Enmanuel Vigil Fonseca, enviado de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve a Haití. Foto tomada de Facebook.
Algún día tendré que contar o escribir tantas vivencias, mis vivencias y hasta las de algún colega. Casi nadie se imagina las cosas que suceden y vemos, cuanta calamidad, cuanta pobreza, cuanta miseria, cuanto dolor y sufrimiento.
Niños, en su mayoría sin un plato de comida, sin acceso a la educación o a la salud, tan básico en nuestra Cuba. Es cierto que tenemos deficiencias, no somos perfectos, pero cuando veo estas realidades, entiendo que somos inmensamente privilegiados.
Mi hija de apenas 6 años, cada vez que salgo, me hace la misma pregunta. Papá, ¿por qué te vas? Y viene la misma respuesta, casi ya automática para ella. Papá tiene que ir a ayudar a otros niños, que carecen de lo que a ti te sobra.
Y me sonríe. Me da un beso, me abraza y se queda mirándome fijamente (con esa mirada que me derrite y pido a gritos no tener que separarme de ella). Y me dice, papito, cuídalos como lo haces conmigo. Y entonces lo hago con mas fuerza.
Atrás quedan siempre muchas historias, queda la familia, la superación profesional, los vecinos… queda mucho, y siempre parto fiel a mi deber, por el cual me levanto día a día y pongo en practica los consejos de Esculapio (dios de la medicina y la curación para los Romanos).
El mundo sufre, y nosotros con el. La desigualdad que veo a diario me hace un nudo gigante en el corazón. ¿Será acaso utópico pensar que podemos vivir como seres humanos y no como salvajes?
No quiero que mi hija, esa que es mi sol, sufra lo que veo y no le digo, no quiero que carezca de las necesidades básicas por las que hemos luchado. Pero sí quiero que viva en un mundo mejor donde no haya que discriminar a alguien por el color de su piel, creencia religiosa o afinidad sexual. Quiero que tenga acceso a lo que yo no tuve, Quiero que sea parte del mundo y no viva de espaldas a él.
Quiero que todos los niños cubanos sean felices, y nosotros felices con ellos. Yo también #VotovsBloqueo.
Incluso pasando por toda esta necesidad, todavía le queda a este hombre una lágrima para regalarnos como muestra de agradecimiento o alegría.
Texto editado tomado del perfil de Facebook de Enmanuel Vigil Fonseca, enviado de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve a Haití.