Alicia Hermida en la presentación de una manifestación de apoyo a Cuba (01/10/2011). Eduardo Parra / Europa Press


Alicia Pérez Herranz, conocida artísticamente como Alicia Hermida, ha fallecido este miércoles a los 89 años en una residencia de mayores de Villanueva de la Cañada (Madrid), donde vivía junto a su marido, el también actor Jaime Losada.

Aunque cuenta con una filmografía notable, la carrera de Alicia Hermida ha destacado sobre todo en el teatro y la televisión. La actriz fue popular por su papel de Valentina en Cuéntame.

Tras finalizar sus estudios de bachillerato, se integró en la Compañía de Teatro María Guerrero de Madrid donde interpretó obras de Lorca, Lope de Vega, Shakespeare y Chéjov, entre otros.

En 1981 se incorporó a La Barraca, la compañía fundada por Federico García Lorca durante la Segunda República. Lugar donde terminaría impartiendo clases de interpretación.

Su presencia en televisión se inauguró con su papel en la serie Galería de esposas. También participó en la serie Los negocios de mamá, protagonizada por Rocío Dúrcal, para TVE. Pero su papel más popular es, sin lugar a dudas, el de la cándida Valentina, en la serie Cuéntame cómo pasó.

En 1999 obtuvo un Premio Max a mejor actriz de reparto por su papel en la versión de Divinas palabras (Valle-Inclán) que dirigió José Tamayo. Dieciocho años más tarde, en 2017, fue reconocida con el Premio A Toda una Vida por la Unión de Actores y Actrices.

Una mujer comprometida con sus principios

Alicia Hermida fue candidata a las elecciones europeas bajo las siglas de la formación Iniciativa Internacionalista-La Solidaridad entre los Pueblos, en 2009.

Además, destacó la defensa que hizo de la revolución cubana y su activismo por el cese del bloqueo al país caribeño. En varias ocasiones ha colaborado con la central de noticias Cubainformación.

Su despedida tendrá lugar a partir de las 17h de esta tarde, en el tanatorio de la M-40 en Madrid, según fuentes de La Ser.

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Alicia Hermida, indetenible actriz

Luis Toledo Sande - Cubadebate

El canal La 1 de la televisión española tuvo durante semanas en su programación, hasta finales de 2010, una serie exitosa: Las chicas de oro. Versión de la que se popularizó en los Estados Unidos entre 1985 y 1992 (con título equivalente en inglés, The Golden Girls), la dirigió José Luis Moreno y —lujo si los hay— los papeles protagónicos estuvieron a cargo de Alicia Hermida, Lola Herrera, Carmen Maura y Concha Velasco. Ellas dieron vida a mujeres mayores, viudas o divorciadas, amigas entre sí, que, con ganas de vivir, no acatan límites.

Pero no seguiremos con el relato para no aguarle la fiesta a nadie en caso de que Las chicas de oro llegue a nuestras pantallas. En una ceremonia celebrada en el Teatro Lope de Vega, de Madrid, recibió el Premio Júbilo 2010 como la mejor serie televisual. Ese lauro, con una impresionante lista de galardonados, lo otorga el Grupo homónimo —que edita la revista Vivir con Júbilo— y cada año “reconoce y alienta la sensibilidad de personas, empresas e instituciones que promueven la madurez activa y la calidad de vida de los mayores”.

Alicia Hermida y Jaime Losada, su compañero en la vida, labor e ideas, encabezan un grupo al cual el autor del presente artículo dedicó ya otro más extenso, «La Barraca, Teatro Popular: el mundo en el corazón», localizable en varios sitios de la red. Este de Bohemia es una breve semblanza de la eminente actriz, quien comenzó temprano su larga carrera, en el madrileño Teatro María Guerrero, y ha protagonizado en numerosos escenarios obras de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, entre otros clásicos, además de una buena cifra de piezas del teatro moderno, como Las brujas de Salem, El jardín de los cerezos, La gata sobre el tejado de zinc caliente, Muelle Oeste, El malentendido, El diario de Anna Frank, El rey se muere y el repertorio de Federico García Lorca.

Su actuación en distintas puestas de Divinas palabras, de Ramón del Valle Inclán —obra cuya vigencia proclamó Alejo Carpentier con entusiasmo—, le ha valido el Premio Max de las Artes Escénicas, el Valladolid y el Ercilla (Bilbao). Sobresalió recientemente en el Teatro Bellas Artes, de Madrid, como la nodriza de Fedra, en versión del dramaturgo Juan Mayorga.

Alicia Hermida ha trabajado en el cine dirigida por Carlos Saura, Pilar Miró, José María Forqué, Miguel Litín, José Luis Cuerda, Jaime Chávarri y otros. En 1993 ganó una mención especial en la Mostra del Mediterráneo, por El hombre de la nevera, de Vicente Tamarit.

Como en el teatro, en el séptimo arte ha sobresalido asimismo por la asesoría de actores, que ha ejercido en El perro del hortelano, de Pilar Miró—especialmente para el dominio del verso, uno de sus magisterios—, y en El capitán Alatriste, de Agustín Díaz Yanes. Tuvo a su cargo la preparación de Pilar López de Ayala para el papel protagónico —que la entonces joven actriz cumplió espléndidamente— de Juana la loca, filme de Vicente Aranda.

Lo dicho al inicio acerca de su ejecutoria en la televisión se suma a su desempeño en otras series. Entre ellas resalta por su envergadura Cuéntame. Recrea los años de la llamada Transición Española, y en 2002 y 2004 le valió el Premio de la Unión de Actores Españoles, que volvió a galardonarla en 2008 por su papel en Fedra. Al recibir esta vez el lauro, citó palabras de José Martí y Fidel Castro sobre la cultura y la dignidad, y lo dedicó a Cuba, “un pequeño país bloqueado, al que cada año se dedican más millones de dólares para agredirlo, incluidas campañas mediáticas”. Añadió “un mensaje de aliento” al Congreso que en esa fecha celebraba nuestra Unión de Escritores y Artistas.

Su actuación en el grupo La Barraca —cuya pieza inaugural, Kikirikí, ¡un cequí!, en la que también intervino sobre las tablas, escribió en colaboración con Jaime— incluye espectáculos como ¿Quién amuralla una voz?, Estos días azules y Cancionero andalusí, sobre textos de Miguel Hernández, Antonio Machado y poetas arábigo-andaluces, respectivamente, y Las tres voces: vida, amor, muerte, basada en textos de Lorca.

Con La Barraca ha trabajado también en Voces y cantos de España y Latinoamérica. Farsa de los zopilotes, que alude a los manejos de la CIA y se estrenó en el Teatro Rubén Darío, de Managua, en julio de 1989, a diez años del triunfo sandinista. Se hallan asimismo en su repertorio interpretaciones de textos de Lope de Rueda, Rubén Darío, Rosalía de Castro, Antón Chejov, Julio Cortázar, Ernesto Cardenal. Páginas de José Martí y Nicolás Guillén han representado a Cuba en tan fértil faena.

Alicia participa en la sostenida labor docente de La Barraca, y —ya se ha visto— en la factura de textos escénicos del grupo. A sus actuaciones en España se añaden las que ha tenido en Alemania, Bélgica, Cuba, Francia, Holanda, Irak, Japón, Luxemburgo, Nicaragua, Rumania, Rusia, Ucrania, Yugoslavia. Los festivales de Grenoble, Managua, San José (Costa Rica), Jarkov, Babilonia y otros figuran entre los que la han tenido en sus programas como integrante de La Barraca.

Sin embargo, aun siendo tan rico, ese currículo no pasa de ser lo que le ha permitido la urdimbre política en que ha pagado, con orgullo, el precio de su verticalidad. Ella y Jaime recuerdan los obstáculos que han afrontado, máxime a partir de 1986. Ese año grabaron un video, con declaraciones de personas sobresalientes del medio político y cultural español, acerca de lo que significaba la permanencia de España en la OTAN.

Conocedores de su entorno estiman que solo su talla de actriz ha impedido que los intereses dominantes la borren de la escena. Se ha impuesto con sus méritos artísticos y con su altiva, digna resistencia. Tras varias décadas de trabajo valioso y respetado, puede estar entre Las chicas de oro, pero el dorado que ella desea y busca no es el de los reflectores, la promoción por los medios dominantes y el aumento de su cuenta bancaria, sino una combinación de arte y de justicia, de justicia y de arte. Ese fuego alimenta la luz natural con que brilla.

(Tomado de Blog de Luis Toledo Sande)

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