En 1995 Mandela diría que “los cubanos vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en la lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el “apartheid”… Jamás olvidaremos este incomparable ejemplo de desinteresado internacionalismo”. Es un buen recordatorio para quienes ayer y todavía hoy hablan de la “invasión” cubana a Angola.


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Documental dirigido en 2013 por Estela Bravo y Ernesto Mario Bravo. Mandela visitó Cuba en 1991, un año después de ser liberado de la prisión, y conoció por primera vez a Fidel Castro. Éste fue el comienzo de una estrecha amistad que se acrecentaba en cada uno de sus numerosos encuentros y que culminaban en un abrazo y una exclamación de “Mi hermano.” Durante su estancia en la isla, Mandela destaca el papel de Cuba en África, en la liberación de Angola y en la independencia de Namibia; así como manifiesta su agradecimiento a Fidel y su simpatía por la Revolución cubana.

Mandela, Fidel y la derrota del racismo en Sudáfrica

Atilio A. Borón

La muerte de Nelson Mandela ha precipitado una catarata de interpretaciones sobre su vida y su obra, todas las cuales lo presentan como un apóstol del pacifismo y una especie de Madre Teresa de Sudáfrica.

La muerte de Nelson Mandela ha precipitado una catarata de interpretaciones sobre su vida y su obra, todas las cuales lo presentan como un apóstol del pacifismo y una especie de Madre Teresa de Sudáfrica. Se trata de una imagen esencial y premeditadamente equivocada, que soslaya que luego de la matanza de Sharpeville, en 1960, el Congreso Nacional Africano (CNA) y su líder, precisamente Mandela, adoptan la vía armada y el sabotaje a empresas y proyectos de importancia económica pero sin atentar contra vidas humanas. Mandela recorrió diversos países de África en busca de ayuda económica y militar para sostener esta nueva táctica de lucha. Cayó preso en 1962 y, poco después, se le condenó a cadena perpetua, que lo mantendría relegado en una cárcel de máxima seguridad, en una celda de dos por dos metros, durante 25 años, salvo los dos últimos años en los cuales la formidable presión internacional para lograr su liberación mejoraron las condiciones de su detención.

Mandela, por lo tanto, no fue un “adorador de la legalidad burguesa”, sino un extraordinario líder político cuya estrategia y tácticas de lucha fueron variando según cambiaban las condiciones bajo las cuales libraba sus batallas. Se dice que fue el hombre que acabó con el odioso “apartheid” sudafricano, lo cual es una verdad a medias. La otra mitad del mérito le corresponde a Fidel y la Revolución Cubana, que con su intervención en la guerra civil de Angola selló la suerte de los racistas al derrotar a las tropas de Zaire (hoy, República Democrática del Congo), del ejército sudafricano y de dos ejércitos mercenarios angoleños organizados, armados y financiados por EE.UU. a través de la CIA. Gracias a su heroica colaboración, en la cual una vez más se demostró el noble internacionalismo de la Revolución Cubana, se logró mantener la independencia de Angola, sentar las bases para la posterior emancipación de Namibia y disparar el tiro de gracia en contra del “apartheid” sudafricano. Por eso, enterado del resultado de la crucial batalla de Cuito Cuanavale, el 23 de Marzo de 1988, Mandela escribió desde la cárcel que el desenlace de lo que se dio en llamar “la Stalingrado africana” fue “el punto de inflexión para la liberación de nuestro continente, y de mi pueblo, del flagelo del apartheid”. La derrota de los racistas y sus mentores estadounidenses asestó un golpe mortal a la ocupación sudafricana de Namibia y precipitó el inicio de las negociaciones con el CNA que, a poco andar, terminarían por demoler al régimen racista sudafricano, obra mancomunada de aquellos dos gigantescos estadistas y revolucionarios. Años más tarde, en la Conferencia de Solidaridad Cubana-Sudafricana de 1995 Mandela diría que “los cubanos vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en la lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el “apartheid”… Jamás olvidaremos este incomparable ejemplo de desinteresado internacionalismo”. Es un buen recordatorio para quienes ayer y todavía hoy hablan de la “invasión” cubana a Angola.

Cuba pagó un precio enorme por este noble acto de solidaridad internacional que, como lo recuerda Mandela, fue el punto de inflexión de la lucha contra el racismo en África. Entre 1975 y 1991 cerca de 450.000 hombres y mujeres de la isla pararon por Angola jugándose en ello su vida. Poco más de 2600 la perdieron luchando para derrotar el régimen racista de Pretoria y sus aliados. La muerte de ese extraordinario líder que fue Nelson Mandela es una excelente ocasión para rendir homenaje a su lucha y, también, al heroísmo internacionalista de Fidel y la Revolución Cubana.

Mandela: Un revolucionario

Juan Carlos Monedero alerta: "Quieren hacer de Mandela un ícono hueco, un reconciliador sin memoria ni rabia"

Aporrea.- Este viernes el periodista español Juan Carlos Monedero lanzó un alerta bien pertinente. Entre los múltiples lamentos y declaraciones de alabanza al revolucionario ido, muchos son falsos y van en otro sentido. Son los mismos que trataron de banalizar la figura del Che Guevara y de Luther King. Este es el alerta lanzado por Juan Carlos Monedero.

Madiba, Mandela: un revolucionario

Juan Carlos Monedero - Público.es / Aporrea.org.- Que nadie se equivoque: Mandela era, además de negro, rojo, comunista, culto, internacionalista, africano, hombre libre en una cárcel levantada por blancos, implacable con los enemigos del pueblo, enamorado de la revolución. No hagáis de Madiba un icono vacío de la resignación. No era el Tío Tom: era Malcon X, Lumumba, un pantera negra. Se ha ido con el Che, con Allende, con Chávez, con Ho Chi Min, con Biko y con esos millones de hombres y mujeres anónimas que se reflejan en cada una de esas peleas contra cualquier imperio, contra cualquier opresor.

Quieren construir un Mandela de Walt Disney, un icono hueco, un reconciliador sin memoria ni rabia. Construyó la reconciliación porque primero ganó la victoria. Con razones y con la fuerza. Estados Unidos lo llamó terrorista. También la derecha española. Los que ahora lo presentan como un referente suyo. Fidel Castro fue uno de sus principales apoyos internacionales. No os equivoquéis: miramos a Mandela cuando decimos que el miedo tiene que cambiar de bando. Para que vosotros, los que encarcelásteis a Mandela y ahora lo celebráis, perdais la impunidad de vuestra indecencia. La decencia de Mandela fue siempre la decencia de quien no tuvo nunca miedo. La represión en Europa, la violencia contra las protestas, la ley Fernández de la patada en la boca que quiere aprobar el PP van a encarcelar a gente que lucha por la democracia. Como hizo el gobierno blanco y de derechas de Sudáfrica con Madiba. Vosotros tapáis su ejemplo. Nosotros nos alimentamos de él. Vosotros os despedís de Mandela con miedo. Nosotros le saludamos con esperanza.

Que la tierra te sea leve Mandela.

Solidaridad
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