Nacida en Estados Unidos en una familia de inmigrantes mexicanos, Brenda López considera que conocer Cuba le cambió la vida. Foto: Yimel Díaz.
Yimel Díaz Malmierca
Trabajadores
Entrevista a dos activistas estadounidenses entregados a la solidaridad con Cuba y en lucha contra el bloqueo
Tras meses de intensa coordinación ya están en Cuba casi un millar de extranjeros movidos por la solidaridad e interesados en participar en los festejos por el Primero de Mayo y en el Encuentro Internacional que cada año se organiza a propósito de la fecha. Algunos llegaron semanas antes para integrarse a acciones de superación y capacitación coordinadas por la CTC y la representación regional de la Federación Sindical Mundial en La Habana.
Mark Friedman es fundador del Comité Hands off Cuba de Los Ángeles. También está comprometido con el trabajo del sindicato de maquinistas de su ciudad. Foto: Yimel Díaz
En ese grupo de adelantados se haya una importante representación de Estados Unidos: “Este año hemos conformado para la Pasantía Sindical una delegación de 55 personas de 10 ciudades y más de 14 organizaciones”, explicó a Trabajadores Mark Friedman, uno de los coordinadores del Comité Hands off Cuba de Los Ángeles (LAHOC), cuyo impacto se ha extendido a otras ciudades y sectores de la sociedad norteña.
“Tenemos, por ejemplo, 11 sindicalistas de Amazon, de Nueva York; así como delegados del sindicato de restaurantes, hoteles y centros de costura de los EE. UU. También viajó un grupo de activistas filipinos por la defensa de los derechos de los inmigrantes asiáticos y latinos.
“Esas personas, mayormente jóvenes, han participado en actividades contra el bloqueo en EE. UU. y han contribuido a colectar donaciones y ayuda médica. Entre todos recopilamos más de 50 maletas, gran parte de las cuales entregamos al hospital Clínico Quirúrgico Calixto García. El resto fue para otras instituciones.
“No obstante, lo más importante es la contribución política que se concreta al regreso, cuando hablamos de Cuba en universidades, sindicatos y en cuanto lugar podemos recabar apoyo a nuestra lucha contra el bloqueo y por sacar al país de la lista de Estados terroristas hecha por Washington.
Solidaridad + actividad sindical
Los comités Hands off Cuba, de Los Ángeles, y el de Cleveland, coordinado por Brenda López, quien también es parte de la delegación, se distinguen por la cantidad de jóvenes y sindicalistas que lo integran: “Tenemos maquinistas, estibadores, techeros, personas que trabajan el acero, mecánicos y otros oficios. También hay grupos de apoyo a comunidades de inmigrantes. Es una estructura cuya diversidad puede servir de referencia a los grupos de solidaridad de otros lugares”, asegura Friedman.
“En EE. UU. estamos viviendo una crisis del capitalismo sin igual, con protestas y manifestaciones de trabajadores que empiezan a organizarse. Hace unos días, por ejemplo, hubo una victoria sindical muy importante en Tennessee, donde los empleados de una fábrica automotriz poderosa (Volkswagen) decidieron integrarse al sindicato United Auto Workers.
“Este ambiente crea una brecha que aprovechamos para presentar nuestra verdad. Cuando en nuestras ciudades se organizan huelgas o movilizaciones, acudimos, montamos nuestra mesa con una bandera bien grande y distribuimos literatura, volantes y otros soportes de propaganda para explicar el impacto de las sanciones de EE. UU. También hablamos de las cosas que nos hacen sentir orgullo por este país como es la solidaridad que ofrece a otros países o la manera en que consultó y aprobó el Código de las Familias, proceso impensable en el mío.
“De igual manera acudimos a las movilizaciones que reclaman el fin de la guerra en Gaza, donde exponemos la postura cubana con respecto a Palestina. En otras ocasiones apoyamos acciones promovidas por Carlos Lazo y su equipo de Puentes de Amor en Seattle y en Miami”.
Descubrir Cuba
Muchas cosas cambiaron para Brenda López cuando descubrió Cuba. Nació en Inglewood, en Los Ángeles, “una zona de muy bajos recursos”, dice, donde la mayoría de sus habitantes vienen de otras tierras o son jóvenes de “primera generación” como llaman a los hijos de inmigrantes nacidos en EE. UU.: “Nuestros padres están todo el tiempo trabajando, no saben inglés, y no tienen mucho tiempo para dedicarle a sus hijos”.
En ese contexto conoció a Mark Friedman, quien por entonces era profesor en una escuela pública: “Fue mi maestro en la preparatoria y me vinculé al grupo de biología marina que dirigía. Durante esos cuatro años fue el único maestro que nos propició oportunidades y experiencias que habitualmente se hacen en familia, como irnos a acampar, visitar lugares interesantes, interactuar con otras personas. El comprendió las necesidades de los muchachos de mi comunidad, es algo que le agradeceré siempre. Desde entonces me he mantenido en contacto con él.
“En el 2019 me invitó a Cuba, a una conferencia sobre medio ambiente. De este país apenas había escuchado noticias en Telemundo donde calificaban a Fidel de dictador, algo que no creía, por supuesto, así que acepté.
“Venir fue como quitarme una venda de los ojos. En EE. UU. nos niegan las oportunidades de conocer opciones que no sean capitalistas, por eso se desconocen las cosas buenas del sistema socialista como que la gente tenga acceso al cuidado de salud, a una casa propia, o que no haya tantos homeless (deambulantes) como allá donde existe una crisis con ese tema.
“En Cuba encuentro respuestas y ejemplos de cosas que los jóvenes podemos hacer para llevar una vida mejor. Las cosas no mejorarán para nuestra generación, hay estadísticas que así lo demuestran. La mayoría de nosotros, por ejemplo, nunca podrá tener casa propia, estamos condenados a pagar renta toda la vida y cada vez más caras, al punto de que muchos destinan a eso más de la mitad de su salario”, reflexiona.
Al regresar de esa visita en 2019, Brenda, Mark y otros de los participantes, fundaron LAHOC: “Cuando se habla de Cuba las personas no saben que el bloqueo permanece, muchos se quedaron con aquellas declaraciones del expresidente Barack Obama del 2016 y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Al explicarles que, además del bloqueo, agregaron 243 sanciones y que el presidente Joe Biden los regresó a la lista de Estados que patrocinan el terrorismo, las personas sienten que han sido engañadas, que todo el tiempo se les ha estado manipulando la información”, sostiene López.
“La propaganda que se hace a través de las noticias niega la verdad del impacto del bloqueo y responsabiliza al socialismo de los problemas que ustedes tienen”, asegura.
Mark y Brenda durante la visita de la delegación de Estados Unidos al Centro Fidel Castro. Foto: Yimel Díaz
Propósitos y métodos
“Nuestro propósito es eliminar el bloqueo, remover a Cuba de la lista y regresarles el espacio que ocupa la Base Naval de Guantánamo”, sostiene Brenda
Mark asegura, por su parte, que en Los Ángeles varios cubanos han participado en las actividades del Comité pues, a pesar de las posturas críticas que puedan tener con respecto al Gobierno, la gran mayoría de los emigrados están en contra del bloqueo.
López recordó, por ejemplo, las acciones de apoyo a Global Health Partners (GHP), compañía que tiene licencia de la OFAC para importar insumos médicos a Cuba. A ellos entregaron los fondos recaudados en el concierto del pianista Dayramir González y ahora les colaboran en una campaña para traer marcapasos.
“Donde vivo hay muchas enfermeras y doctores, sostiene la joven. Hemos organizado eventos para ellos donde proyectamos materiales sobre el sistema de salud de Cuba. Justo el día antes de salir para acá se celebró el Día de la Tierra y en esa ocasión comentamos sobre la Tarea Vida, y el esfuerzo que hace el Estado cubano para enfrentar el deterioro del medioambiente.
En sus actividades el Comité ha proyectado audiovisuales hechos por el grupo de jóvenes realizadores cubanos del proyecto Belly of The Beast (En el estómago de la bestia), quienes abordan con desenfado diversos temas para el público estadounidense. Una de sus integrantes (Liz Oliva Fernández) recorrió recientemente 12 ciudades de ese país para exhibir sus obras. En Los Ángeles se presentó ante 500 personas de universidades, sindicatos y escuelas de enseñanza secundaria, convocadas por varias organizaciones, entre ellas LAHOC.
“Uno de los recursos que nos ha dado mejor resultado es difundir la realidad de Cuba a través de su propia cultura, por eso organizamos exhibiciones y cines debates sobre filmes emblemáticos como Fresa y chocolate, el cual proyectamos en junio pasado en Cleveland durante las jornadas que habitualmente se dedican al movimiento queer y lgbtqia +”, afirmó López.
“Cuba tiene mucho que ofrecer, muchísimo. Cuando uno empieza a buscar encuentra más y más. También descubres todo lo que hace EE. UU. para hacer más difícil la vida aquí. Cada visita, más que de solidaridad, es de aprendizaje”, recalca la joven de origen mexicano.
El Comité Hands off Cuba ha contribuido a varias campañas para recolectar medicamentos, equipos e insumos médicos destinados a la nación caribeña. Foto: Tomada de www.ushandsoffcubacomittee.com
Solidaridad en expansión
“Estudié para ser diseñadora gráfica, trabajo en eso; pero el año pasado me mudé a Ohio y allá estoy haciendo educación política en una universidad autónoma que fundamos junto a un grupo de profesionales altruistas”, narró Brenda López.
“La esencia de esta escuela es anticapitalista, los cursos son bilingües (español e inglés), e impartimos las clases a través de internet. En general abordamos materias que nos permiten entender el sistema capitalista. Es una labor completamente voluntaria. Los graduados pueden involucrarse como maestros, ser parte del proyecto y contribuir a su sostenibilidad. Todo es gratis, solo recibimos donaciones para financiar el sistema de transmisiones en línea. Los profesores no cobramos por compartir lo que sabemos”, reconoce.
Entre el 16 y el 17 de noviembre del 2023 López estuvo en Bruselas. Ella fue una de los testigos más jóvenes que participó en el Tribunal Internacional contra el Bloqueo a Cuba que tuvo lugar en el Parlamento Europeo. Este esfuerzo conjunto de organizaciones de juristas, sociales, sindicales y políticas europeas, latinoamericanas y estadounidenses, consiguió exponer, con rigor, por qué la política del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba desde 1962 es ilegal e inhumana.
“Muchos de los testimonios abordaron el impacto del bloqueo, pero yo me concentré en mi experiencia como joven estadounidense. Expliqué que mi generación tiene las cosas cada vez más difíciles, los que pudimos estudiar estaremos endeudados toda la vida, y muchos, cuando salgan de la universidad, no encontrarán trabajo.
“Tampoco tendremos muchas probabilidades de tener casa propia, hay un estudio que así lo demuestra; y sufriremos durante más tiempo los efectos de la contaminación ambiental y el cambio climático. A todo ello, se suman obstáculos adicionales como el bloqueo a Cuba, por ejemplo.
“Conozco campesinos en Ohio que quieren exportar parte de sus producciones, pero las leyes de mi país no se lo permiten. También sé de jóvenes científicos que no pueden intercambiar con sus homólogos cubanos, ni siquiera en los asuntos en los que acá existen avances notables. Pienso por ejemplo en el Heberprot-P, el medicamento cubano que cura la ulcera del pie diabético y podría evitar la amputación del miembro afectado a miles de personas cada año.
“¿Cómo explicarle a esa persona que hoy le falta un dedo o un pie, que en Cuba existe un medicamento que pudo haberlo salvado pero que el Gobierno de su país no le permite usarlo? Desdichadamente, muchos de los enfermos que llegan a esa fase de la enfermedad viven en las zonas más pobres de nuestro país, muchos son afrodescendientes y habitan esos espacios llamados food desert (desiertos alimentarios), de poco acceso a alimentos adecuados y sí mucha comida chatarra.
“¿Qué significa cuando tu gobierno trata de esconder estas cosas? ¿Cómo una isla, con una economía sofocada, puede educar a su gente y brindarle cuidados de salud? Son preguntas que dejan pensando a la gente porque demuestran que no es que falte dinero, sino que no se quiere hacer.
“Una cosa es leer sobre Cuba, verla en la tele, y otra muy diferente es venir aquí, hablar con los cubanos, conocer su cultura, entender lo que significa la Revolución. Es super impactante y comprendo lo peligroso que puede resultar para los defensores del capitalismo que se conozcan ejemplos de lo que se puede hacer con un sistema diferente, por eso los silencia, es parte de una guerra que es también intelectual.
“Cuando empezamos a hablar sobre lo que sucede en este país se revelan un montón de cosas, casi todas malas, que Estados Unidos hace, y esconde, por el mundo. Al final todo está muy interconectado y, si pones atención, Cuba ayudará a que la venda caiga de tus ojos”.