Francisco G. Navarro - Prensa Latina.- San José, una intrincada comunidad en las montañas del grupo Guamuahaya, en el centro de la isla, recibe hoy los beneficios de la electricidad gracias a un proyecto de paneles solares (fotovoltaicos) financiado por la ONG Francia-Cuba. 

Casi una treintena de viviendas conforman el pequeño e irregular poblado en medio de plantaciones cafetaleras y cuyo acceso por tierra, desde la villa La Sierrita, resulta bastante engorroso para medios motorizados, pudo comprobar Prensa Latina.

En tales condiciones el acceso a la redes de trasmisión del Sistema Eléctrico Nacional no era viable y el proyecto de cooperación internacional, canalizado a través del Programa de Desarrollo Humano, contribuyó al mejoramiento de la calidad de vida de los serranos.

Entre los vecinos que atestiguaron la importancia del proyecto estuvo la enfermera Lázara González, quien junto a una doctora recién graduada atiende el consultorio del médico de la familia en la comunidad.

Viví los tiempos cuando había que suturar una herida o canalizar una vena a luz de una vela o una chismosa (lámpara rústica de keroseno), comparó la trabajadora de la salud.

Yolanda Duarte mostró el interior de su humilde hogar donde, además de un televisor y cinco lámparas de luz fría (fluorescente), cuenta con una cocina eficiente de leña, capaz de proporcionar mayor tiempo de cocción con menos combustible vegetal y dotada de una chimenea que expulsa el humo fuera de la casa.

Iluminación, televisión, cocina ecológica, panel solar con sus complementos (batería y transformador) conforman el módulo que el proyecto entregó de manera gratuita a cada vivienda, destacó Julio Rafael Pérez, director de Servicios Comunales en el municipio de Cumanayagua, en el cual está ubicado el asentamiento.

El proyecto de desarrollo también pactó con los habitantes de San José la necesidad de evitar la tala de árboles para utilizarlos como combustible en sus cocinas, las cuales emplean los desechos forestales que el bosque genera de manera natural.

Al propio tiempo estipuló la creación de un vivero para la propagación de especies frutales y maderables.