“A quienes nos interpela el compromiso con la vida, la salud, la medicina y la cultura que tiene Cuba, salgamos a exponer cada logro de este pueblo digno y rebelde”.


Por Alejo Brignole - Correo del Alba - Tomado de REDH-Cuba

Daniel Devita, también reconocido como “el rapero del pueblo”, es un cantante, músico y escritor argentino nacido en 1991, que además integra la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad (REDH). Su estilo es una feliz simbiosis entre la crítica musicalizada, despliegue escénico y un fervor por las verdades que el sistema calla. Esto ha ido convirtiendo a Doble D –su nombre artístico– en un referente del arte politizado y de la música comprometida con el potencial de ejercer una poderosa influencia social. Daniel Devita es conocido por sus letras claramente implicadas con la liberación de Latinoamérica y el Caribe, y es considerado como uno de los exponentes más relevantes del hip-hop con contenido político en español y la fusión con otros ritmos musicales.

En una década de trayectoria se ha subido a incontables escenarios y conciertos, editado seis álbumes y encabezado varias campañas de concientización social. Compartió escenario con figuras como Roger Waters, Liliana Herrero, Teresa Parodi y Bersuit Vergarabat, entre muchas otras. Durante la contienda electoral de 2015 y la asunción de Mauricio Macri a la presidencia de Argentina, lanzó la trilogía audiovisual “No quiero globos” y sus obras son usadas frecuentemente como material didáctico en establecimientos educativos de distintos niveles.

En el actual contexto de agresión multidimensional contra Cuba y su Revolución, quisimos conocer el análisis que hace Devita de la coyuntura e indagar sus conclusiones sobre esta arremetida que alienta Washington contra un pueblo soberano, que es además nación hermana de toda nuestra América.

A principios de esta semana le vimos en un video denunciando las agresiones contra Cuba, ¿de qué se trata la arremetida de la Casa Blanca contra la Revolución cubana, cuyo punto de inflexión fueron las protestas del 11 de julio pasado?

Esta arremetida es un nuevo episodio de la agresión contra el pueblo cubano que el gobierno de los Estados Unidos viene infligiendo a la isla por más de 60 años.

La crisis económica que azota a todos los países del mundo por la pandemia, se intensifica gravemente en Cuba por el bloqueo imperialista, que en los últimos años se ha expandido, y por la importancia que ocupa el turismo en la economía.

En Washington se ha visto este escenario como la oportunidad ideal para lograr lo que no han podido en décadas y en vistas a la reapertura del turismo sienten que la chance se les escapa.

Por eso han comprado artistas, influenciadores mediáticos y hasta premios Grammy para ver si logran instalar el caos dentro de Cuba y una condena social a nivel mundial sustentada en la lucha por los Derechos Humanos. Lo llamativo es que las figuras que han elegido para denunciar violaciones a los Derechos Humanos por parte del gobierno de Díaz-Canel son políticos e “intelectuales” que defienden a ultranza las represiones en Chile, el golpe asesino en Bolivia o la matanza sistemática de personas en Colombia y Palestina.

Las maniobras son burdas y obscenas, pero apalancadas no solo por el dinero y la diplomacia de Estados Unidos, sino también de corporaciones financieras y compañías multinacionales.

¿A qué cree se deba el empecinamiento de Estados Unidos por reforzar la presión contra Cuba? ¿Hacia dónde debiera caminar la administración Biden?

Es llamativo que cuando hablamos de un presidente, en prácticamente cualquier país nos referimos al “Gobierno de…”. El gobierno de Luis Arce, el gobierno de Sebastián Piñera, el gobierno de Guillermo Lasso, por poner ejemplos. Siempre hablamos de gobiernos.

En el caso de Estados Unidos usamos la palabra “Administración”, y es correcto el término porque ese país no es gobernado por su presidente, sino que hay un sistema detrás que realmente ejerce el poder y toma las decisiones. El presidente simplemente administra, ejecuta y pone la cara por las medidas que le han sido indicadas por el poder real.

El mundo unipolar donde los gringos controlan el planeta se está acabando, vamos rumbo a una multipolaridad donde el poder global reside en distintos Estados y/o bloques y cuando el imperialismo dominante está en declive lo primero que tiene que asegurar es su “zona de influencia”.

Vemos como se repliegan en Afganistán, por tanto como abandonan viejas ansias de dominio total en el otro hemisferio vuelven a poner todas sus energías en controlar lo que consideran su “patio trasero”.

Biden va a hacer lo que sus amos le dicten y será así con cualquier presidente hasta que el imperialismo desaparezca como tal y el pueblo norteamericano esté dispuesto a forjar una nación que los respete y respete a los otros pueblos. Quien promete felicidad para el mundo basado en los matices que tienen los políticos yanquis les miente abiertamente.

Entendemos que el mensaje suyo se da días antes de la nueva protesta a que están convocando sectores contrarrevolucionarios y otros opositores a la Revolución, agendado para el lunes 15 de noviembre ¿cómo vislumbra la jornada que se aproxima y qué la motiva?

El 15 de noviembre intentarán hacer lo mismo que el 11 de julio, pero a escala mayor. Dentro de la Isla buscarán sacar a la mayor cantidad de personas a la calle, generar actos de violencia, obligar a las fuerzas públicas a defender el patrimonio del Estado y utilizar las imágenes que puedan recolectar para amplificar y distribuir su panfleto a nivel internacional por la prensa corporativa y sus focos en redes sociales. De esta manera buscan “decorar” su narrativa de que en Cuba hay una dictadura que viola los Derechos Humanos con material audiovisual y al mismo tiempo mover los hilos de la industria del arte, la cultura y el entretenimiento para apelar a la comunidad internacional desde lo emocional.

Podemos resumirlo en que quieren lograr un de golpe de Estado en Cuba (financiado y aplicado por el gobierno de los Estados Unidos y un puñado de Bancos y Megaempresas) y maquillarlo como una persecución a un cantante o actor dolido y conmovido que denuncia al Gobierno cubano por levantarse de malas y desquitarse con su gente.

Al mismo tiempo tienen lista una inmensa batería de fotos y videos falsos mostrando multitudes enardecidas, que como vimos el 11 de julio eran de países como Egipto o Argentina. Y testimonios de “perseguidos políticos” llorando y gritando, la mayoría de ellos grabados a pedido, con guión y pagados desde Miami. Hubo uno famoso de una señora que aseguraba estar en la selva durante dos semanas, escondida de la dictadura, y se podía apreciar que recién salía del salón de belleza, con restos de tintura de cabello, uñas esculpidas y las cejas modeladas. Al margen de una total incoherencia en los datos, las fechas y las cosas que denunciaba, esto apunta fundamentalmente a quienes no tienen información con la que contrastar estas piezas que se topan en redes sociales y en base a la emocionalidad y la empatía, se asumen como ciertas.

Usted es un artista y además militante anti-imperialista, ¿cuál cree debe ser el rol de sus colegas en estas horas respecto a las presiones contra la Revolución cubana?

Ir contra los intereses y presiones del mercado dentro de la industria de la cultura y el entretenimiento es difícil. Vimos a varios de los artistas que hoy encabezan la campaña anti-cubana, vivar a la Revolución, a Fidel y aplaudir a Díaz-Canel hace pocos años. Los han quebrado.

Por eso y con respecto a los colegas que ven al arte como una herramienta de transformación social, creo que es hora de alzar la voz bien fuerte por la soberanía y la paz de Cuba.

A mis otros colegas, que entienden al arte como una mera creación estética de belleza y emociones, que al menos no se plieguen ante estas burdas maniobras. Yo no soy de andar exigiendo heroísmo, pero sí les exijo que no se transformen en villanos para pertenecer a una maquinaria que más temprano que tarde los va a descartar.

Finalmente, ¿cuál debe ser la posición de las izquierdas del continente en el mismo sentido? ¿Qué papel les cabe a las personas con vocación crítica y cómo pudiéramos todos denunciar la arremetida yanqui y ayudar a Cuba?

Desconozco cuál debe ser la posición de las izquierdas. Lo que tengo claro es cuál debe ser la posición de cualquier persona de bien, que entiende que no podemos naturalizar la imposición de un Estado por sobre el resto, simplemente por la cantidad portaviones que posee.

En el caso de Latinoamérica, cualquier patriota sabe que en la disputa de un pueblo hermano, sea cual sea, contra el imperio anglosajón, hay que estar con el pueblo hermano.

Así lo dejo en claro Fidel Castro, cuando los británicos mandaron sus tropas a las Islas Malvinas, para conservar con derramamiento de sangre la usurpación sobre nuestras islas. Fidel no se anduvo fijando la ideología del gobierno militar, entendió que había un pueblo hermano enfrentando al Imperio británico y obró en consecuencia.

A ningún ser humano, piense como piense, le beneficia en lo más mínimo la voracidad y expansión de la influencia estadounidense que ha sembrado muerte y miseria en cada territorio que conquistó.

A quienes nos interpela el compromiso con la vida, la salud, la medicina y la cultura que tiene Cuba, salgamos a exponer cada logro de este pueblo digno y rebelde. A quienes nos interpela la soberanía de los pueblos y somos conscientes de la muerte sembrada por el imperialismo en todo el globo, salgamos a denunciar esta nueva injerencia. Motivos sobran, lo que no es una opción es conceder con el silencio otro crimen cometido por los que nos quieren sometidos.

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