De ellos dan testimonio mudo: el muro del sudoeste estadounidense contra los migrantes mexicanos; el muro de segregación poblacional y secuestro territorial erigido por Israel contra el pueblo palestino; el muro de opresión y conquista de Marruecos, socio magrebí de la OTAN, contra el pueblo saharaui; y el muro marítimo de aguas, playas y costas vigiladas que la incomprensión europea mantiene contra los migrantes africanos, para que no se sienten a la mesa de su bienestar.
No es de extrañar por tanto que se pretenda cercar a Cuba con un muro de falsas acusaciones y silencio sobre sus logros.
Es acaso que ha cambiado tan dramáticamente la situación económica en la bloqueada isla como para que aparezcan situaciones internas de inconformidad o derrotismo. ¿Qué tan grave es su situación hoy más que ayer? A todas luces la isla sobrelleva las dificultades sorteándolas y superándolas sistemáticamente gracias a su inserción en el bloque del Alba y a los cambios sugeridos por sus ciudadanos y meditados por su dirección.
Entonces… ¿por qué ahora el Occidente imperialista siente la urgente necesidad de atacar a Cuba? ¿Será porque el socialismo demuestra su viabilidad real a pesar de las predicciones en su contra? ¿Será tal vez porque la integración de los pueblos latinoamericanos demuestra su gran potencial?
Realmente ello es así, por cuanto que la creciente reacción de los pueblos del mundo contra el imperialismo y el neocolonialismo encuentra su punto de mayor intensidad en la región latinoamericana.
Esto, a partir de las expresiones particulares de varios países sudamericanos y centroamericanos que reasumen su identidad con dignidad, se expresa en una grandiosa sumatoria colectiva que es la constitución de un ente regional que excluye expresamente a los Estados Unidos y Canadá. No puede concebirse una mayor demostración del grado de maduración de la colectividad regional.
Es por ello que, para el imperialismo y el neocolonialismo, ha llegado la hora de tocar el clarín de apresto y movilización contra los pueblos del Sur. Se ha desatado en consecuencia una verdadera batalla ideológica. En esta dinámica confrontacional esperan contener a los decididos, atraer a los indecisos y controlar a los sumisos.
No es de extrañar que la Unión Europea adopte la llamada “posición única” contra Cuba, alineando tras de sí a los gobiernos de las naciones europeas del mediterráneo y del este con posiciones sumisas para contrarrestar la insumisión de sus propios pueblos. Pero es en Latinoamérica en donde este aquelarre mediático persigue escindir los frentes políticos con fuerte grado de tibieza, como en Chile, donde tal ofensiva anticubana permite alinear en un solo lado a los democratacristianos de la Concertación junto a los piñeristas y pinochetistas. También en Argentina y Brasil, próximos a un deslinde electoral, se esperan aflojamientos políticos, merced a la ofensiva anticubana, que permitan reagrupar a la derecha. Entonces, no es por Cuba por quién doblan las campanas sino por la democracia social en América Latina.
Pero… ¿por qué Cuba es la víctima propiciatoria de esta campaña? Por que Cuba ha sido el fuego que avivó en el continente las llamas de la segunda independencia. Después de un siglo XX comenzado con tibios intentos de consolidar Estados Nacionales con débil personalidad internacional, lo de Cuba permitió un ascenso progresivo del proceso de la Segunda independencia.
Todavía más, cuando a horcajadas del siglo pasado y del presente se produjo el desplome del campo socialista y esa idea pareció palidecer, Cuba se transformó en nicho y rescoldo, en brasa permanente que abrigó la idea socialista al clamor del cariño del pueblo cubano, que mantuvo el fuego adormilado de la idea socialista mundial a la espera de los vientos huracanados de los tiempos del pueblo que hoy se viven. A la luz de esta lumbre vinieron a calentarse los revolucionarios del mundo. Si Cuba hubiese sucumbido, este florecimiento, este revival de la idea socialista no hubiera sido posible.
Todo ello explica la saña anticubana, pero anticipamos que el heroico pueblo cubano mantendrá en sus manos la antorcha socialista, el fuego sagrado de Prometeo que estará siempre al servicio del ser humano, libre de la explotación del hombre por el hombre; de la naturaleza libre de la explotación capitalista irracional; libre y al servicio del supremo altruismo del hombre nuevo en una sociedad nueva.
Panamá 9 de abril de 2010
Consejo Nacional de Defensa de la Soberanía y la Paz , organización nacional adscrita al Consejo Mundial de la Paz (WPC)
-Personería jurídica por Resolución 408 de septiembre de 1982-