Alberto Velazco San José, embajador.- Madrid, 30 de diciembre de 2007. Queridos amigos (as): Entre los grandes estímulos que -además de su inquebrantable decisión de lucha- nuestro pueblo ha tenido para encarar y vencer la permanente agresividad del imperialismo y sus cómplices ha estado, y estará, la solidaridad recibida de otros pueblos del mundo. En ella ha sobresalido la que le han brindado sus hermanas y hermanos en suelo español, a menudo en circunstancias harto difíciles. Es expresión de una hermandad acendrada en un largo camino histórico, el de nuestras luchas por la independencia, durante las cuales numerosos combatientes españoles murieron junto a nuestros mambises en la defensa de la libertad contra el colonialismo. Ello abonó para nuestros pueblos la tradición internacionalista que las fuerzas reaccionarias han querido erradicar del planeta, y que en el siglo pasado tuvo capítulos como el que simbolizó nuestro Pablo de la Torriente Brau.


Si, en conjunto, el apoyo moral y material del pueblo español ha sido fértil acicate para una Revolución justiciera que al comenzar 2008 entrará en sus cincuenta años de esfuerzos y victorias, no podemos pasar por alto ejemplos concretos de esa solidaridad que hablan de la nobleza de los ideales que nos unen. Es el caso de lo que el Movimiento de Solidaridad con Cuba en España viene haciendo para denunciar las maniobras que el imperio emplea al mantener ilegal e inmoralmente en prisión a cinco luchadores antiterroristas cubanos, mientras sigue financiando y prohijando monstruos representativos del terrorismo internacional, y ejerciendo él mismo un flagrante y genocida terrorismo de Estado. La liberación de los cinco héroes encarcelados es un propósito que debe continuar uniendo crecientemente a las personas de buena voluntad en el mundo.

 La tenacidad de hijas e hijos de España en la defensa de nuestra Revolución, y de otros afanes emancipadores, tendrá su lugar en la victoria que se alcanzará cuando ya no solamente como el concepto ético fundamental que es, sino también como realización necesaria para el triunfo de la justicia en el planeta y para la propia salvación de la especie, pueda decirse, con nuestro José Martí, "Patria es humanidad".

Con esos sentimientos les trasmito la seguridad de que el pueblo cubano jamás traicionará ni olvidará a quienes honradamente le han tendido la mano en tiempos difíciles. Para esas personas, para esos pilares de la dignidad, en cuyas primeras filas se hallan ustedes, va la constancia de nuestra gratitud, y de nuestros mejores deseos en el umbral de un nuevo año.

Fraternalmente, Alberto Velazco San José, embajador

 

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