Chávez y Fidel. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
La Habana, 27 jul (Prensa Latina) El liderazgo defensor hoy de la independencia y la soberanía de Venezuela, un legado del comandante Hugo Chávez, (1954-2013), saldrá victorioso en las urnas, vaticinó el embajador de ese país en Cuba, Orlando Maneiro.
Fotos: Vladimir Molina, Prensa Latina
Durante un acto conmemorativo aquí por el que sería, este 28 de julio, el cumpleaños 70 del fallecido paladìn de la Revolución bolivariana, Maneiro reafirmó que solo ese proceso y sus actuales lìderes continuará garantizándole al pueblo venezolano la paz, el desarrollo y el crecimiento que merece”.
“Chávez vive en el mandato del presidente Nicolás Maduro Moros, quien este domingo 28 de julio se alzará con el triunfo en las elecciones presidenciales venezolanas para seguir llevando los destinos de la Patria Grande de Simón Bolívar”, afirmó el diplomático.
En el homenaje a Hugo Chávez, realizado en el museo alegórico al estadista en el capitalino complejo militar Morro-Cabaña, el embajador y otros oradores relataron vivencias y enseñanzas del expresidente venezolano (1999-2013) en múltiples facetas de su vida, consagrada al servicio de su pueblo, reconocieron.
A Chávez lo describió Maneiro como un fervoroso defensor del amor por la familia, el béisbol, las fuerzas Armadas, por Venezuela y por las las grandes masas excluidas. Asimismo, tuvo una existencia apasionada por la historia y la investigación sobre su país, detalló.
El estadista fue también “el comunicador por excelencia de la Revolución bolivariana que polemiza, pone a pensar y convence”, valoró el representante de la legación diplomática, quien recordó también su programa Aló Presidente y su portal en internet Chávez Candanga.
Por su parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, Laniel Gómez, resaltó la sabiduría, el optimismo, y el liderazgo de Chávez que constituye un ejemplo a seguir por los jóvenes revolucionarios del mundo.
La relación del revolucionario del pais sudamericano con el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, fue calificada por varios asistentes al homenaje como «de amor infinito entre un hijo y su padre».
En el acto conmemorativo por el natalicio 70 del comandante bolivariano estaban presentes también el intelectual y presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto, el viceministro de Cultura Fernando Jacomino, entre otras personalidades, embajadores y representantes del cuerpo diplomático acreditado en la Habana.
Chávez y Fidel, absueltos por la historia
Cubadebate
Hugo Chávez Frías, cumpliría 70 años este 28 de julio. Fidel Castro lo describió como “el mejor amigo que haya tenido el pueblo cubano”. La relación entre ambos líderes se caracterizó por una conexión profunda y sin precedentes, marcada por la empatía, la solidaridad y la colaboración en momentos claves de la historia latinoamericana.
Su amistad se convirtió en un símbolo de unidad y hermandad entre Venezuela y Cuba, inspirando a muchos con su ejemplo de cooperación y apoyo mutuo.
Su primer encuentro fue aquel inolvidable 13 de diciembre de 1994, cuando el Comandante Hugo Chávez llegó a Cuba y se encontró con la grata sorpresa de ver a Fidel esperándolo al pie de la escalera del avión para recibirlo con un cálido abrazo.
Al día siguiente, Chávez impartió una conferencia en la Universidad de La Habana, donde expresó con fervor sus ideas y planes de cambio para Venezuela. Sobre aquel viaje dijo: “Fue mi primera visita física a Cuba, ya que en sueños, los jóvenes latinoamericanos hemos venido muchas veces”.
Incontables momentos vivieron juntos después de aquél histórico encuentro. Aquella amistad era única, familiar, tanta era la camaradería que Chávez en una ocasión recordó cómo fue que le tiró piedras a Fidel para llamar su atención:
“¿Tú sabes ese cuento? Yo le tiré piedras a Fidel, duro, ¿verdad?, porque no quería dejar de hablar. El sol se ocultaba. El presidente Fernando Henrique y yo teníamos que ir a Boa Vista en helicóptero. Y Fidel habla que habla. Estaba dando una clase de la soya y de la vaca mecánica, aquella que Brasil le mandó una vez a Cuba, que no sé cuántos litros de soya producía. Bueno, él estaba dando una clase, una señora clase. Pero es que el tiempo no daba, y yo empiezo a tirarle piedritas. ¡Paqui!, le pegaba. Hasta que le pegué en un tobillo y le dolió, porque dejó de hablar. Estaba cumpliendo años Fidel ese día, setenta y cinco años. Fue un 13 de agosto”.
También Fidel le brindaría su apoyo en los momentos de incertidumbre qué vivió el comandante bolivariano. En una oportunidad, Chávez explicó:
“A veces uno aguanta calla'o, pero hay momentos que no aguanta más. Por casualidad, Fidel se enteró de que yo estaba en un chinchorro, echa'o, como decimos en el llano. Creo que andaba también enfermo un poco del alma, después del golpe y todos aquellos largos días de mucha tensión. Hay un momento en el cual yo enfermé, ¡pum!, un día, dos días, tres días, y Fidel mandó uno de sus médicos que tiene con él muchos años, y otro grupo más. Les dijo: “Ustedes no se vienen de allá hasta que Chávez no se pare del chinchorro ese que tiene guindado”. Y llegaron: “Que tenemos una orden, no nos vamos de aquí hasta que usted...” Bueno, me levanté a los pocos días.”
Otra anécdota contada por Chávez que ilustra cómo Fidel estaba tan atento a los detalles que incluso notó cuando estaba experimentando molestias en una muela durante un Aló Presidente. A pesar de que Chávez intentaba ocultar su malestar, Fidel se dio cuenta de que algo no estaba bien y tomó medidas para averiguar qué le sucedía:
“Fidel seguro nos está viendo. Fidel no nos pela. Fidel nos observa tanto que el año pasado tuve un problemita en una muela, por aquí. Pero ustedes saben que yo no puedo pararme. A veces ustedes me ven aquí sentado y no saben las procesiones que uno carga por dentro. Pero tengo que estar siempre aquí y siempre con ustedes, hasta que Dios quiera. Entonces yo andaba con un dolor, una molestia que duró como una semana. Fidel se dio cuenta y preguntó allá: “¿Qué le pasa a Chávez?”. “¿Qué le pasa a Chávez que anda con una risa rara?”. Y mandó a buscar fotos y un video. “Algo le pasa a Chávez”. Bueno, llamó para acá y como aquí está Barrio Adentro. “¿Qué?, explíquenme”. Por fin le explicaron que es una muela, que no aguanta la muela, que no sé qué más. Allá está Fidel”.
Para el líder de la Revolución cubana, Chávez era “un verdadero revolucionario, pensador profundo, sincero, valiente e incansable trabajador” y también sería absuelto por la historia. Para Chávez aquella premonición tuvo un gran significado, emocionado rememoró en una ocasión:
“Tú dijiste en el discurso del 26 de julio, precisamente comentando que nos acusan a ti y a mí de desestabilizar el continente, de andar haciendo travesuras, nos condenan. Rememorando tu discurso, tu defensa, dijiste: “Si el presidente Chávez lo aprueba, respondo”. Y afirmaste: “No importa, condenadnos, ¡la historia nos absolverá!”. Yo quiero, a nombre de todo el pueblo venezolano, y desde mi alma, decirte que me honras con todo eso. Pero al mismo tiempo, decirte que, tú, Fidel, dijiste aquello cuando yo no había nacido. Ahora tú me has incorporado. Como hacía aquel personaje de la novela de García Márquez, “Cien años de soledad”, José Arcadio Buendía: inventó la máquina del tiempo inventó un rayo como un arma de guerra y fundó Macondo. Bueno, tú inventaste la máquina del tiempo y me metiste a mí, cuando yo no había nacido. Pero más que eso debo decir lo siguiente, en justicia, aunque tú lo apruebes o no lo apruebes. Tú dijiste eso hace cincuenta y dos años, ve, yo tengo cincuenta y uno. ¡Ajá! Estaba preñada mi mamá cuando tú dijiste eso.
Fidel Castro tuvo razón hace cincuenta y dos años. Fidel Castro ya ha sido absuelto por la historia, ¡pero yo no! ¡Ojalá, Dios quiera! Ojalá pudiera sentir algún día que he sido merecedor de esa frase de Fidel Castro, y como humilde soldado que es lo que soy en esencia. Por eso me traje mi uniforme de campaña, para compartir este día contigo, porque este es un día de esencias, y yo, en esencia, lo que soy es un soldado. Ojalá que este humilde soldado, campesino que soy, algún día pueda ser absuelto por la historia, por los pueblos, estar a la altura de la esperanza y del amor de un pueblo.”
Pero Fidel no sé equivocó el carisma y estilo en el liderazgo de Chávez lo convirtieron en una figura que haría historia en Venezuela y en la región, ganándose el apoyo y el cariño de los pueblos.
Durante su presidencia, implementó programas sociales que beneficiaron a los sectores más desfavorecidos de la sociedad venezolana, proporcionando acceso a la educación, la salud y otros servicios básicos. Fue tan querido que aún cuesta creer que no está entre nosotros. Chávez, como Fidel, también fue absuelto por la historia.
Referencias:
- Reflexión de Fidel Castro: “Perdimos nuestro mejor amigo”, 11 de marzo de 2013
- Reflexión de Fidel Castro: “La revolución bolivariana y la paz”, 18 de noviembre de 2009
- Libro Cuentos del Arañero, de los periodistas cubanos Orlando Oramas y Jorge Legañoa, publicado en 2012
De Sabaneta a Miraflores, Chávez se lleva en el alma
Este domingo se cumplen 70 años del natalicio de Chávez, quien «transformó su sueño de ser beisbolista para convertirse en soldado de la Patria»
Laura Mercedes Giráldez, enviada especial
Granma
Chávez es conductor de su pueblo y de un continente, líder de la rebelión que les devolvió la esperanza a los hijos de la tierra de El Libertador. Foto: Reuters
Barinas, Venezuela.–De madrugada, a las dos, se escuchó en Sabaneta de Barinas el llanto de un recién nacido, el de Hugo Rafael Chávez Frías. Era el 28 de julio de 1954 y la América –desde el río Bravo hasta la Patagonia– se estremeció.
«Era una casa de palma, de pared de tierra, de alerones de muchos pájaros que andaban volando por todas partes». Así describiría su vivienda natal, muchos años después, aquel niño llanero que luego sería paladín de su pueblo.
El lujo nunca le fue cercano. Su infancia, desde los ocho hasta los 12 años, la vivió en otra casita modesta, en la cuadra de enfrente. Allí, junto a su abuela Mama Rosa y su hermano Adán, preparaba una receta exquisita de arañas de dulce de lechosa.
«Mi abuela hacía dulces, vendíamos arañas, tabletas, majarete, dulce de coco y frutas. Vendíamos muchas frutas porque el patio donde yo fui un niño feliz era un patio lleno de árboles frutales de todo tipo, y de eso vivíamos», escribió Chávez en sus Cuentos de arañero.
Muchos años después, en la sombra del zaguán de ese hogar, Telma Torres se pierde en el recuerdo del enamorado que todos los días le apartaba de regalo un dulce de lechosa. «Desde muy pequeño él las vendía en una botella blanca de vidrio, bocona.
«Ahí la abuela Rosa metía 20 arañas para que las vendiera en el Julián Pino, donde estudiábamos. Él ponía la botella en una esquina y se iba a jugar pelota, pero ¡siempre había una araña para mí!
«Era un muchacho creativo, buen estudiante», insiste quien le acompañó en la infancia y adolescencia como una de sus amistades más cercanas. «Ni cuando fue presidente dejó de ser Hugo –asegura–. Sin embargo, sabíamos que ya no era nuestro, sino del pueblo».
Esa otra casa donde vivió el líder conserva la distribución espacial de la tradición del pueblo llanero venezolano. Atesora la platera típica de la época y la cocina de kerosene en la que quizá nació esa famosa repostería de la familia Chávez.
Reposan, además, un guante de beisbol, una pelota y otros juguetes, las humildes alpargatas del niño curioso, un radio con las marcas de los años, libros, la mesa en la que la abuela le enseñó las primeras letras a sus nietos… y muchas, muchas fotografías que hacen de la edificación, un viaje en el tiempo.
En el patio, donde nació el sueño de la patria libre, su amigo Marcos González, Rayo, recorre en la memoria los años cuando «el carajito jocoso, echador de bromas», despuntaba como líder entre los demás jóvenes. Estuvieron codo a codo en cada juego, dificultad y despertar ante las penurias de la gente.
Él pensó más allá de su infancia feliz y «transformó su sueño de ser beisbolista para convertirse en soldado de la Patria». Por eso, asegura, «Chávez se lleva en el alma».
Aquella casita de paredes de palma y barro, techo de pajas y piso de tierra, se convirtió en el Centro de Educación Inicial Mama Rosa, para, como su habitante más eximio, servir al pueblo.
Mientras tanto, el hogar que lo acogió después es un museo que ostenta la condición de Patrimonio Histórico, en la categoría de Bien Cultural de la Nación.
Alfredo Aldana, otro de sus amigos, cuando piensa en el Comandante bolivariano siempre da fe de que su vida estuvo marcada por la providencia. «Hugo era el niño al que se recostaban los demás, porque era inteligente y parecía que venía alumbrado.
«Él nos despertó y hoy son muchos los Chávez que caminamos por Sabaneta de Barinas y por Venezuela».
Ciertamente, en aquel julio sobrecogedor, hace siete décadas nació el hombre que reubicó los paradigmas en su pueblo y en su continente, que tomó las riendas de un país sumido en la injusticia y llegó al Palacio de Miraflores para convertirse en bitácora de uno de los procesos sociales más radicales del mundo.