Bob Schwartz, vicepresidente de Global Health Partners (GHP)
Prensa Latina - Tomado de La Demajagua
Naciones Unidas (PL) Más de 300 marcapasos llegarán a instituciones cubanas gracias a una campaña en Estados Unidos y Europa destinada a apoyar el sistema de salud en una de sus necesidades más urgentes.
La iniciativa, coordinada por las organizaciones sin fines de lucro Global Health Partners (GHP) y MediCuba Europa, resulta un esfuerzo único, a juicio de Bob Schwartz, vicepresidente de la primera de ellas y con una larga de data de trabajo solidario con el Ministerio de Salud Pública (Minsap).
En entrevista con Prensa Latina, Schwartz calificó el proyecto como uno de los más valiosos impulsadas por GHP en tres décadas de trabajo en el país antillano.
A inicios de mayo, ambas organizaciones anunciaron su intención de recaudar 150 mil dólares para enviar 300 marcapasos a cinco centros hospitalarios en cuatro meses, pero la meta llegó a mediados de ese plazo. En el segundo mes, el monto superaba los 187 mil dólares.
Durante la Covid-19, Global Health Partners lanzó una iniciativa semejante dirigida a apoyar la inmunización con vacunas cubanas que consiguió reunir seis millones de jeringuillas en pocos meses.
“En cierto modo, es similar a aquel proyecto que captó el mismo imperativo, pero para los pacientes cardíacos un marcapaso es una cuestión de vida o muerte”, remarcó.
Ambos proyectos, sin embargo, debieron sortear las restricciones impuestas por Estados Unidos que limitan el acceso a buena parte del mercado e impide enviar a Cuba equipos con más de un 10 por ciento de componentes norteamericanos.
UN RESPIRO PARA CUBA
La campaña coincide con un momento especialmente sensible para el sistema de salud en el país caribeño. De acuerdo con cifras publicadas por GHP, los cubanos con enfermedades cardíacas se enfrentan a una espera de tres años para los marcapasos, a causa de la política de cerco de Estados Unidos que impide al país comprar estos dispositivos en el mercado.
Unos 70 cubanos mayores de edad no pueden salir de sus camas de hospital hasta recibir marcapasos, mientras que las demandas generales del país se estiman en cerca de dos mil pacientes con esa necesidad.
En particular, la inclusión de Cuba en la lista norteamericana de supuestos patrocinadores de terrorismo obstaculiza el acceso de la nación al sistema bancario internacional y limita su oferta de divisas.
Además, obstruye la capacidad para comprar marcapasos a proveedores internacionales en un mercado dominado por la industria estadounidense.
“Tomamos la decisión de lanzar esta campaña no como un sustituto, sino para darle un respiro a Cuba y quitarle un poco de presión al Ministerio de Salud Pública”, explicó Schwartz.
La idea es abordar los casos más graves de pacientes y adquirir equipos en Europa con el apoyo de MediCuba Europa y la coalición para salvar vidas, que agrupa a una docena de organizaciones en Estados Unidos opuestas al bloqueo, dijo.
TRES AÑOS DESPUÉS EN LA LISTA
El impacto de las sanciones en el sistema de salud en Cuba plantea difíciles obstáculos como las relaciones con proveedores, las importaciones y el acceso a mercados cercanos hasta los altos costos de transportación.
La designación como supuesto estado terrorista impide, en particular, acceder a la mayoría de los bancos o el sistema Swift para pagos electrónicos en el nivel mundial.
Cuba fue incluida por primera vez en la lista de patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado norteamericano durante el primera mandato del presidente Ronald Reagan (1980-1982).
En 2015, el entonces mandatario Barack Obama consideró que esa designación no tenía mérito y la retiró. Sin embargo, su sucesor , Donald Trump, la reincluyó antes de abandonar la Casa Blanca.
Desde entonces ha permanecido en esa relación durante la presidencia de Joe Biden, pese al reclamo para que rectifique esa política.
La salida de Cuba representaría un gran alivio para la labor de Global Health Partners y el Ministerio de Salud.
Durante la campaña para llevar jeringuillas, la organización pagó casi cuatro veces más por ellas en Estados Unidos ante los temores de los vendedores al saber que irían hacia el país antillano, confesó Schwartz.
Sin la designación, agregó, el sistema bancario se abriría a Cuba, los costos de transporte se reducirían drásticamente y podrían acceder a más mercados.
“La verdad es que no hay ninguna razón para mantener a Cuba en la lista de terroristas. Para empezar, no motivo alguno para regresarla. El gobierno de Trump lo hizo de una manera muy vengativa y aquí estamos tres años después”.
TRES DÉCADAS DE TRABAJO EN CUBA
En todos sus años de trabajo con Cuba, Schwartz ha conocido de sobra el complejo entramado de obstáculos para el envío de medicamentos, equipos o insumos médicos a la mayor de las Antillas.
Desde las enrevesadas travesías por terceros y cuartos países para enviar una carga ante la imposibilidad de hacerlo directamente, hasta la solicitud de más de 60 licencias en tres décadas para adquirir equipamiento con más de un 10 por ciento de componentes estadounidenses.
“Si no existiera la designación como patrocinador del terrorismo, si no existiera el bloqueo, la verdad es que no habría necesidad del trabajo que hacemos, porque Cuba podría resolver todos los problemas por sí sola”, aseguró el también consultor del Consejo Económico Social de las Naciones Unidas.
Aún con esos obstáculos, el representante ratificó el compromiso de la organización para mantener su trabajo en la nación caribeña con la premisa de “prometer menos y cumplir más”. “No creo que haya ningún caso en el que le haya dicho al Minsap que vamos a hacer algo que no hayamos hecho; nuestra palabra es importante para nosotros”, reconoció.
La salida de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo y el fin de las restricciones en actividades como el turismo o los viajes haría mucho para mejorar la vida de cada cubano, consideró además.
“Estoy sorprendido de lo que han podido lograr con los recursos limitados que tienen”.