Recuérdese que el 7 de marzo el Gobierno había presentado su respuesta oponiéndose a esta moción, a la cual la defensa respondió el 25 de marzo de 2011 aludiendo que René solicitó modificar las condiciones de su libertad supervisada de forma tal que se le permitiera viajar a y residir en Cuba, en lugar de cumplir los tres años de libertad supervisada en Estados Unidos después de salir de prisión el próximo 7 de octubre.
“Casualmente”, el pretexto de la Jueza es bien “socorrido”: consideró que la moción de René es prematura porque el período de libertad supervisada no comienza hasta tanto el individuo salga de prisión y se necesita que pase cierto tiempo antes que la Corte sea capaz de evaluar de forma apropiada las características del acusado.
En correspondencia, emergen las siguientes preguntas: ¿Qué sucederá entonces a partir del 7 de octubre? ¿Irán los agentes del FBI a capturar a los terroristas en los lugares donde ellos “saben que están o frecuentan”? ¿O se dedicarán a vigilar a René para asegurarse que él no moleste a los terroristas?
Por mi parte, agrego la siguiente interrogante: ¿Qué actitud adoptará la Corte Interamericana de Derechos Humanos —la misma que está muy atenta a cualquier reclamo de delincuentes políticos de países como Venezuela—, en el orden de las ideas que vengo exponiendo en este trabajo?
Hay que reiterar una y otra vez en que Antonio, Gerardo, Fernando, Ramón y René tuvieron la imperiosa necesidad de infiltrase justamente en el seno de la mafia-terrorista con centro en Miami y amparada por el “Norte revuelto y brutal”, para impedir actos vandálicos contra los pueblos de Cuba, Estados Unidos y otros países —incluso, arriesgo de sus propias vidas; al tiempo que particularmente hay que insistir en cómo más aberraciones persiguen a Gerardo Hernández.
En paralelo, crece por minuto la solidaridad internacional con los Cinco, en especial en los propios Estados Unidos. Tanto es así que el 15 de septiembre último, al cumplirse 13 años del encarcelamiento de ellos, el diario The Washington Post divulgó un extenso artículo sobre el caso, en el cual cita a Phil Horowitz, abogado de René, quien afirmó que imponerle un periodo adicional al término de su condena es un castigo.
Como es de suponer, todavía estoy “esperando” media palabra al respecto de neocubanólogos, “disidentes”, mercenarios —perdonen la redundancia— y seudo-revolucionarios, incluyendo equis escribientes en Kaos en la Red: hablo de los mismos personajes que utilizan un Telescopio de largo alcance para sobre dimensionar las deficiencias e insuficiencias de la Revolución Cubana.
No obstante, con el incondicional apoyo del cada vez mayor número de personas de buena voluntad de todos los Continentes que respaldan a los Cinco, redoblaremos los esfuerzos porque René y sus compañeros regresen a la Patria agradecida.