Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez - Juventud Rebelde.- En el centro sur de Cuba, muy cerca del mar, una anciana dispuso de las principales habitaciones de su casa para mostrar la historia de los Cinco Héroes cubanos.

Los Cinco tienen una casa en Cienfuegos y una Orquídea que esparce su encomiable espíritu de lucha por el regreso de los antiterroristas cubanos. No hay lujos en el viejo caserón; banderas, carteles y fotos de los héroes penden de sus paredes con el mismo amor que guarda las cartas y dibujos de intercambios sistemáticos.

Con esta iniciativa, María Orquídea Artiles Ruiz, una mujer de 74 años, se siente más cerca de Gerardo, Ramón, Tony, Fernando y René y despierta la atención sobre ellos en cientos de personas, que llegadas de cualquier parte del país o del mundo entran a buscar información y creen descubrir el museo de los Cinco.

La imaginamos frente a sus alumnos de la escuela primaria cuando escuchamos su forma de adentrar al visitante en la causa de los Cinco, el proceso judicial y las perspectivas del caso. Cuenta de sus empeños por relacionarse con cada uno de ellos y de los lazos que la unen a Gerardo Hernández Nordelo, quien se preocupa por su salud y la utiliza para entrelazarse con decenas de cienfuegueros.

“A poco de conocerse la noticia y conseguir sus direcciones, les escribí, pero solo me llegó respuesta de Gerardo a través de otra familia. Desde el 2003, con altas y bajas por los problemas de la comunicación, hemos mantenido una relación muy bonita.

“Él es una persona especial, se preocupa mucho por uno, por mi mamá (ya fallecida) y me recomienda que no le escriba tanto por la artritis que padezco en las manos. Aún así, le cuento sobre programas radiales, las actividades que hacemos, los concursos y los ganadores. Como tiene poco tiempo para hablar por teléfono con Adriana y su familia, mantengo ese vínculo y lo mantendré mientras tenga salud.

“La noche que recibí la primera carta casi no pude dormir pensando qué más podía hacer, era tanto el agradecimiento que él trasmitía a los cienfuegueros y en especial a los abuelos de la casa donde me cuidan. Empecé por repartir las direcciones de los Cinco, vienen estudiantes que quieren escribir trabajos o tesis sobre los Cinco; escribí a la Comisión de Derechos Humanos, al Fiscal y a los periódicos más influyentes de Estados Unidos.

“Construí un vínculo con los trabajadores de ETECSA, que me queda cerca, para enviar correos electrónicos, fotocopiar las cartas que divulgan cada hecho y poder reenviarlas, leerlas en los matutinos en escuelas y centros de trabajo, por la radio y el telecentro; ya pasan de 60 y la gente quiere saber de ellos con información de primera mano.

“Tengo el placer de ver cómo se emocionan cuando les hablo de Gerardo, de sus ideas, de sus planes. Hay un niño de cuarto grado de la escuela Mariana Grajales que me dijo: `profe y nosotros qué tenemos que hacer para demostrarles cuánto los queremos`.

“Ya son 14 años de injusticia; ellos hacían ese tipo de trabajo por la necesidad de defender a la Revolución de tantos crímenes que se han cometido o pudieran cometerse, de lo contrario ¿cuántas personas más habrían muerto? Hoy sostenemos una campaña mundial por su regreso dada la repercusión del caso.

“A los pocos días de fallecer mi mamá sonó el teléfono y no respondí, cuando levanté la segunda vez me dijeron `María Orquídea`. Se presentó como su sobrino y dijo que Gerardo quería llamar para saber cómo estaba llevando la situación, pero no sabía si me haría daño. Respondí que eso sería vida para mí.

“Entonces, escuché: `María Orquídea soy yo, Gerardo, desde la prisión`. Hice un esfuerzo por controlarme, le reproché que empleara esos minutos de llamada conmigo y quiso saber de mi salud; le conté que en los últimos momentos de vida de mi madre, repetía: `los Cinco están en La Habana, ¿tendrán teléfono? `Le dije que mamá había soñado con él, que regresaba cojito, y me pidió que me cuidara mucho, porque yo era la embajadora de los Cinco en Cienfuegos.

“Creé la casa de los Cinco y se ha revertido en movimiento a favor de la excarcelación de los muchachos, nos han visitado brasileños, argentinos, belgas, alemanes y muchos cubanos; no será perfecta, pero es una forma de mantener el espíritu de lucha por su regreso”.

Fotos: René Pérez Massola