Karina Marrón González - Cubainformación / Cuba en Resumen.- El intento de Estados Unidos de interferir, mediante una propuesta legislativa, con la asistencia médica que Cuba brinda a otras naciones  necesitadas, es “arrogancia e insensibilidad yanquis”, afirmó Glenn Sacks, comentarista de prensa y máster en estudios latinoamericanos de la UCLA.


En un trabajo publicado en el Florida Daily, significó que con el pretexto de luchar contra la “trata de personas”, los senadores Rick Scott, Marco Rubio y Ted Cruz buscan obstaculizar los programas de asistencia médica de la nación caribeña, mientras Washington da la espalda casi por completo a la ayuda solicitada por las naciones más pobres del mundo en su lucha contra la COVID-19.

Sacks comentó que Estados Unidos lidera la exportación de armas a nivel mundial, mientras la nación caribeña encabeza la exportación de servicios médicos, “pero en el espejo burlesco de la política de la Florida, las exportaciones de Cuba son el problema”.

Destacó estadísticas del propio Departamento de Estado estadounidense, que reflejan que ese país sostiene casi el 80 por ciento del comercio mundial de armas y en ese ramo exporta cuatro veces más que los siguientes nueve países juntos. 

En cambio, la Mayor de las Antillas envía personal de salud, que contribuye con algunas de las poblaciones con menos recursos del planeta.

El artículo profundiza en los argumentos que apuntalan el proyecto de ley de los senadores, que ha encontrado en el presidente Donald Trump un aliado, pues describe a los médicos cubanos como “esclavos”.

La denominada Ley de reducción de beneficios del régimen cubano, que promueve Scott, se centra tanto en Cuba como en los países que aceptan su colaboración, lo cual ha generado el rechazo de algunos de esos gobiernos.

Sacks resalta criterios como los de Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda, quien rechazó que se catalogara a los servicios médicos cubanos como trata de personas y trabajos forzados, pues por más de 30 años las naciones del Caribe han utilizado a esos especialistas y no tienen evidencia de ello.

El material igualmente cita a Ronald Sanders, embajador de Antigua y Barbuda en Estados Unidos, que coincide con la declaración de la Organización de Estados del Caribe Oriental en la crítica a esas afirmaciones.

De la misma manera recoge opiniones de galenos cubanos que han participado de los programas de colaboración, quienes aseguran que prestan esa cooperación voluntariamente. 

También las consideraciones del periodista Ed Augustin, quien dijo a The Guardian que en siete años de conversaciones con los profesionales de la Isla, nunca ha conocido a un médico o una enfermera que digan que se vieron obligados a trabajar en el extranjero.

El columnista recordó la creación del Programa Parole para Profesionales Médicos Cubanos (2006-2016), con el objetivo de alentar su desersión hacia Estados Unidos, aunque sin mucho impacto. En este sentido comparó que aun cuando los médicos en ese país ganan buenos salarios, se gradúan con una deuda promedio de 250 mil dólares, en tanto los de la nación antillana son educados gratuitamente.

“No sorprende que el Gobierno cubano trabaje para desalentar tales deserciones -apuntó Sacks-, imagine cómo nos sentiríamos si un grupo de médicos estadounidenses tratara de saltarse las deudas masivas de préstamos estudiantiles federales para mudarse a otro país”.

El autor resaltó asimismo la capacidad de respuesta de los especialistas cubanos ante terremotos, tsunamis, huracanes y pandemias, como se ha evidenciado en la crisis generada por la COVID-19, lo cual contrasta con la “notable indiferencia” demostrada por Scott, Rubio y Cruz en estas circunstancias frente a los países del Caribe, como denunció Sanders.

“No es exagerado decir que sin el personal médico cubano, el sistema médico de varios países del Caribe se habría derrumbado”, dijo el diplomático en referencia a la situación actual, pero es un asunto que trasciende el momento, como precisó Browne. 

Las enfermeras y los médicos cubanos son una parte importante de la infraestructura de salud de muchos países del Caribe y si nos obligan a deshacernos de ellos, entonces desmantelarán nuestro sistema de salud, explicó el Primer Ministro de Antigua y Barbuda.

Con esas realidades largamente ignoradas por Washington, cómo es posible juzgar a Cuba, concluye el material.

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