Argentina - Cubainformación.- Cuba, la que resiste, la que pese a bloqueos y huracanes sigue construyendo una sociedad más justa y más humana, la de la dignidad frente al imperio.

Cuba, la que regó con la sangre de sus mejores hijos los campos de batalla de todo el mundo donde se combatía por la liberación nacional y social. La que aportó decisivamente para terminar con el colonialismo y el "apartheid" en África.


Cuba, la que siempre estuvo donde había que estar, y poniendo lo que había que poner. La que mientras "en los rincones más oscuros del planeta" el imperialismo siembra muerte y desolación, siembra vida y solidaridad con sus brigadas internacionalistas de médicos, educadores y profesionales.

Cuba, la del internacionalismo del Che y de la "Operación Milagro". La de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, que otorga miles de becas gratuitas para estudiantes del Tercer Mundo. La que con su Plan de Alfabetización en poco tiempo erradicó el analfabetismo en Venezuela y hoy marcha hacia el mismo objetivo en Bolivia.

Esa Cuba, de la que podrían darse miles de ejemplos más de su permanente actitud de mano tendida a los pueblos, es la que hoy está sufriendo las consecuencias del paso de dos furiosos huracanes sobre su territorio. Esa Cuba es la que debe recibir ahora nuestra solidaridad. Ahora es nuestro turno.

Con ese espíritu, artistas y público se unieron para decir "A Cuba solidaria, una mano solidaria".

Como en otros lugares de Buenos Aires, el sábado 8 de noviembre por la noche le tocó el turno al barrio de La Paternal.

Otra jornada de canto y solidaridad, allí, en el Centro Cultural La Muralla. Hubo música, hermandad latinoamericana, alegría, y compromiso militante con Cuba. Y por supuesto… ¡mucho mojito cubano!

Antes que los trovadores empuñaran sus instrumentos y nos dejaran su música, una emocionada madre, Beatriz Torres, nos habló de su familia, de su hijo Gerónimo Vallejos, hoy graduado en la ELAM y de regreso en el país, y por supuesto, de Cuba: "¡Gracias, Pueblo! ¡Gracias, Fidel! ¡Gracias, Cuba!", fueron sus palabras finales, entrecortadas por la emoción.

También hubo un espacio para la poesía. Y una carta que llegó desde… ¡Cuba!.

Luis Matos, un hermano cubano que reparte su tiempo entre la docencia y su incansable labor en el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco envió especialmente al encuentro del sábado su poema "Globalizar la amistad" que fue leído por Sarita, una de las compañeras del Centro Cultural y recibido con un cerrado aplauso por todos los presentes.

Y le llegó el turno a la música y el canto. Abrió el fuego una joven trovadora argentina, Alejandra Rabinovich, que dedicó sus canciones "a Cuba, ese faro que nos ilumina a todos".

Alejandra comenzó con "Lunita", un tema musical que compuso inspirada en las grandes luchas populares de diciembre de 2001 en nuestro país. Luego interpretó "Abuela contame", escrito especialmente para Teatro por la Identidad, y dedicado a las Abuelas de Plaza de Mayo.

La lucha por la libertad de los Cinco prisioneros cubanos en EE.UU. desde hace diez años tampoco estuvo ausente: el siguiente tema musical de Alejandra fue el "Poema 27" que forma parte de un disco compacto en el que trovadores de todo el país están musicalizando poemas de Antonio Guerrero. Quienes estuvimos allí tuvimos el privilegio de escucharlo en vivo por primera vez.

Emocionada, Alejandra exclamó "¡¡¡LIBERTAD YA A LOS CINCO!!!", antes de arrancarle acordes a su guitarra con el poema de Toni.

Luego interpretó, en ritmo de huayno, "Siguiendo tus huellas", un tema dedicado a Olga Márquez de Aredez, una Madre de Plaza de Mayo que marchó durante muchos años sola, en la plaza de Ledesma, en la Provincia de Jujuy. "Cuando el azúcar sea nuestra, otro será su dulzor" dice la letra de la canción, que habla de "La noche del Apagón", donde un "operativo conjunto" de militares y la empresa se llevó más de 400 trabajadores del Ingenio Ledesma, de los cuales más de 35 continúan hoy desaparecidos.

Para cerrar su participación solidaria, nos entregó, a toda voz y emoción, "A los maestros", un tema dedicado a Carlos Fuentealba, docente asesinado por la policía en abril de 2007 en la provincia de Neuquén.

Le tocaba ahora el turno a otra joven trovadora argentina, Paula Ferré.

No era fácil sostener el clima que había logrado encender Alejandra. Pero con su guitarra y la fuerza y la belleza de su voz, las estrofas de "El Necio" de Silvio Rodríguez lo lograron.

A continuación, "A mi hijo", que compuso para su pequeño Ulises. Enseguida, "Color de río", donde le canta al Rio de la Plata, que extrañaba desde su estadía en La Habana, en los días del Festival Mundial de la Juventud y los estudiantes, allá por el '97.

Para cerrar su participación solidaria, nos entregó, a toda voz y emoción, "A los maestros", un tema dedicado a Carlos Fuentealba, docente asesinado por la policía en abril de 2007 en la provincia de Neuquén.

Le tocaba ahora el turno a otra joven trovadora argentina, Paula Ferré.

No era fácil sostener el clima que había logrado encender Alejandra. Pero con su guitarra y la fuerza y la belleza de su voz, las estrofas de "El Necio" de Silvio Rodríguez lo lograron.

A continuación, "A mi hijo", que compuso para su pequeño Ulises. Enseguida, "Color de río", donde le canta al Rio de la Plata, que extrañaba desde su estadía en La Habana, en los días del Festival Mundial de la Juventud y los estudiantes, allá por el '97.

Siguió con "Camino del olvido", un bello tema dedicado a las Madres de Plaza de Mayo, y  se despidió del público a toda voz, guitarra y emoción, con "Canto versos", del trovador rosarino Jorge Fandermole.

En la noche de solidaridad y hermandad latinoamericana también estuvieron presentes la música y la danza andinas. Las hermanas Yamila y Marta Sánchez, dos bailarinas jujeñas, sorprendieron a todos con una coreografía que, más que aplaudida, fue ovacionada por los presentes.

Desde el otro lado de la Cordillera llegó Pilar Romero. Y se quedó en Buenos Aires, según ella misma contó, desde hace algunos años.

Con su bella voz, su guitarra y su "cuatro" venezolano llenó el aire de canciones de la querida Violeta Parra.

De ella interpretó una tonada titulada "Llévame de aquí"; luego el joropo "El hombre que yo quiero", el conocido "Volver a los 17" y "La Jardinera".

Luego, dos temas del folclore venezolano: el joropo "Juan Jiménez" y el golpe "La flor del cacao", con el que se despidió.

Llegaron enseguida los integrantes del grupo "Gualumba".

En formato de trío – percusión, voz y guitarra – y fusionando folclore y ritmos "afros", arrancaron los primeros aplausos con "La bandera de Río Chico", una chacarera del Cuchi Leguizamón.

A continuación una versión de la clásica chacarera de Carlos di Fulvio, "Campo Afuera", y la bella zamba "Volveré a Jujuy".

De regreso a la chacarera, esta vez con "Seria Miseria", del grupo Arbolito, y la conocida "De fiesta en fiesta" en una interesante versión de fusión con sonido "afro".

Llegó el turno de la nostalgia por el amor perdido con "Zamba para olvidar", y la despedida a todo ritmo con un tema del "Negro" Fontova: "Que viva la chacarera".

Aunque el "mojito" siguió corriendo por un rato, llegó el fin de la música esa noche. Pero no de las muestras de solidaridad de nuestro pueblo con los queridos hermanos cubanos.

Los compañeros del Centro Cultural La Muralla anunciaron por los micrófonos que lo recaudado en aportes solidarios sumaba $1.550.-, que serán depositados en la cuenta bancaria especial que la Embajada Cubana abrió en el Banco de la Nación".

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