mediana edad que han sido condenados por muchos años por el hecho de espiar, los funcionarios cubanos mantienen, que no al gobierno de Estados Unidos, sino a los exilios cubanos de la derecha en Miami que son considerados terroristas por el gobierno cubano.


 “El país entero sabe su historia de memoria,” dijo Elena Portala, encuadernadora de 50 años, cuando caminaba a los largo de  un muro con los nombres de los hombres y las citas de cada uno de ellos. “La radio y la prensa hablan constantemente sobre ellos. Deben de ser dejados en libertad. No han hecho nada malo.”

Actualmente, muchos cubanos tienen sus esperanzas en una vista ante el tribunal de apelación de Estados Unidos por el 11ªº Circuito en Atlanta, fijada para el 20 de agosto, en donde los jueces federales decidirán si las evidencias era escasas para apoyar las condenas.

Los cinco estaban entre 10 inmigrantes cubanos arrestados en septiembre de 1998 y acusado de ser parte de un grupo de espías llamada Red de la Avispa. Otros cuatro fueron procesados pero nunca detenidos. Los acusadores presentaron evidencias  de que la red había infiltrado a Hermanos al Rescate y a otros grupos militantes del exilio en Miami. Acusaron a algunos también de vigilar a la inteligencia militar de Estados Unidos.

La mitad de los hombres arrestados se declararon culpables, pero el resto permaneció en Miami después de que un juez federal del distrito, Joan A. Lenard, negará que se cambiara el proceso a otro lugar. En junio de 2001, un jurado federal en Miami los condenó. No había Cubano-Americanos en el jurado.

Los cinco - Condenaron a Gerardo Hernández, a Ramón Labañino, a Antonio Guerrero, a René González y a Fernando González - por actuar como agentes extranjeros clandestinos y conspiración para confiar crímenes contra los Estados Unidos. Tres también fueron condenados por conspiración para espiar, con la fuerza de las pruebas que habían recopilado información sobre actividades militares en una base aeronaval en Key West. Además, condenaron a Sr. Hernández por conspiración para asesinar en relación con las muertes de cuatro exilios cubanos cuyas avionetas fueron derribadas por la fuerza aérea cubana sobre el estrecho de la Florida en 1996.

El juez Lenard emitió sus condeans. Condenaron a Sr. Guerrero y a Sr. Labañino a cadena perpetua. Condenaron a Fernando González a 19 años, y a René González a 15 años. Condenaron al Sr. Hernández a dos condenas de muerte, no relacionadas entre ellas.

Desde sus convicciones, los cinco han estado inmersos enun rodillo legal. En agosto de 2005, tres-jueces del Tribunal de apelación federal en Atlanta hecho para atras las sentencias, al decir que los demandados no podrían tener un jurado justo en Miami debido a la presión anti-Castro de los exilios. Dos meses más tarde, una mayoría del  11th Circuit volvió a hacer efectivas las condenas pero acordó que se hiciera una petición de súplica sobre las pruebas, entre otros motivos.

Mientras tanto, los “cinco héroes” han sido la herramienta más grande de la propaganda que el partido único, el   gobierno comunista de Cuba,   ha realizado desde el Che Guevara. Sus nombres y caras aparecen en las paredes y en los carteles por todas partes en Cuba, con la palabra “volverán,” que significa   “Ellos volverán.” Los funcionarios cubanos siempre los mencionan como héroes en discursos y ceremonias oficiales.

Una razón de su fama es la versión simplificada del gobierno de la dura prueba de los valientes que intentaron investigar a los terroristas de la derecha que pretendían atacar Cuba mientras estaban ocultos en   Estados Unidos.

UN análisis de este mensaje es que Washington es hipócrita en su “guerra contra el terror,” encarcelando a los cinco por el equivalente de intentar encontrar el escondite de Osama en su supuesto refugio de Paquistán.

Este discurso ha llegado a ser aún más persuasivo para los cubanos desde mayo, cuando Posada Carriles fue liberado de la   cárcel en los Estados Unidos. El gobierno cubano ha acusado desde hace tiempo al Sr. Posada Carriles, que tiene 79 años, de tratar de asesinar a   Castro y dice que él instigador del ataque en 1976 de un avión de pasajeros cubano, que mató a 73 personas, y de una cadena de bombas en hoteles y nightclubs de La Habana en 1997. Los esfuerzos para extraditarlo a Venezuela, en donde también lo reclaman por la bomba en el avión de línea, han fallado.

 “Me parece que son de verdad héroes” dijo un contable que, como muchos cubanos, prefirió seguir siendo anónimo para evitar el posible hostigamiento de la policía. “Cualquier persona que esté contra terrorismo tiene que estar con ellos. Y el gobierno de los Estados Unidos es muy injusto al tenerlos encarcelados mientras que Posada Carriles está libre.”

Incluso una niña de 13 años, en esto sigue el discurso del gobierno. “Son como hermanos para nosotros,” dijo Lizbet Martin, colegiala. “No deben ser encarcelados.”

En una entrevista reciente con el BBC, el Sr. Hernández reconoció que recopilaba información sobre lo que él describió como grupos paramilitares cuyo objetivo era derribar el gobierno cubano. Mantiene que el gobierno cubano informó al Federal Bureau of Investigation sobre estos grupos.

 “Hay gente que  se entrena en campos de organizaciones paramilitares y van a Cuba para realizar sabotajes, poner bombas y toda clase de agresiones,” dijo a la BBC. “Tenían impunidad, así que hasta cierto punto si Cuba decide enviar a algún agente para obtener   información de la actividad de esos grupos y poder enviarla de nuevo a Cuba para prevenir esas acciones.”

Pero Sr. Hernández niega vehemente que él ayudase a la Fuerza Aérea cubana a derribar a las dos avionetas del exilio. “Necesitaron culpar a alguien, y me eligieron a mi” dijo.

Alicia Valle, portavoz de la oficina del abogado de la administración de los Estados Unidos en Miami, declina hacer ningún comentario   sobre el caso. Según los documentos del tribunal, el gobierno de Estados Unidos convino que los cinco habían espiado a grupos anti-Castro como los Hermanos al Rescate y al Movimiento Democrático.

Pero el gobierno de Estados Unidos mantuvo que eran espías bien entrenados, no aficionados, implicados en una red del espionaje, y que ningún de ellos informó al gobierno de su presencia, como la ley federal requiere, como muestran los documentos del tribunal.

El caso de los cinco cubanos saca ciertos comentarios extraños. Los funcionarios de la alta graduación del gobierno cubano, que encarcela regularmente a gente sin la vista pública por hablar contra el comunismo, habla largamente y detalladamente sobre la carencia de pruebas en el caso, y   destacan las carencias del “proceso” en los tribunales norteamericanos.

En una entrevista reciente, Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, dijo que las sentencias a los cinco eran excesivas en comparación con otras sentencias por espionaje e insistió que no buscaban información sobre el gobierno de Estados Unidos. Dijo que en julio un analista del F.B.I., Leandro Aragoncillo, había sido condenado   solamente a 10 años por pasar documentos secretos al gobierno filipino.

Las familias, también, gozan   de celebridad, aunque un poco menor. Las piden aparecer en todas clases de asuntos del estado. En una semana en julio, los miembros de la familia atendieron a una graduación de doctores cubanos y en la celebración nacional anual del día de la Revolución. En cada acontecimiento, los oradores saludan a las familias, hablando de los cinco encarcelados como de   héroes.

Pero después de las felicitaciones, al regreso a sus casas, algunos dijeron, que ellos deben hacer frente a la tarea de llevar adelante a sus hijos sin los padres y de vivir sin sus maridos.

 “Mi vida ha girado 90 grados” dijo a Olga Salanueva, la esposa de René González, que era piloto en un aeropuerto en donde uno de los grupos del exilio guardaba sus avionetas. “Nadie está preparada para vivir así separada de su marido. Y ver a una persona tan humana, tan noble, sufrir tantas cosas.”

Ella agregó: “No tenemos mucha confianza en el sistema de justicia de Norteamérica. Sabemos que es muy difícil, porque se ha convertido en una cuestión política.”

La Sra Salanueva dijo que los Estados Unidos en varias ocasiones le había negado un visado para visitar a su marido considerando que ella estuvo deportada en el año 2000 y bajo las leyes actuales nunca puede solicitar un visado.

Adriana Pérez, la esposa de Gerardo González, también le han denegado cada año el visado para que lo visite. Indicar que funcionarios del Departamento han declinado comentar las normas de los visados de las mujeres. Elizabeth Palmeiro, la esposa de Sr. Labañino, dice que   siente lastima cada vez que ella mira a sus dos hijos, 15 y 10 años, y comprende lo que él ha faltado en sus vidas. La muchacha era un bebe niña y el otro tenía 5 años cuando lo encarcelaron.

 “Siento una mezcla de dolor, de tristeza, de furia, y orgullo,” dijo.

Solidaridad
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