Nuria Barbosa León - Granma.- Fernando Cruz Quishpe, ecuatoriano graduado en Cuba, vivió experiencias inolvidables durante su trabajo en la brigada médica cubana en Haití. En la grafica con una bandera de Ecuador. De hablar bajo y pausado, el joven médico ecuatoriano Fernando Cruz Quishpe se considera hijo de Cuba, aunque haya nacido en la ciudad de Cayambe, al norte de Quito.


¿Cómo conociste de la beca para estudiar Medicina?

Descubrí a Cuba siendo estudiante del colegio, a través de la música de Silvio Rodríguez y la Nueva Trova. Eso empezó a alimentar mi deseo de conocer la Isla, su historia, el tipo de sociedad y la gente. Me involucré con los grupos de solidaridad en mi país y participé en varias actividades. Me enteré en ese entorno de la convocatoria para estudiar Medicina en La Habana. Yo estudié por dos años la carrera en Ecuador, pero al conocer la posibilidad de venir a Cuba, puse todo mi empeño y vine en el año 2004.

¿Tus padres a qué se dedican?

Mis padres son profesores en escuelas primarias. Somos seis hijos y yo nací de segundo. Mis cuatro hermanos menores aún estudian por lo que el costo educacional para mi familia es muy alto.

¿Cómo funcionó la vida en Cuba durante los primeros años?

Viví en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) dos años, rodeado de jóvenes de más de 30 nacionalidades, cada uno con su idiosincrasia, costumbres, portadores de culturas diferentes. Mis compañeros de cuarto fueron centroamericanos y sudamericanos, todos aprendimos a convivir entre nosotros y hoy pienso, que construimos una familia. En ese tipo de ambiente, uno termina consciente de que nos hemos enriquecido como seres humanos. También compartir con los cubanos, inicialmente con los profesores, trabajadores de la escuela y personal de servicio, nos atendieron con gran amabilidad, y la valoro de extraordinaria experiencia porque nos enseñaron a amarnos a pesar de la diferencia.

Al concluir los dos primeros años en la ELAM, ¿dónde continúas los estudios?

A partir del tercer año, los programas docentes cubanos contemplan el aprendizaje directamente con el paciente hasta concluir. Me ubicaron en la Facultad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, de Camagüey. De esta provincia oriental cubana me viene a la mente la participación en las actividades convocadas por organizaciones juveniles y estudiantiles. Hicimos muchas jornadas de trabajo voluntario en la agricultura conmemorando fechas históricas o celebrando algún acontecimiento.

Pudimos brindar nuestro aporte en los municipios azotados por el huracán Paloma en el 2008, principalmente en el territorio de Santa Cruz del Sur. Ayudamos en la evacuación de esas personas, en la recogida de los escombros, en el saneamiento de la ciudad. Con esas actividades uno se siente formar parte del proyecto social cubano.

¿En qué año recibes el título?

En 2010. Laboré un año en mi país, en la Misión Manuela Espejo para el diagnóstico de enfermedades en zonas de difícil acceso y rurales. Vimos muchas personas con diferentes tipos de discapacidad no tratadas médicamente, ni educadas. Trabajé junto a especialistas cubanos en ese programa. Entonces me entero de la posibilidad de venir nuevamente a estudiar la especialidad de Medicina General Integral. Estando en Cuba ocurre el terremoto en Haití y solicito mi incorporación a la brigada médica cubana que prestó servicios en ese empobrecido país.

¿Qué te aportó la experiencia en Haití

Haití me ayudó mucho a moldear mi carácter y mi espíritu. Conocí a personas muy pobres, sin ningún recurso para vivir, hablo de techo, agua o calzado. Estuve de 2012 a 2013, unos 15 meses en la ciudad de Mimbale, en el centro del país. Nuestra misión consistió en visitar las comunidades de haitianos y explicar cómo prevenir la pandemia del cólera. Además de realizar labor asistencial en los hospitales. Vivir en ese país a uno lo hace más sensible ante las calamidades.

Mi mayor experiencia estuvo en la cantidad de partos asumidos. En Cuba, en la etapa estudiantil, asistimos a este proceder ginecológico acompañados de un residente y un especialista, momento en que nos transmiten sus experiencias. En Haití estuve solo.

De los haitianos me marcó el gran espíritu de los pobladores de sobreponerse a las adversidades. Saben asumir el dolor por el azote de enfermedades, por la pobreza derivada del colonialismo, y sin embargo siguen trabajando, soñando, riendo y cultivando su cultura.

Al concluir la misión en Haití, hice mi solicitud para cursar la especialidad de Genética Clínica y ese es el motivo por el cual me encuentro en Cuba en el año 2014.

¿Qué harás al concluir la especialidad de Genética Clínica?

Pienso laborar en la genética comunitaria. El estudio de la Misión Manuela Espejo en Ecuador debe continuar. Ese tipo de investigación develó la necesidad de programas sociales para solucionar problemas, específicamente en las ramas médicas. Nos corresponde articular adecuadamente el sistema de salud ecuatoriano para brindar mayores y mejores servicios. Allá vemos resultados recientes en la atención en hospitales y clínicas públicas, pero debemos iniciar un sistema de prevención de las enfermedades muy parecido al cubano, que eleva los años de vida a la población.

Hoy trabajamos en la Asociación Plurinacional de Estudiantes y Graduados Ecuatorianos en Cuba Eloy Alfaro, con una vida jurídica propia desde 2013. Nuestras actividades se derivan en tres ejes primordiales: la capacitación, la solidaridad y el trabajo comunitario.

Con el primero promovemos cursos e intercambiamos bibliografías para la actualización constante en el conocimiento científico.

Trabajamos la solidaridad para ayudar a Cuba y a todos los países que así lo requieran. Aprendimos a ser solidarios y ansiamos seguir siéndolo.

En el tercer eje enseñamos a muchas personas lo aprendido en la carrera en cuanto a la prevención de enfermedades, el pesquizaje en zonas rurales, charlas de promoción de salud, e incluso de ingeniería, cultura física, pedagogía, y otras de carácter multidisciplinario para de alguna manera patentar nuestros conocimientos.

¿Qué significado tiene haber vivido en esta isla del Caribe?

Siento mucha admiración por el pueblo cubano. Admiro su cultura, su valor al enfrentar las hostilidades del imperio y de un mundo capitalista desgarrador, su lucha por convertirse en un paradigma para los demás países. Realmente Cuba nos ha mostrado que un mundo mejor es posible.

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