En Chile existen prisiones diseñadas para 35.845 personas, pero a fines de 2009 allí vivían 52.260 presos en “condiciones sanitarias inferiores al nivel normal”, según el informe anual de Amnistía Internacional. La mayoría de estos presos vive en condiciones de extrema pobreza y sufren constante violación de sus derechos humanos, pero esta situación no le interesa a los senadores DC porque no garantiza cobertura de prensa. Tampoco les conmueve la situación del comunicador mapuche Pascual Pichún Collonao, injustamente detenido el día anterior al terremoto (26 de febrero) ni hace caso a los reclamos de Naciones Unidas por las violaciones de los derechos de los pueblos originarios.
El año pasado, el cuerpo de Gendarmería tuvo que investigar 88 denuncias de abusos, algo menos que los 107 del 2008. Sólo en un caso hubo sanción a los funcionarios, 11 fueron cerrados y 76 siguen pendientes. Si sólo estos 88 detenidos torturados se declararan “presos de conciencia” e hicieran huelga de hambre, tendríamos en Chile un caso más gordo de derechos humanos, pero nadie garantizaría el interés de la prensa.
Como dijo el Presidente Lula, de Brasil, ¿qué pasaría si todos los presos comunes de repente se declararan prisioneros políticos? No les faltaría razón porque gran parte del delito tiene su origen en la exclusión social y en la ausencia de oportunidades de educación y trabajo a todos por igual, que es la característica de nuestras sociedades.
Entre los presos chilenos hay 1.411 menores y en Santiago las cárceles encierran el doble de gente que su capacidad. Chile tiene el orgullo latinoamericano de ser el país con más población carcelaria respecto a sus habitantes. Ahora causan conmiseración los presos comunes de Cuba, disfrazados de “políticos” e incluso de “periodistas”, pero los dardos con pretextos “humanitarios” también apuntan a Venezuela, Bolivia y Nicaragua, sin olvidar a Ecuador, Irán y muchos otros países, mientras los israelíes hacen de las suyas con los palestinos.
Finalmente, esto no es más que una ofensiva comunicacional por parte del capitalismo que desde sus crisis permanece moribundo, mientras la espada de Bolívar despierta los pueblos de Nuestra América.
Organizaciones que firman:
Movimiento chileno de solidaridad con Cuba
Comando Amplio de Solidaridad con Cuba
Movimiento de Solidaridad con Bolivia
Movimiento Amplio de Solidaridad con Venezuela
Solidaridad con el Pueblo de Honduras
Instituto Chileno Cubano de Cultura
Asociación de Combatientes Antiimperialistas Internacionalistas – ACAI
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) – PC (AP)
Red Ecológica de Chile
Movimiento Amplio Social – MAS-Chile
Comisión de Derechos Humanos del Partido Socialista.de Chile.
Movimiento Único de Trabajadores del Transporte – MUTT
Movimiento Sindical clasista “Mas Clase”
Partido Izquierda Cristiana – IC
Movimiento Patriótico Manuel Rodriguez
Movimiento de Convergencia Revolucionaria – MCR
Movimiento de Izquierda Revolucionario – MIR
FETRACOMA.
Fuerza Social
Colectivo Manuelita Sáenz
Asociación de Refugiados Peruanos
Movimiento por el Agua
Movimiento Chileno de Solidaridad con los Pueblos