¿Cómo es posible que, hace más de seis décadas, un Estado soberano sea blanco de esta inaceptable medida coercitiva adoptada de modo unilateral y con carácter extraterritorial, enfrentando abiertamente los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional?

¿Cómo es posible que, después de más de 30 resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas apelando al fin del bloqueo, éste continúe siendo aplicado, con los EE.UU. tratando de impedir diariamente el desarrollo económico y social de Cuba y agrediendo los derechos del pueblo cubano, incluyendo las dificultades para el acceso a bienes esenciales para los planes de salud, alimentación, educación o económico, implicando pesados perjuicios y consecuencias?

Por tanto, ¡fue a buena hora que se constituyó este imprescindible Tribunal Internacional!

El colectivo internacional de seis jueces y tres fiscales oyeron testimonios y recogieron informaciones que demostraron cabalmente cómo las medidas de los EE.UU. afectan en primer lugar los derechos del pueblo cubano y su soberanía, pero además, afectan a empresas y a ciudadanos de países europeos y de otros continentes que desean desarrollar relaciones con Cuba.

Por una de las mayores salas del Parlamento Europeo, en Bruselas, pasaron ciudadanos cubanos, de países europeos y latinoamericanos o norteamericanos, empresarios, investigadores, científicos, artistas, especialistas en asuntos jurídicos, de la banca, de finanzas, de comercio internacional, o de áreas como la ciencia, la salud, la cultura o la solidaridad y la cooperación, para brindar sus impresionantes testimonios sobre los impactos del bloqueo. ¡Y hubo relatos emocionantes! Me recuerdo del documental Gota de agua, con la presencia de una de sus realizadoras, Yaimi Ravelo, que cuenta la historia de Natalí, una niña de cinco años que sufre una enfermedad oncológica contra la cual lucha y que tocó profundamente a todos los asistentes, dejando en el aire una mezcla de revuelta y angustia. ¡Angustia esa que la deliberación del Tribunal contrarió!

La deliberación fue clara: el bloqueo de los EE.UU. a Cuba viola derechos humanos, comerciales y sociales de los ciudadanos cubanos y ha tenido como resultado, a lo largo de más de seis décadas, “directa o indirectamente, la pérdida de innumerables vidas humanas”. ¡Una deliberación que tiene el significado y el valor de la dimensión de este inaceptable bloqueo!

Reconozco además un valor añadido por el hecho de que la deliberación fue pronunciada en el Parlamento Europeo, lugar donde tantas veces, siguiendo la cartilla de los EE.UU., se promueven vergonzosas maniobras para ocultar los impactos de este premeditado, malévolo y criminal bloqueo, incluyendo a los países de Europa, y para obstaculizar el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación establecido por la Unión Europea con Cuba. Pues bien, ahora los amigos de Cuba tienen este otro instrumento a su disposición para contribuir a la defensa del pueblo cubano, de su soberanía e independencia, de su derecho al desarrollo.

Por ello, quisiera de esta forma, agradecerle al colectivo internacional de jueces por su riguroso trabajo; a los testigos que ofrecieron sus declaraciones, en algunos casos, personales e íntimas; a las decenas de personalidades y amigos de Cuba oriundos de varios puntos de Europa y del mundo, que se desplazaron hacia Bruselas para participar y asistir a este importante Tribunal, demostrando, una vez más, su solidaridad con Cuba y su rechazo al bloqueo; a las autoridades cubanas que tan dignamente representan y defienden a su pueblo y se solidarizan con los demás pueblos del mundo, ayudándolos en la medida de sus posibilidades; al pueblo cubano, inmenso ejemplo de resistencia, dignidad y determinación, ante la brutalidad del criminal bloqueo impuesto por los EE.UU.

En el momento en que se conmemora el 65 aniversario de la Revolución cubana, inscrita en la Historia como un valeroso y audaz acto de liberación que, nacido y transformado en proceso revolucionario, es continuado hoy por el pueblo cubano, colmando de alegría a los revolucionarios y demás demócratas y progresistas por todo el mundo, este Tribunal Internacional constituye un importante momento de fortalecimiento de la esperanza y de la confianza que o ejemplo de Cuba representa para toda la Humanidad.

¡Cuba no está, ni nunca estuvo sola! Son muchas las voces que en el mundo se levantan solidariamente en defensa de su soberanía e independencia y de sus legítimos derechos, incluyendo el desarrollo.

¡Que la deliberación de este Tribunal Internacional constituya un paso más para el fin del bloqueo y para que las pequeñas grandes Natalíes tengan derecho al futuro con que sueñan!

¡Tengan la seguridad de que continuaremos luchando para ello!