Agencia Prensa Humanista.- La máxima dirigente del Partido Humanista cuenta algunas vivencias del viaje oficial a Cuba. Fue parte de una extensa y miscelánea delegación que llegó hasta la isla, en una visita que marcó un hito en la historia de las relaciones entre ambas naciones, Chile y Cuba.


¿Qué significado tuvo esta visita para el Partido Humanista y para el país?

M: Para los humanistas ha sido muy importante ser parte de esta comitiva, ya que era muy diversa y representativa. Iban empresarios, artistas, científicos, médicos, parlamentarios, gente de gobierno, y dos presidentes de partido, como Guillermo Teillier y yo. Que la Presidenta haya ido con los presidentes que están excluidos y que sienten simpatía por el proceso cubano, no deja de ser menor.
Fue interesante poder conversar con los que eran parte de la comitiva e ir explicando ciertas cosas. Muchos de ellos, de distintos ámbitos, quedaron sorprendidos con lo que se encontraron en la isla. Se les fue viniendo abajo muchos mitos que han ido instalando  a través de los años la derecha y Estados Unidos.

Después de 37 años, valoramos como partido que la Presidenta haya accedido a ir a Cuba sin dejarse amedrentar por la derecha, e inclusive por algunos partidos de la Concertación. Ha habido críticas con relación a los derechos humanos, sin embargo no vemos a la derecha, con el señor Moreira o algún otro, reclamar por los allanamientos al pueblo mapuche. Piden mucha coherencia, pero ellos son los inconsecuentes.


¿Cómo ves el proceso cubano actualmente, luego de 50 años de revolución?

M: Creo que el proceso en Cuba sigue marchando firme. Personalmente admiro la valentía del pueblo cubano, haciéndole frente a un imperio que geográficamente es como una ballena frente a una sardina. Sin embargo, no se han dejado amilanar, y no se han puesto de rodillas frente al imperio. Eso los ha hecho sacar lo mejor de lo que ellos tienen, su propia gente. Han destinado todas sus capacidades al servicio del proceso revolucionario, lo que me parece muy valorable, y están en búsquedas de seguir avanzando en su proceso.


¿De las actividades de la comitiva cuál te impresionó más?

M: Cuando estuvimos en los centros de investigación médica. En el Centro de Biotecnología hubo una presentación de médicos que nos fueron mostrando los avances en la medicina cubana, con el trabajo de todos estos años para reducir la mortalidad infantil. Y en el Centro de Restauración Neurológica, CIREN, vimos cómo han logrado adelantos en el tratamiento de niños con parálisis cerebral.
Nos decían que esto no hubiera sido posible sin la decisión del Comandante Fidel de llevar los recursos en esa dirección, es decir, hay una decisión política de llevar la investigación al servicio del ser humano.
El mundo investigativo en Chile va por un carril absolutamente inconexo con la aplicación real en la salud. Sin embargo en Cuba la investigación científica va en función del ser humano, de la mejor calidad de vida y la salud de su pueblo. No sólo no es de elite, sino que aplicable a la sociedad.


¿Cómo fue la actitud de esta amplia y diversa delegación?

M: A todos los de la comitiva se les fue cayendo los velos, que no les permitía ver cómo era realmente la isla. Y fueron descubriendo esta Cuba, con todas sus potencialidades, con todas sus riquezas. No escuché a ningún miembro de la comitiva decir algo en contra de la isla. Todo el mundo estaba encantado, alucinado, y todos con ganas de volver. Se dieron cuenta que el país tiene toda la apertura del mundo para que vayan a invertir.
Los empresarios entendían que el bloqueo y el aislamiento no tiene que ver con una decisión de la isla, es resultado de un bloqueo norteamericano. Por ejemplo, uno de los principales productos de Cuba es el níquel, sin embargo, Estados Unidos impone a empresas extranjeras que en la fabricación de sus productos no utilicen ni un gramo de níquel cubano, o sino ellos no les compran nada y ni les venden nada.


¿El momento más emotivo de la visita?

M: Dos momentos emotivos. El miércoles por la mañana partió la agenda con una ofrenda floral al monumento de José Martí, y ahí se cantó los himnos nacionales de ambos países. Fue muy emocionante, hacía 37 años que no se cantaba oficialmente nuestro himno en la isla.
El otro momento, y más significativo, fue el jueves en la mañana con un homenaje a Salvador Allende, para luego juntarnos con la comunidad chilena residente en Cuba. El representante de los chilenos allá dio un discurso maravilloso, y después vino el discurso de la Presidenta donde ella estuvo a punto de las lágrimas. Fue recordar nuestra historia con la mirada puesta en el futuro, con la importancia de la integración latinoamericana. Ese discurso fue muy lindo y todos estábamos muy conmovidos. Con esta visión de integración de todos los que viven en el país, no como la exclusión que se vive en Chile, y no me refiero a que haya sectores que no estén en el Parlamento, sino que a esa exclusión en el ámbito de la educación, salud, economía, en todo. Fue retomar esa idea de integración, donde todos somos importantes en el país y todos valemos lo mismo. Era un momento de mucha emoción, y es ahí cuando se produce la publicitada salida de Bachelet apurada. Para los que estábamos ahí fue evidente que la Presidenta quiso salir sin interrumpir ese instante emotivo, por eso su apuro, que ha sido grotescamente tergiversado por los medios de derecha.


¿Qué te decían los chilenos residentes?

M: Muy contentos de vivir en Cuba y muy agradecidos de un país que los acogió y de seguir en la senda de ese espíritu revolucionario que en algún minuto tuvo nuestro país para llevar adelante grandes transformaciones. Con mucho cariño por Bachelet, ella se ganó un respeto muy grande respecto a no dejarse amedrentar por comentarios desde Chile.


A propósito, ¿Bachelet actuó de acorde a una Jefe de Estado, al no reunirse con la disidencia como pedía la derecha?

M: Las visitas de Estado son entre gobiernos, y por lo tanto como tal es lo que corresponde a una Presidenta de la República. Nunca he escuchado a alguien de los que cacarean pedir que se junte con la disidencia cuando va a otro país. Cuando ha ido a Estados Unidos, nunca los vi diciendo que converse con los comunistas. Cumplió las funciones que como mandataria le corresponde.


¿Qué debe imitar Chile de Cuba, y viceversa?

M: Debe imitar que todo el desarrollo que se haga, esté al servicio del ser humano y no al servicio del dinero. Una anécdota surgió en la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, cuando estaba Abel Prieto, Ministro de Cultura cubano que es muy alto, y Paulina Urrutia (homóloga) muy bajita. Decían que los tamaños de los ministros era una fiel expresión de la importancia que tenía la cultura en cada uno de los países. Esto lo digo sin desmerecer todo el aporte que Paulina ha realizado por la cultura en nuestro país.
Por ejemplo, en la Feria del Libro era impresionante la cantidad de gente, con libros baratísimos y al alcance de todo el mundo. Todos se iban con su bolsita con libros. En la salud se trabaja a favor de la vida del ser humano, como señalé antes. En la educación son muy grandes los avances.
Pero si hay algo que debiéramos copiar es la alegría de la gente. Aquí en Chile hay un manto negro instalado en la gente, con resignación y sin mística, no hay ganas de construir algo conjunto, el individualismo es absoluto. Aquí existe el “sálvate solo”.
De Chile uno pudiera poner la libertad de expresión, pero ¡¿de qué libertad de expresión hablamos?! Con monopolios instalados y la manipulación de la noticia. O el tema de la democracia podría ser, pero ¡¿de qué democracia hablamos si tenemos una democracia formal?! Personalmente no me gusta lo del partido único pero simultáneamente creo que hay que entenderlo en el contexto de la agresión permanente y sostenida del imperio que está a sólo unas pocas millas de distancia.


¿Qué te faltó en el viaje como presidenta del partido y como turista común?

M: Como turista me habría encantando viajar más al interior de la isla, disfrutar de los paisajes maravillosos, ir a la playa. Y como presidenta del partido me habría encantando hablar con Fidel. Ahora, quedaron todos sorprendidos con Raúl Castro. Él es muy llano, muy espontáneo, cercano y muy amable. Fue el mejor final de mi presidencia. Un viaje lleno de actividades, con una agenda cargada de hitos que te permitió saber un poco más en qué ha estado Cuba estos 50 años.

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