Recientemente, la asociación Rincón Cubano Granma, de Torrelavega, organizó una charla sobre ‘Los Cinco’ de Miami. Adriana Pérez, invitada por dicha asociación y compañera de uno de ellos –Gerardo Hernández– conversó con Diagonal acerca de la situación de los presos cubanos y sobre el sistema judicial de EEUU.

Roberto Mazorra - Diagonal.- En 1998, cinco ciudadanos cubanos eran detenidos en EEUU y acusados de pertenecer a una presunta red de espionaje en Florida. En realidad, fueron detenidos por su participación en varias operaciones de infiltración en organizaciones vinculadas con el terrorismo y denunciadas como tales por el Gobierno Cubano: “Hermanos al rescate”, Alfa 66, Comandos F-4 y la Fundación Nacional Cubano Americana.


En el año 2001 fueron condenados por un Juzgado Federal de Miami. Gerardo Hernández fue castigado a dos cadenas perpetuas y 15 años de prisión; Ramón Labañino a una cadena perpetua y 10 años –hace pocos días fue reducida a 30 años –; Antonio Guerrero recibió una cadena perpetua y 10 años –en 2008 fue rebajada a 22 años y cinco de libertad condicional–; Fernando González fue sancionado con 19 años –único encausado a la espera de resentencia–; y René González fue sentenciado a 15 años mas tres de licencia condicional en EEUU.

Los delitos imputados son diferentes en cada caso y varían desde el cargo genérico de “conspiración”, pasando por “agente no declarado de una potencia extranjera” y “falsa identidad”, hasta los delitos más graves, “conspiración para cometer espionaje y para cometer asesinato”. A pesar de la magnitud de las condenas, ninguno de ellos tiene delitos de sangre.

DIAGONAL: ¿Cuál es la situación de Los Cinco, cuál es el momento actual del proceso judicial?
ADRIANA PÉREZ: Nuestros esposos llevan presos once años en cárceles de EEUU, desde septiembre de 1998. Fueron condenados a cargos no probados, en un proceso legal injusto. Ellos estaban trabajando en la ciudad de Miami, monitoreando acciones terroristas de grupos radicados en el sur de la Florida. Se infiltraron en estos grupos precisamente para apercibir a Cuba de las acciones terroristas.

Durante todos estos años, nosotros hemos tenido que servir de voceros para denunciar estas injusticias. Que tiene dos vertientes: la denuncia con respecto a las graves infracciones legales del caso y la relativa a las violaciones de derechos humanos.

Hay una declaración del jefe del FBI de Miami en cuanto a que tuvo que convencer a sus jefes de Washington para detenerlos, al no haber pruebas de ningún tipo. Si los detuvieron y condenaron fue por la presión de la mafia de Miami. Además, este jefe del FBI declaró que antes de informar al FBI informó a varios congresistas de la Florida. Estaba todo orquestado. ¿Por qué hay condenas a cadena perpetua? En otros casos se deportan y les castigan con una multa o cinco años. Incluso hay casos de espionaje que han sido condenados de cinco o diez años que han sido indultados por Obama. De hecho, el presidente estadounidense ha indultado hace poco a dos israelíes.

Estos once años los hemos vivido pasando por todos los recursos legales. Hemos ido a la Corte Federal de Miami, ciudad donde es difícil de lograr una imparcialidad en el jurado sobre un tema tan controversial como las relaciones con Cuba. Un lugar donde radican grupos con un gran poder económico y político. Un juicio donde no se ha dejado a la defensa hacer su trabajo en un proceso judicial viciado desde su inicio. Hemos llegado a la Corte de Apelación del Circuito de Atlanta en el año 2001, después de ser sentenciados a varias penas que van desde cadena perpetua y doble cadena perpetua hasta quince años –que es la condena menor–. Durante todo este tiempo los procesos legales se han ido agotando sin resultados positivos, a pesar de haberse demostrado que no hubo ni obtención ni transmisión de información secreta, que sería la justificación para un cargo de espionaje.

En el año 2005, el Circuito de Apelaciones de Atlanta resolvió que había que revisar las condenas y celebrar un nuevo juicio. Como fundamentos, esta Corte argumentó que no tuvieron un juicio justo e imparcial, que la sede no era la más apropiada y que las condenas eran desmesuradas. Sin embargo, un recurso de apelación de la Fiscalía Federal provocó que los tres jueces de Atlanta que juzgaron el caso, cambiaran su decisión. Estos tres jueces decidieron que tres de nuestros compañeros irían a una resentencia (Antonio, Ramón y Fernando), mientras en los otros dos se mantendría la condena (Gerardo y René). Este proceso de resentencia comenzó en este mes de octubre, logrando que a Antonio se le revocara la cadena perpetua y se rebajara a 22 años. Nosotros consideramos que la sentencia sigue siendo igualmente injusta. Pero al cabo de once años, y a pesar de que la fiscal y la juez opinan que no hay pruebas con respecto a una posible obtención o traslado de información por parte de Antonio, mantienen los cargos de conspiración.

El problema es que el delito de conspiración no hay que probarlo, es un concepto jurídico que añaden para no tener que probar nada. No hacen falta pruebas o evidencias para acusar y condenar por un delito de conspiración. Basta con la intención que “usted pudiera tener”. Esto es algo muy hipotético, por supuesto. En realidad, es un un cargo político.

En el caso de Antonio, la fiscalía ha terminado reconociendo que el caso estaba tomando una magnitud superior y tenían que demostrarle al mundo que EEUU era capaz de hacer justicia. La juez se disgustó con la fiscalía: “cómo me pides ahora 22 años cuando hace ocho me pediste cadena perpetua”. La fiscalía argumentó, entonces, que el caso estaba teniendo “muchas contradicciones” y que la campaña internacional los “estaba haciendo daño”.

Suponían que nuestros compañeros, al estar infiltrados en esas organizaciones, más tarde tendrían intención de penetrar el Gobierno de EEUU. Realmente lo que queríamos era tener dominio y monitoreo de las posibles acciones terroristas contra Cuba. Nuestros compañeros no estaban en el Pentágono, ni dentro del FBI, ni en la Casa Blanca… Cuba estuvo denunciando durante muchos años que existían estas organizaciones, quiénes eran, qué hacían, cómo operaban. Ningún gobierno los puso fin. Fue necesario buscar a gente para penetrar en esas organizaciones, como lo hace hoy EEUU en montones de lugares para impedir el narcotráfico. EEUU no ha iniciado ningún tipo de investigación sobre este tipo de organizaciones. No hay que olvidar que la segunda campaña electoral de Bush se ganó con el fraude de Miami. Bush ha amparado a esta gente.

Los cinco reconocieron que trabajaban para el Gobierno de Cuba sin cobrar nada a cambio, de una forma voluntaria y altruista, arriesgando sus propias vidas para lograr la protección del pueblo de Cuba. Dos de ellos son ciudadanos de EEUU, Antonio y René. Ninguno de ellos están acusados de terrorismo, ninguno de ellos cometió crimen de sangre, ninguna indisciplina ni acción contra EEUU.

ADRIANA. En un momento de la entrevista.

D.: ¿Vuestros abogados han podido ejercer su labor sin limitaciones?
A.P.: La defensa sólo pudo contar con el 20% de las pruebas utilizadas en el juicio, que el gobierno clasificó como altamente secretas. Olga y René fueron testigos de las ‘pruebas’ que se llevaron de su casa: recetas, videos deportivos, videos familiares, fotografías, cartas, poemas de amor… Todo eso es parte de la voluminosa información clasificada como secreta. Por ello, la defensa ha pedido que se revele el informe de daños por los actos de los cinco. Aunque el Gobierno de EE UU está ofreciendo todo tipo de impedimentos para entregarlo.

Al principio teníamos abogados de oficio y les pagaba el Gobierno de EEUU. Ellos intentaron hacer una buena defensa, pero la fiscalía obstaculizó ese derecho. Por ejemplo, además de lo dicho, los abogados no podían tomar notas. Posteriormente, tuvimos necesidad de tener un abogado para Fernando y ya lo pudo pagar Cuba [Hasta ese momento, las propias características del proceso en cuanto a la tipología de los delitos imputados y el propio sistema judicial impedían que Cuba pudiera apoyar la defensa de Los Cinco]. Hemos ido incorporando abogados que han ido enriqueciendo la labor de la defensa. Hace poco se incorporó un experto en apelaciones para la Corte Suprema. Este abogado es uno de los letrados de más alto prestigio a pesar de ser menor de cuarenta años. De forma sorprendente para este abogado, su caso no fue admitido. De hecho, ha reconocido públicamente que es un caso político y, por ello, ha decidido seguir apoyando a nuestros abogados después de terminar su trabajo [la apelación al Tribunal Supremo] sin cobrar nada. Este abogado ha observado las violaciones del caso y ha declarado que “es un caso donde la justicia se marchó por la ventana y entró el poder político y económico”. Incluso otro abogado, asesor del mismísimo Colin Powell, ha declarado también que era “injusto e inconcebible que en su país ocurrieran ese tipo de cosas”.

D.: ¿Cuáles fueron los motivos para que la ‘justicia’ de Miami condenara a tu compañero, Gerardo Hernández, a una condena tan desmesurada –dos cadenas perpetuas–?
A.P.: El cargo de conspiración para cometer asesinato fue impuesto a Gerardo ocho meses después de detenerlo. Dicha acusación se hizo por solicitud de la propia mafia y de los congresistas de Miami.

En los años noventa, la organización “Hermanos al rescate”, falsificando los planes de vuelo y amparándose en su supuesta campaña humanitaria, sobrevolaba y violaba el espacio aéreo cubano, interceptaba las comunicaciones de los aviones civiles, lanzaba proclamas… todo ello con objeto de desestabilizar el orden en Cuba. Durante seis años, Cuba soportó las violaciones del espacio aéreo y marítimo –sobrevolaban La Habana y Varadero, ametrallaban las costas–. Cuba envió a EEUU notas de información sobre lo que estaba pasando y la administración Clinton dijo que no lo iban a permitir. Pero no se hizo nada. El propio José Basurto, líder de Hermanos al Rescate, dijo públicamente en televisión que entrarían a Cuba “para liberarla”.

Es decir, el Gobierno cubano no necesitaba tener a Gerardo ahí dentro para saber cuáles eran los planes de este grupo. El sábado 26 de febrero de 1996, falsificando el plan de vuelo, entraron a Cuba. Nuestro Gobierno había informado que ese fin de semana estarían activadas nuestras defensas. Sin embargo, penetraron en el espacio aéreo cubano e interceptaron las comunicaciones de los aviones, pudiendo ocasionar un gran desastre. Cuba estaba cansada de tanta desfachatez y derribó dos de los tres aviones que entraron en aguas territoriales cubanas –no derribó el tercero porque ya estaba en aguas internacionales –. Es decir, fue un acto soberano de defensa de su seguridad.

Gerardo ni estaba en Cuba, ni transmitió información, ni disparó a nadie. No participó. Han ido contra Gerardo porque lo identifican como el jefe de la supuesta red de espionaje. La mafia de Miami quería desquitarse del mal sabor de boca del derribo y de la muerte de cuatro de sus tripulantes. No estoy hablando de todos los ciudadanos cubanos de Miami, sino de esa comunidad agresiva, violenta, anticastrista…

D.: ¿Qué papel jugaron los medios de comunicación estadounidenses en la condena?
A.P.: La prensa orquestó una gran campaña. Por un lado, en los medios de difusión de EEUU hubo un silencio total. De hecho, si exceptuamos al Estado de la Florida, en otros Estados de EEUU no se conoce nada de los cinco, ni quienes son ni por qué fueron juzgados. La prensa de Miami quería lograr el rechazo del público y los declaró desde un inicio, antes de que comenzara el juicio, como espías. En un momento llegaron a decir: “si el juicio sigue como va, la defensa no tendrá obstáculos para ganar”. Era un aviso claro.

Hace años salió una lista de periodistas que habían sido pagados por el Gobierno estadounidense para escribir contra Cuba y sobre el juicio. La prensa incluso siguió y acechó a los miembros del jurado [en EEUU los jurados populares dictan el veredicto de inocencia o culpabilidad y el juez se ocupa de los términos de la sentencia]. Este jurado, sin apenas deliberación, en un solo día los declaró culpables. El mensaje de los medios de Miami al jurado era: “Si te pronuncias en contra del Gobierno o los intereses de esta comunidad, tienes un riesgo”. La prensa de Miami se sumó a los intereses de una campaña orquestada.

D: ¿Cómo valoras el trato dispensado por la justicia estadounidense hacia vosotros, sus familiares?
A.P.: Hace once años que no veo a Gerardo. La comunicación es por carta y algunas comunicaciones telefónicas. A Gerardo ni siquiera le permiten acercarse a una computadora para poder comunicarse por correo electrónico, cuando a otros presos de la cárcel sí se lo permiten.

Pero es que ni ellos mismos se pueden ver. A pesar de su comportamiento ejemplar en las penitenciarías, ellos tienen una orden de alejamiento e incomunicación –se encuentran en cárceles de cinco Estados diferentes –.

Durante todos estos años nos han impedido que Olga y yo podamos visitar a René y a Gerardo. Sólo nosotras dos estamos en esta situación. Los demás familiares han tenido muchos problemas para conseguir el visado pero han podido visitarlos. Olga y yo hemos sido consideradas ‘un peligro’ para los EEUU por el Gobierno de Bush, incluso han llegado a decir que somos agentes del gobierno cubano. Olga vivía con su esposo, que era además ciudadano de EEUU. Cuando su esposo fue detenido, Olga se quedó en EEUU con sus dos hijos, gracias a su status de residencia permanente. En agosto de 2000, unos días antes de empezar el juicio, su esposo fue conminado a confesarse culpable y le ofrecieron un arreglo para declarar contra sus compañeros a cambio de respetar el status migratorio de Olga. Como René se negó a negociar, detuvieron a Olga, que permaneció durante tres meses en prisión y posteriormente fue deportada a Cuba, sin su hija de dos años.

En 2002 me dieron la primera visa, me dejaron viajar. Me obligaron a entrar por el aeropuerto de Houston, cuando mi esposo está en California. Cuando llegué a Houston me sacaron de la fila en el aeropuerto, me detuvieron, me interrogaron durante once horas y me obligaron a regresar a Cuba.

Si nuestros esposos hubieran negociado, no hubiese sido un peligro. Si ellos se hubieran declarado culpables de todos los cargos, no hubieron ido a juicio, hubieran tenido mucha menos condena y hubiesen salido a la calle en poco tiempo. Pero ellos no quisieron hacerlo. ‘Los Cinco’ son un ejemplo de la doble moral de los EEUU. Por muchas razones. Primero, porque sabían que eran inocentes. Segundo, porque su única motivación era proteger a Cuba. Tercero, porque querían denunciar en un juicio todo lo que Cuba había sufrido durante cincuenta años con respecto a las organizaciones terroristas y las actividades que se llevaban a cabo en el sur de La Florida.

D.: ¿En qué consiste la campaña que estáis haciendo, cómo se está desarrollando en España y en otros lugares?, ¿qué apoyos estáis recibiendo?
A.P.: Yo estoy aquí representando a todos los familiares. Olga, compañera de René, está en Logroño ahora y la hija de Ramón está en Perú. Todos nosotros hemos viajado a todos los países de Europa, África, América… buscando apoyo.

Hemos visitado la Comisión de Derechos Humanos de la ONU cinco veces. Por ejemplo, en el 2005, el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de dicha Comisión dictaminó que fue una detención arbitraria, que no hubo un juicio justo, que no tuvieron independencia jueces y abogados, que no fue una sede imparcial. En esta visita a España nos hemos entrevistado con parlamentarios de diferentes bloques políticos. Estos han mostrado su disposición de llevar el caso a la Comisión de Exteriores del Parlamento. También nos hemos reunido con el embajador de EEUU en España y con el canciller Moratinos. Nos hemos entrevistado con Ministros de Justicia de Bélgica, Reino Unido, España, Suiza, Italia, Francia, Portugal, Namibia, Sudáfrica, Angola, Australia, Brasil, Venezuela, Bolivia… Hasta ahora no ha habido una declaración pública del Estado español. Pero no siempre se busca una declaración pública.

Este año, por ejemplo, acudimos al Tribunal Supremo (TS) de EEUU. Aunque finalmente no admitieron el caso, la petición de la defensa fue respaldada por numerosas organizaciones de derechos humanos, por parlamentarios a título individual –y los parlamentos en pleno de Panamá y México –, organizaciones de abogados de Brasil y de EEUU, e incluso diez premios Nobel. El problema del TS en EEUU es que no está obligado a recibir los casos que se presentan. Sólo cuando tiene méritos suficientes, cuando hay contradicciones entre circuitos, cuando hay algunos elementos que La Corte considere que es valioso considerarlos. Nuestro caso tenía todos los elementos para ser examinado.

D.: ¿Existe alguna solución para la excarcelación de vuestros compañeros?
A.P.: Actualmente, sólo queda pendiente el proceso de resentencias para Ramón [poco después de la entrevista hubo una reducción de la condena]y Fernando. Para el resto se agotaron los recursos legales.

Durante todos estos años albergábamos alguna esperanza de que el sistema estadounidense funcionara, que fuera ético. Ahora mismo la única solución es la solución política. Se confía en que la Administración Obama sea más abierta. Nosotros estamos apostando a que un nuevo gobierno de EEUU haga algo, pero espontáneamente no lo va a hacer. Sólo la presión internacional puede lograrlo. Obama tiene la potestad para firmar el indulto.

El discurso de la nueva administración es diferente con respecto a las anteriores, pero no podemos decir que haya habido cambios sustanciales. Por ejemplo, las restricciones que se eliminaron recientemente fueron aplicadas por Bush, como el viaje libre de los cubano-americanos a Cuba o el envío de remesas. Hoy todavía los americanos no pueden viajar libremente a Cuba. No existe un intercambio comercial y económico libre. El bloqueo sigue igual con Obama, a pesar de que 187 países se pronunciaron en contra del mismo. Es cierto que las conversaciones sobre asuntos migratorios volvieron a retomarse, pero esos contactos ya existían antes de Bush, cuya Administración frenó y eliminó.

Cuba no bloquea a EEUU, no frena el intercambio cultural y científico con EEUU, Cuba no va a invadir a EEUU, no manda armas a EEUU, Cuba no fomenta ni organiza a grupos terroristas para atacar EEUU, Cuba no organiza atentados contra los presidentes de EEUU. En definitiva, Cuba no es un peligro para EEUU. ¿Quién ha sido la única víctima en estos años, quién ha puesto los muertos por acciones terroristas, quién ha puesto el hambre, las necesidades, el deterioro, las presiones económicas…?

Sin embargo, Cuba está dispuesta a sentarse en una mesa a dialogar y conversar. Cuba está danto gestos unilaterales desde hace muchos años. Raúl ha sido claro y convincente de lo que Cuba es capaz de hacer y está dispuesto a tener un gesto con EEUU –les mandaría a todos los disidentes con sus familias – si nos devuelven a nuestros cinco héroes.

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