Cubainformación.- El Casal Popular La Revolta del municipio de Palau-solità i Plegamans, albergará, el 17 de noviembre, un cinefórum con el documental "Tarará, la historia de Chernobil en Cuba", sobre la gesta solidaria del pueblo cubano con los niños y niñas que fueron víctimas de la catástrofe de Chernobyl. La presentación corre a cargo de la organización internacionalista catalana Ítaca, en colaboración con la entidad Defensem Cuba y contará con la participación de la Asociación de Cubanos en Catalunya José Martí.
Palau-solità i Plegamans es un municipio catalán situado en la comarca del Vallés Occidental, en la provincia de Barcelona.
“Tarará, la historia de Chernobil en Cuba”
“Tarará, la historia de Chernobil en Cuba” nos acerca a la desconocida historia de la solidaridad médica de Cuba con las niñas y niños del Este de Europa, principalmente de Ucrania.
Alexandr y Vladimir, dos niños ucranianos que sufrieron radiaciones por la explosión de la central nuclear de Chernóbil, viajan miles de kilómetros de su hogar para sanarse. Llegan a la ciudad de Tarará en Cuba junto a 26.000 niñas y niños afectados por la radiación, donde, a pesar de su delicada situación económica, se organizó un programa integral de recuperación para las víctimas desde el año 1990 hasta el 2011.
A través del relato de los protagonistas de este programa inédito de atención médica creado por Cuba para los afectados del accidente de Chernóbil, se reconstruye una historia solidaria y apasionante que no dejará a nadie indiferente.
Es una película de amor. De amor al prójimo, al que necesita ayuda. Así define el realizador argentino Ernesto Fontan a su ópera prima documental "Tarará. La Historia de Chernobil en Cuba".
Fontan aparece en la escena cinematográfica con este material fílmico conmovedor que ha sido declarado de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura argentino y el cubano.
Fueron miles los cubanos involucrados en el programa, y sumaron más de 25.457 personas, de ellos 21.378 niños, los que recibieron atención médica especializada.
Cuba puso las instituciones de Salud a su servicio, se atendieron más de 300 niños con enfermedades hematológicas, fundamentalmente leucemia, 136 con diferentes tumores, y se realizaron 14 operaciones complejas del corazón, dos trasplantes de riñón, seis de médula ósea, entre otros muchos tratamientos.
Todo se hizo gratuitamente, como expresión de amor y solidaridad.
“La solidaridad no es dar lo que sobra, si no compartir lo poco que se tiene”.
Fontán recrea en su obra, de poco más de una hora, cómo desde una pequeña isla las y los cubanos en trabajo voluntario, acomodaron y alistaron lo que otrora era el campamento de pioneros José Martí para convertirlo en el hospital pediátrico Tarará, y el 29 de marzo de 1990 en un vuelo de Cubana de Aviación llegaron los primeros niños y niñas.