Néstor Marín - Prensa Latina.- Los médicos cubanos destacados en esta ciudad del noreste de Nicaragua continúan hoy asistiendo a los damnificados por el huracán Félix, en medio de la devastación provocada por el meteoro, que también inhabilitó el hospital local.
Las precarias condiciones de trabajo no hacen mella, sin embargo, en la voluntad de los profesionales de la salud, quienes atienden a los pacientes en quirófanos y salas de emergencia improvisados en la filial del Instituto Tecnológico Nacional (INATEC) en esta ciudad.
El coordinador de la brigada médica de la isla caribeña en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), doctor Osmar Martínez, aseguró a Prensa Latina que desde la embestida del huracán la madrugada del martes pasado, han atendido a más de 300 personas.
Aquí hemos realizado hasta cesáreas, afirma Martínez, mientras señala hacia un aula del INATEC convertida en salón de partos, donde en los momentos de la entrevista un radiólogo nicaragüense realiza un ultrasonido a una embarazada de origen misquito.
Además de los médicos cubanos y del personal de salud local, en las improvisadas instalaciones trabaja hombro con hombro una veintena de estudiantes nicaragüenses de quinto año de la Escuela Latinoamérica de Medicina.
El grupo forma parte de los 59 alumnos que desde hace varias semanas realizan su internado comunitario en zonas de difícil acceso de Nicaragua, bajo la supervisión docente de los brigadistas de la Isla.
Según estimados preliminares, el fenómeno natural que impactó la costa noreste de Nicaragua con categoría cinco en la escala Saffir-Simpson, dejó más de 40 muertos, unas 10 000 viviendas destruidas y 50 000 damnificados.
Nosotros también somos damnificados, agrega, medio en broma, medio en serio, el doctor Martínez, al comentar que los vientos de 260 kilómetros de Félix destruyeron el techo de la casa donde se albergan desde su llegada a la RAAN el pasado 25 de abril.
Recalcó, sin embargo, que pese a las adversidades, la moral de los médicos que laboran en Puerto Cabezas se encuentra alta, insuflada además por las llamadas telefónicas de aliento recibidas desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Consejo de Estado de Cuba.
