Angelo d'Orsi Ex profesor titular de Historia del Pensamiento Político - Universidad de Turín (Italia). Actualmente profesor contratado en la Universidad Politécnica de Turín. Conferenciante, historiador, periodista, escritor, conferenciante y comentarista político. Autor de más de 50 libros, muchos de ellos traducidos a varios idiomas, profesor visitante en diversas universidades de Europa y América Latina.
Tomado de Cubadebate
Entre las muchas injusticias flagrantes de las que somos testigos, cada vez más angustiados, conmocionados por las noticias que nos llegan de Gaza y los Territorios Ocupados, Ucrania, Sudán del Sur, y así de guerra en guerra, no debemos olvidar una que dura ya más de seis décadas, el bloqueo de Cuba, “el bloqueo”. Una medida tan feroz como inicua, decidida unilateralmente por Estados Unidos, que no puede tolerar la existencia de un Estado socialista en “su continente” desde su creación en 1959: Estados Unidos nunca ha abandonado la loca esperanza de devolver Cuba, “la perla del Caribe”, a su “patio trasero” particular. El bloqueo ha matado de hambre a millones de cubanos, ha empobrecido la isla, ha provocado la muerte de niños y ancianos por la escasez de medicinas y alimentos, ha causado gravísimos daños a la economía cubana y problemas casi insalvables para el funcionamiento de la maquinaria estatal.
Por si fuera poco, sobre la base de una grotesca lista elaborada por la CIA, y de nuevo aprobada y difundida unilateralmente por la administración norteamericana, Cuba ha sido incluida en la lista de “estados que apoyan el terrorismo”. EE.UU. se comporta, incluso en los cambios radicales de los escenarios mundiales, como una entidad que tiene derecho a administrar justicia globalmente, a discriminar entre 'buenos' y 'malos', como un juez autoproclamado, que es al mismo tiempo el sheriff del mundo.
Cuba es un Estado libre y tiene derecho a ser tratado como cualquier otro. El pueblo cubano tiene derecho a vivir, a viajar, a comerciar, a ejercer plenamente todas las prerrogativas de que gozan los ciudadanos del resto del mundo. Hay que presionar, hay que movilizarse para exigir el fin completo del “bloqueo”, y la eliminación de la lista de “Estados canallas”, de Estados que organizan, ayudan, promueven el terrorismo. Y en esa lista, preguntémonos ¿por qué falta el principal Estado terrorista sobre la faz de la tierra, es decir, Israel? Es más, dado que es precisamente EEUU quien protege a Israel, dado que es EEUU quien libra guerras ilegales, quien lleva a cabo acciones clandestinas o a veces manifiestas destinadas a derrocar gobiernos legítimos (el caso del “Euromaidán” de 2014 en Ucrania es emblemático), deberíamos incluir a EEUU en esa infame lista. Así que debemos esforzarnos no sólo para que Cuba sea eliminada de la lista, sino para eliminar la lista misma.
Mientras tanto, cada uno de nosotros, como pueda, ayude a la economía cubana: yendo como turistas a la isla, comprando sus productos, defendiendo los derechos de su pueblo, el primero de los cuales es vivir en paz, y no estar sometido a un cruel régimen de privaciones que empobrece a una sociedad que podría ser próspera. Retomemos y relancemos este llamamiento.
Sabemos cómo ha resistido ese pueblo todos estos años, con increíble valor y entereza, y sabemos que seguirá resistiendo, pero ayudémosle, tanto con la campaña de propaganda que haga que se levante el bloqueo y se elimine a esa nación de la lista de “malos”, como con ayuda concreta. Hagamos sentir toda nuestra solidaridad: Cuba, al igual que Palestina, no está sola. Todos los hombres y mujeres de buena voluntad, todas las personas honestas y libres, debemos luchar por la vida y la libertad de una, como de la otra.
¡VIVA CUBA!
(Turín, 21 de agosto de 2024)
