Coordinadora de Solidaridad con Cuba de Madrid.- Trabajador de telefónica, profesor de cine, escritor. Sindicalista, solidario con mil luchas nunca faltaste a las manifestaciones del 8 de marzo, de la república, las antifascistas, las de solidaridad con la Revolución Cubana,...

Desde tu colaboración activa con la edición de Barricada Internacional, revista del FSLN, en Barcelona hasta hacer el mejor congrí de Madrid para las fiestas del 26 de julio, desde los amaneceres en las fiestas de la paloma hasta los amaneceres en algún encierro sindical o contra el desalojo de una okupación, desde poner la música en todas las fiestas organizadas por la CESC hasta invitarnos a reparadores calditos de madrugada en tu casa,..

Juan, divertido, buena gente, afectuoso, a veces un poco cascarrabias, nos diste amor, nos enseñaste tantas y tantas cosas,... nos abriste tu casa y tu corazón.

Nos hablaste de tu amada Castilla, de tu infancia, de tus primeros tiempos en Asturies, de tu madre, de tu padre el herrero, de tu familia, de tu compañero. Disfrutaste de la vida; ni en los malos momentos desfalleciste.

Fuiste uno de nuestros más constantes militantes, con tu ciática, tu asma y tus varices, nunca nos dijiste no.

¿Qué será de nosotras y nosotros cuando tengamos que ir en autobus a manifestaciones, como fuimos a Oporto, a Sevilla, a Salamanca?, ¿quien nos animará esos viajes?, ¿quien nos visitará todos los domingos en la plaza de Tirso de Molina, como tu hiciste los últimos 18 años?.

Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Juan no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
... ¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer del mundo.

Antonio Machado a Don Francisco Giner de los Ríos (adaptación).