Prensa Latina TV.- El fundador del movimiento de solidaridad Pastores por la Paz, reverendo Lucius Walker, es recordado en Cuba tras cumplirse el quinto aniversario de su muerte.


Lucius Walker entre nosotros

Rinden homenaje al gran amigo de Cuba en la Casa de la Amistad, con motivo del quinto aniversario del fallecimiento del reverendo estadounidense

Gabriela Ávila Gómez - Diario Granma.- “El espíritu de Lucius Walker sigue vivo, como también lo están sus ideas”, afirmó este jueves Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido, durante un acto realizado con motivo de los cinco años del fallecimiento del reverendo estadounidense y al que asistieron Fernando González y Ramón Labañino, héroes de la República de Cuba.

Durante el evento, celebrado en la Casa de la Amistad de la capital cubana, Diego Bello expresó también que los seguidores del reverendo tienen un largo camino por delante, pues aún queda eliminar el bloqueo y devolver el territorio ocupado por la ilegal Base Naval de Guantánamo.

Por su parte, Orlaida Cabrera, jefa de la Di­rección Política del Instituto Cubano de Amis­tad con los Pueblos, destacó la iniciativa de Lu­cius Walker en conjunto con el Co­man­dante en Jefe Fidel Castro de traer a la Isla a estudiantes norteamericanos para que se instruyeran en la Escuela Latinoamericana de Medicina, los cuales ya suman 132 egresados.

Cabrera agregó que el reverendo es una de las personas que pasan por la vida regalando amor, y que de él se habla en presente y en futuro.

El homenaje estuvo presidido también por José Ramón Balaguer, miembro del Se­cre­ta­riado y Jefe del Departamento de Relaciones Interna­cionales del Comité Central del Partido, y Elio Gámez Neira, vicepresidente primero del ICAP. Asimismo, estuvo presente la reverenda Joan Campbell, expresidenta del Consejo Na­cional de Iglesias de Estados Unidos.

Lucius Walker, fallecido el 7 de septiembre del 2010, impulsó el proyecto de Pastores por la Paz en 1992, integrado por ciudadanos de Es­tados Uni­dos y de otras partes del mundo. El grupo desafía las leyes del bloqueo estadounidense a Cuba, envía asistencia humanitaria y viaja sin autorización ni licencia de las autoridades federales.

Recordando a Lucius Walker, un gran amigo de Cuba

Vivencias con el activista social y defensor de los Derechos humanos, organizador de las caravanas de amistad con la isla...

Pedro Antonio García Fernández - Cubahora.- Lo conocí en la Iglesia Bautista William Carey, del habanero Vedado, en abril de 1992. Trabajaba en la redacción de Granma y supe de la presencia en Cuba de unos misioneros de la Interreligious for Community Organization (IFCO, Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria).

Cuando llegué al templo, los atendía Estela Hernández, entonces esposa del presbítero de esa iglesia y luego una de las primeras pastoras bautistas ordenadas en nuestro país. “El reverendo Lucius Walker, director ejecutivo de IFCO”, ella dijo en la presentación.

“Estamos muy interesados en desarrollar la solidaridad con Cuba”, afirmó Lucius ante una de mis interrogantes. “Queremos llevar en los Estados Unidos una labor de divulgación para poner de manifiesto la injusticia moral que representa el embargo estadounidense”.

Habló de Pastores por la Paz, institución perteneciente a IFCO que ya había organizado caravanas de ayuda humanitaria a Centroamérica. “A pesar del proyecto Torricelli (que terminó convirtiéndose en ley poco tiempo después) y de quienes quieren intensificar el bloqueo, vamos a traer una caravana a Cuba”.

“El convoy solidario —explicó— constará de más de 100 vehículos y recorrerá en noviembre todos los estados de la nación. Vamos a traer medicinas, biblias, bicicletas, instrumental médico y suministros para la Educación”.

Cumplió su promesa. En una noche de noviembre, ese mismo año, llegaron en un vuelo al aeropuerto José Martí de La Habana enarbolando una enorme pancarta que decía:”Caravana de amistad USA-Cuba. Cuba no es nuestra enemiga”. Lucius, emocionado, solo atinó a decirme: “Rompimos el bloqueo”.

En el encuentro con la prensa fue más explícito: “Los 100 integrantes de esta caravana representamos a la totalidad del pueblo norteamericano, somos evangélicos, católicos, judíos, musulmanes, budistas; somos pastores, abogados, médicos, profesionales. No conocemos las interioridades de la Casa Blanca pero sabemos lo que piensa el ciudadano estadounidense”.

Volvimos a vernos en abril del siguiente año, cuando vino al frente de una delegación de nueve miembros de Pastores por la Paz. “Pasaremos unos días aquí planificando y haciendo los preparativos para la segunda caravana que debe arribar en julio de 1993”, declaró.

Esa caravana fue la que presentó problemas en la frontera con México cuando las autoridades estadounidenses detuvieron a un pequeño autobús amarillo arbitrariamente. Los Pastores por la Paz, en protesta, se declararon en huelga de hambre. Cristianos cubanos, en solidaridad, hicieron lo mismo en La Habana.

Al final, Washington cedió y pasaron todos los autobuses. Me encontré en México con Lucius Walter por aquellos días. Había adelgazado mucho, obviamente. “¿Y Raúl?”, indagó alargando exageradamente la u, acerca de su gran amigo, Raúl Suárez, el pastor bautista cubano del Centro Martin Luther King. “Te espera en el salón de tránsito del aeropuerto de Monterrey”, respondí. Poco tiempo después se produjo el encuentro, ambos presbíteros se fundieron en un largo abrazo. En el avión rumbo a Cuba se produjo una conferencia de prensa a seis mil pies de altura.

Las azafatas protestaron, camarógrafos y fotógrafos no dejaban libre el pasillo. Los reporteros se agrupaban en torno al asiento de Lucius. Este dijo: “La victoria del pequeño ómnibus escolar amarillo es e triunfo de las masas populares en Estados Unidos. La presión del pueblo obligó al gobierno a negociar”.

Ya en La Habana me concedió una entrevista sobre su vida. Supe que había nacido en Roselle, New Jersey, el 3 de agosto de 1930. Se doctoró en Teología en la Andover Newton School (1958) y cursó una Maestría en Trabajo Social en la Universidad de Wisconsin (1963).

En 1967 fundó IFCO. Se desempeñó como Secretario General Adjunto del Consejo Nacional de Iglesias desde 1973 hasta 1978, momento en el que volvió a IFCO como su director ejecutivo. En 1984 se convirtió en pastor de la Iglesia Bautista de la Salvación (en Brooklyn, Nueva York).

En 1988 fue herido en un ataque de la Contrarrevolución en Nicaragua, en el que fallecieron varios civiles. Walker acusó al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, de asesinato y concibió el proyecto Pastores por la Paz como una manera de ayudar a las víctimas de la política exterior de EE. UU.

La entrevista, por razones que me explicaron, no fue publicada. Lucius sonrió al yo narrarle mi disgusto por ello. “Los periodistas proponen, el editor jefe dispone”, me dijo.

Coincidimos después en varias de las distintas caravanas que Pastores por la Paz trajo a Cuba (Walker organizó 21). Nos vimos por última vez en 2007 ó 2008, no recuerdo bien. Le prometí volcar en un libro mis vivencias. Lucius Walker falleció el 7 de septiembre de 2010. Yo aún no he cumplido mi promesa.

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